miércoles, 28 de enero de 2015

GRECIA

El líder de Syriza quiere que Alemania pague por los crímenes de guerra nazis

Publicado: 27 ene 2015 11:24 GMT | Última actualización: 27 ene 2015 11:24 GMT - RT

Alexis Tsipras
REUTERS / Alkis Konstantinidis
Alexis Tsipras, que ha realizado una simbólica visita al monumento de las víctimas de la matanza de Kaisariani en su primer acto como primer ministro, pide que Alemania pague por los crímenes de guerra nazis. 
En su primer acto oficial como primer ministro griego, el líder de Syriza Alexis Tsipras ha visitado el monumento a las víctimas de la matanza de Kaisariani en Atenas, erigido en el lugar donde en 1944 los soldados nazis ejecutaron a 200 activistas políticos helenos en represalia por la muerte de un general alemán en un ataque de la guerrilla.
Durante más de un año, Syriza ha hecho campaña para instar abiertamente a Alemania a que pague por los crímenes nazis cometidos en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. "Vamos a exigir una reducción de la deuda y el dinero que Alemania nos debe de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo las reparaciones", afirmó hace unos meses Tsipras, informa 'The Washington Post'.
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Un estudio de 2013 realizado por el anterior Gobierno griego estima que Alemania debe a Grecia 200.000 millones de dólares por los daños ocasionados durante la ocupación nazi, el coste de la reconstrucción de las infraestructuras así como los préstamos que las autoridades germanas de la época obligaron a pagar a Grecia entre 1942 y 1944. Otro estudio eleva la cifra a los 677.000 millones de dólares.
"Desde un punto de vista moral, Alemania debe pagar estas indemnizaciones y el 'préstamo de guerra' que obtuvieron durante su ocupación", afirma Gabriele Zimmer, eurodiputada alemana del partido Die Linke.


Un economista antiausteridad es el nuevo ministro de Finanzas griego

El profesor de Economía Yanis Varufakis será uno de los encargados de renegociar la deuda con la Troika. El nuevo Gobierno griego de Alexis Tsipras tiene diez ministros, ninguno de ellos mujer. El número dos del Ejecutivo es el veterano dirigente izquierdas Yannis Dragasakis

El nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, con el flamante primer ministro Alexis Tsipras. REUTERS/E.P.
El nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, con el flamante primer ministro Alexis Tsipras. REUTERS/E.P.
Lefteris Papadimas / REUTERS
ATENAS.-El profesor de Economía Yanis Varufakis confirmó el martes que es el nuevo ministro de Finanzas de Grecia, con la promesa de desafiar las políticas impuestas de austeridad y buscar soluciones que favorezcan a todos los europeos y no sólo los griegos.

El nombramiento de Varufakis para la importante cartera de Finanzas indica la intención del flamante primer ministro, Alexis Tsipras, y de su partido Syriza de adoptar una línea dura contra los negociadores de la UE, el BCE y el FMI, la llamada Troika, acreedores del país, y revertir cuatro años de duras políticas económicas. Tras dos años de espera Tsipras y Syriza llegaron al poder en las elecciones anticipadas del domingo en un contexto de enfado popular contra una austeridad auspiciada por Alemania que ha hecho subir la pobreza y ha empujado el desempleo por encima del 25%.

Varufakis, de nacionalidad griega y australiana, fue desde 2004 a 2006 asesor económico en el Gobierno de Yorgos Papandreu (Pasok), con cuyas políticas fue después muy crítico después. El nuevo minsitro de Finanzas, una de las tres grandes carteras del nuevo Ejecutivo heleno, es un famoso analista económico, conocido por ser autor de varios libros sobre teoría económica y por colaborar como experto en varios medios de comunicación.
Varoufakis ha calificado los rescates en la UE de "tortura fiscal" que corre el riesgo de convertir a Europa en una "casa de trabajo para pobres de la época victoriana".
Crítico desde hace tiempo de la gestión de la crisis de la zona euro de Europa, Varufakis ha cargado contra los rescates de países en apuros de la zona euro calificándolos de "tortura fiscal" que corre el riesgo de convertir a Europa en una "casa de trabajo para pobres de la época victoriana".

En entrevistas la semana pasada, Varufakis dijo que el nuevo gabinete se pondría rápidamente a trabajar en la implementación de las promesas de campaña para poner fin a lo que Syriza llama una "crisis humanitaria" en Grecia, luchar contra la corrupción y la burocracia. El Gobierno encabezado por Syriza presentaría de inmediato una serie de proyectos de ley para luchar contra el "triángulo de la corrupción" compuesto por los medios de comunicación, bancos, constructores y proveedores del Estado, dijo al periódico Ta Nea.

En declaraciones a la radio irlandesa el martes Varufakis también dijo que planeaba negociar una solución con los acreedores, diciendo que ya había tenido una charla "alentadora e inspiradora" con el jefe de los ministros de Finanzas de la zona euro, Jeroen Dijsselbloem. "No se equivoquen: lo que comienza hoy es un proceso de deliberación con nuestros socios europeos", dijo.
"No voy a entrar en el Eurogrupo a buscar una solución que sea buena para el contribuyente griego y mala para los  eslovacos, alemanes, irlandeses, franceses e italianos"
"Como próximo ministro de Finanzas, les puedo asegurar que yo no voy a entrar en el Eurogrupo a buscar una solución que sea buena para el contribuyente griego y mala para los contribuyentes eslovacos, alemanes, irlandeses, franceses e italianos".

En una nueva señal de los desafíos a los que se enfrentará el gobierno de Tsipras, la agencia calificadora Moody advirtió de que la incertidumbre generada por la victoria de Syriza era negativa para la calificación crediticia del país. Los críticos dicen que será difícil que Tsipras cumpla sus promesas de campaña sin agotar las arcas del Estado. Grecia está pendiente de recibir más de 7.000 millones de euros en créditos, aunque la entrega es incierta tras la victoria de Tsipras.
Nuevo Gabinete

El nuevo Gobierno griego de Alexis Tsipras es más pequeño y más centralizado que hasta ahora, con la fusión de varios ministerios, y en el que no figura ninguna mujer.  Tres de los diez ministerios centrados en desarrollar las políticas económico-financieras del país.

En el nuevo Ejecutivo destaca el nombramiento como viceprimer ministro del economista Yannis Dragasakis, un veterano dirigente de la izquierda griega, quien tendrá como cometido supervisar al resto de ministros. Dragasakis pertenecía al Partido Comunista griego hasta 1991, cuando se unió a Synaspismos, formación que luego desembocó en Syriza, y llegó a ser viceministro en el Gobierno de transición de Xenofón Zolotas.

Otro gran pilar de la coalición es Yorgos Stathakis, quien dirige a partir de ahora uno de los cuatro superministerios creado por este Gobierno. Su cartera se llama de Economía, Infraestructura, Marina y Turismo, y abarca Fomento, Competitividad, Marina y Egeo, Turismo, Infraestructura, Transporte y Redes. Stathakis tiene una larga experiencia como profesor universitario y director de varios centros de investigación estatales y  es uno de los responsable del programa económico del partido izquierdista.
La derecha, en Defensa

El líder del partido derechista Griegos Independientes (los socios de gobierno de Syriza), Panos Kammenos, ha sido nombrado ministro de Defensa.  El nuevo jefe de la diplomacia será Nikos Kotzias, mientras que Panayiotis Kouroublis, que es ciego, se encargará de la cartera de Salud y Nikos Paraskevopoulos será el nuevo titular de Justicia. Panos Skourletis será el titular de Trabajo.

Nikos Pappas 
ha sido nombrado ministro de Estado, un papel similar al de jefe de gabinete. Es uno de los colaboradores más cercanos de Tsipras y cuya labor sería la de coordinar los esfuezos del Ejecutivo.

Por su parte, Gabriel Sakellaridis será el portavoz del Ejecutivo, mientras que Zoe Constantopoulou será la presidenta del Parlamento.




Joseph Stiglitz muestra que una suspensión del pago de la deuda puede beneficiar a un país y a su población

por Éric Toussaint
CADTM 
Desde que la Unión Europea fue duramente golpeada por la crisis de la deuda y que varios países se sienten ahogados por sus acreedores, la perspectiva de una cesación de pagos aparece en el horizonte. Una mayoría de economistas de derecha y de izquierda considera que se debe evitar el no pago de la deuda. La Troika otorgó créditos por la vía urgente a Grecia (mayo de 2010), a Irlanda (noviembre de 2010), a Portugal (mayo de 2011) y a Chipre (marzo de 2013) bajo el pretexto de evitar una cesación de pagos que habría tenido, dicen, efectos catastróficos para las poblaciones de esos países. Sin embargo, encontramos en varias investigaciones económicas sólidos argumentos a favor de la decisión de suspender el pago de la deuda. Además, actualmente, es difícil negar que las condiciones que acompañaban a esos créditos, así como el aumento de la deuda, afectaron en forma dramática a esos pueblos, comenzando por el griego. Es el momento de comprender que una suspensión del pago de la deuda puede constituir una elección justificada.
Joseph Stiglitz, premio del Banco de Suecia en economía en memoria de Alfred Nobel en 2001, presidente del consejo de economistas del presidente Bill Clinton de 1995 a 1997, economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial de 1997 a 2000, aporta serios argumentos a aquéllos que abogan por la suspensión del reembolso de las deudas públicas. En un libro colectivo [1]publicado en 2010 por la universidad de Oxford, Stiglitz afirma que Rusia en 1998 y Argentina durante los años 2000 ofrecieron la prueba de que una suspensión unilateral del reembolso de la deuda puede ser benéfica para los países que tomaran esa decisión: «Tanto la teoría como la práctica sugieren que la amenaza del cierre del grifo del crédito probablemente haya sido exagerada» (p. 48).
Cuando un país consigue imponer una reducción de la deuda a sus acreedores y redirecciona esos fondos, destinados anteriormente a ese reembolso, hacia la financiación de una política fiscal expansionista, eso produce resultados positivos: «En ese escenario, el número de empresas locales que quiebran disminuye porque los tipos de interés locales son más bajos que si el país hubiera continuado pagando su deuda [2] , y al mismo tiempo porque la situación económica general del país mejora. Puesto que la economía se refuerza, la recaudación de impuestos aumenta lo que mejora el margen presupuestario del gobierno. […] Todo eso significa que la posición financiera del gobierno se refuerza, haciendo más probable (y no menos) que los prestamistas quieran de nuevo concederle préstamos.» (p. 48). Y agrega: «Empíricamente, hay muy pocas pruebas que acrediten la idea de que una cesación de pagos conlleve un largo período de exclusión del acceso a los mercados financieros. Rusia pudo pedir prestado de nuevo en los mercados financieros dos años después de su cesación de pagos que había sido decretada unilateralmente, sin una consulta previa a los acreedores. […] Por lejos, en la práctica, la amenaza de ver el grifo del crédito cerrado no es real.» (p. 49).
Según Joseph Stiglitz algunos piensan que uno de los papeles centrales del FMI es de imponer el precio el más elevado posible a los países que quisieran declarase en cesión de pagos. Muchos países actúan como si se creyeran esta amenaza. Stiglitz considera que han errado el camino: «El hecho de que Argentina haya salido tan bien de su cesación de pagos, incluso sin el apoyo del FMI (o precisamente porque no tuvo el apoyo del FMI), puede conducir a un cambio en esta creencia.» (p.49). 
Joseph Stiglitz también cuestiona claramente a los banqueros y otros prestamistas que concedieron créditos masivamente sin verificar seriamente la solvencia de los países prestatarios o, aun peor, que prestaron sabiendo perfectamente que el riesgo de cesación de pagos era muy fuerte. Agrega que ya que los prestamistas exigen a algunos países tipos elevados en virtud de los riegos que deben asumir, es totalmente normal que tengan que afrontar pérdidas debidas a una abolición de la deuda. Estos prestamistas sólo tenían que utilizar los intereses elevados que perciben como provisión para posibles pérdidas. También denuncia los préstamos «depredadores» concedidos a la ligera por los banqueros a los países deudores (p. 55).
En resumen, Stiglitz aboga por que los prestamistas asumen los riesgos de sus acciones (p.61). Al final de su contribución, considera que los países que entran en la vía de la cesación de pagos o de la renegociación para obtener una reducción de la deuda deberían imponer un control temporal de cambios y/o tasas para disuadir la salida de capitales (p.60). Retoma la doctrina de la deuda odiosa por su cuenta y afirma que ese tipo de deuda debe ser anulado (p.61). [3] 
En un artículo publicado por el Journal of Development Economics [4] titulado «The elusive costs of sovereign defaults», Eduardo Levy Yeyati y Ugo Panizza, dos economistas que trabajaron para el Banco Interamericano de Desarrollo presentan los resultados de sus minuciosas investigaciones sobre las cesaciones de pago correspondientes a unos cuarenta países. Una de sus conclusiones es la siguiente: «Los períodos de cesación de pagos marcan el comienzo de la recuperación económica». [5] No se puede explicar mejor.

[1] Herman, Barry; Ocampo, José Antonio; Spiegel, Shari, 2010, Overcoming Developing Country Debt Crises, OUP Oxford, Oxford, ISBN: 9780191573699 
[2] En efecto, una de las condiciones del FMI cunado va a ayudar a un país al borde de la cesación de pagos es aumentar los tipos de interés locales. Si un país escapa a las condiciones fijadas por el FMI, podría, por el contrario, bajar los tipos de interés con el fin de evitar lo máximo posible la quiebra de empresas.
[3] Joseph Stiglitz defendió esta posición en numerosas ocasiones en el curso de los últimos diez años. Véase especialmente su libro El malestar en la globalización, Taurus ediciones, Madrid, 2003
[4] Journal of Development Economics 94 (2011), p. 95-105 
[5] Default episodes mark the beginning of the economic recovery”. 
Fuente: http://cadtm.org/Joseph-Stiglitz-montre-qu-une



Presidente de Bolivia conversó con Tsipras y anuncia visita oficial a Grecia

Por: Agencia Boliviana de Información ABI | Martes, 27/01/2015 06:50 AM |Aporrea


La paz, enero 27 - El presidente Evo Morales felicitó el lunes al líder del partido izquierdista radical Siryza, Alex Tsipras, que ganó las elecciones en Grecia, y anunció una visita oficial a ese país para afianzar las relaciones bilaterales, anunciaron fuentes oficiales.

"El presidente Evo Morales se ha comunicado con el líder Alex Tsipras de Grecia del partido Siryza y le ha manifestado su felicidad y contento por esa victoria contundente que ha tenido en vísperas en Grecia", explicó en conferencia de prensa la ministra de Comunicación, Marianela Paco.

Explicó que Morales considera que el triunfo de la izquierda en Grecia significa que "hay una luz de esperanza en Europa".

Mientras Tsipras manifestó su gratitud por el apoyo del Gobierno y del pueblo boliviano, complementó Paco.

"En ese sentido, ambos líderes han manifestado sentimientos mutuos de hermandad de ambos pueblos entre Grecia y Bolivia y han coincidido en realizar visitas oficiales a ambos países para trabajar en un hermanamiento entre pueblos y continentes", refrendó.

Dijo que Tsipras también evidenció su "amistad incondicional" para Bolivia que es gobernada desde 2006 por Morales.

La victoria de Syriza representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ¡basta! a la intransigente aplicación de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperación de la autoestima nacional, actualmente bajo mínimos, según medios griegos.


- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -

El ascenso al poder de la izquierda griega: un llamado al cambio paneuropeo

por Antonios Broumas

ALAI AMLATINA, 26/01/2015.-

Bienvenidos a Grecia

Es la primera vez desde la revolución española de 1936 que un partido de izquierda gana las elecciones en Europa.  En las elecciones nacionales de este fin de semana en Grecia el izquierdista SYRIZA ganó 149 de los 300 escaños y formará un gobierno de coalición en los próximos días para gobernar el país.  Después de siete años de abusos neoliberales, el pueblo griego derrocó al régimen bipartidista que ha gobernado el país durante los últimos 40 años con resultados socialmente catastróficos.

El partido de la derecha populista Nueva Democracia (ND) obtuvo un 27,8% y el ex socialista PASOK, ahora convertido en neoliberal, recibió un insignificante 4,6% de los votos.  SYRIZA ha aumentado su base electoral en un 10% desde las elecciones de 2012, mediante la acumulación de los votos de los sectores populares y la clase media baja, que ha sido violentamente proletarizada.

Cambio de rumbo para toda una sociedad

SYRIZA es el resultado de una colaboración de 15 años entre los grupos políticos divergentes dentro de la fragmentada izquierda griega, que comenzó en los tiempos del movimiento altermundialista.  Pasó del 4% al 27% en las elecciones de 2012, cuando logró representar la dinámica social de los movimientos sociales masivos, que en ese momento sacudieron el país y derrocaron al anterior gobierno del PASOK.

Como los movimientos no lograron ofrecer alternativas tangibles y el siguiente gobierno de coalición entre ND y PASOK impulsó con mayor fuerza la reestructuración neoliberal y su agenda política de extrema derecha, los estratos oprimidos de la sociedad griega renovaron sus esperanzas en la política representativa.  En este contexto, SYRIZA ganó las elecciones de ayer por haber forjado una alianza social en torno a dos propuestas específicas: (i) un plan de salvación social para paliar las consecuencias de la ofensiva neoliberal en las clases más bajas, y (ii) un plan para renegociar la deuda pública griega con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, con el fin de que sea sostenible.

Si bien este programa político moderado no suena izquierdista, de hecho constituye un cambio de rumbo radical respecto a la ortodoxia neoliberal que se ha consolidado en la UE y las instituciones globales, lo que da esperanzas no sólo para Grecia sino también para cambios de poder más amplios en la Unión Europea.

Una oleada de poder popular


Por extraño que parezca, el ascenso de SYRIZA al poder es el resultado de dos años de reflujo de los movimientos sociales griegos.  Sin embargo, estas elecciones podrían constituir la chispa que encienda una nueva y más fuerte ronda de luchas sociales en Grecia y más allá.  El poder de la representación para desmovilizar al electorado y estabilizar el sistema político ha ido perdiendo terreno.  Los pobres han votado a favor de SYRIZA con el fin de poder respirar, pero las aspiraciones más profundas de libertad, justicia social y democracia radical son muy elevadas.  La juventud, el precarizado y los sin-trabajo constituyen grupos sociales grandes y dinámicos que no se contentarán con una política socialdemócrata moderada.  Después de muchos años de dominación y de acumulación de poder en los movimientos, la militancia de base ahora está lo suficientemente madura como para arrebatar centímetro por centímetro el terreno al Estado y a la oligarquía griega y para dar la batalla desde mejores posiciones.  No cabe duda que el antagonismo social se intensificará en Grecia, con buenos motivos.

El llamado de Atenas resuena 

El incremento del poder popular desde abajo en Grecia resulta más oportuno que nunca, pero además, su llamado resuena en gran parte de Europa.  Aparte de PODEMOS, España es un crisol de alternativas de base y de la experimentación de los movimientos con la política representativa.  La politización de la base social también da lugar a fuertes partidos de izquierda o de la izquierda populista, en Irlanda, Escocia y Europa del Este.  La movilización social en Italia y Francia rejuvenece.

Los movimientos europeos están más interconectados que nunca.  Además, los pueblos de la periferia europea se enfrentan a condiciones sociales similares, debido a años de austeridad y saqueo neoliberal.  La noticia de la victoria de la izquierda griega reanima su esperanza de cambios radicales en sus propios países.  Si la élite neoliberal europea intenta aplastar a Grecia con medidas de austeridad de línea dura, la guerra volverá a casa.  Una Europa alternativa, más allá de las estructuras neoliberales existentes de la Unión Europea, sí es posible.  Su futuro recae en nuestras manos. (Traducción ALAI)

- Antonios Broumas es abogado e investigador griego sobre la interacción entre el derecho, la tecnología y la sociedad.  Participa en movimientos sociales que promueven la autonomía social y los bienes comunes globales.

URL de este artículo: http://alainet.org/active/80367




2015 - Se acumulan los nubarrones de tormenta



por Alan Woods 
viernes, 23 de enero de 2015

Mientras despedían con bailes el Viejo Año y daban la bienvenida al Nuevo con cantidades copiosas del mejor champán, como es su costumbre; los burgueses, desde Nueva York hasta Londres, deben haber sentido un brillo reconfortante de confianza. Cinco años después de la catástrofe de 2008, ¿no están todavía firmemente al mando del timón? Los temores iniciales de que la crisis debía conducir a un terrible apocalipsis social y político se han disipado. El capitalismo está vivo y coleando. Los beneficios están fluyendo alegremente y los ricos son cada vez más ricos. En resumen, todo va bien en el mejor de los mundos capitalistas.

Todo esto nos recuerda el ambiente de falsa confianza que debe haber existido en el salón de baile del Titanic justo antes de que alguien en la cubierta apreciara la tenue silueta de un iceberg. Al pasar por encima de este alegre carnaval de hacer dinero, los que tienen ojos para ver ya podrían detectar los nubarrones de tormenta. Hace doce meses, los economistas predecían que 2014 sería el año de la recuperación. Un año más tarde nadie mantiene seriamente esa vana ilusión. La economía mundial se encuentra en el mejor de los casos estancada, y un número creciente de economistas están prediciendo una nueva recesión.

El marxismo explica que en última instancia la viabilidad de cualquier sistema socioeconómico está determinada por su capacidad para desarrollar las fuerzas productivas. Esa es la razón fundamental de la crisis actual. La sociedad burguesa se encuentra en un callejón sin salida del que no hay escape. Los economistas burgueses no comprenden la crisis y no tienen ninguna solución. Se trata de un caso de un ciego guiando a otro ciego.

La crisis de 2008 fue un punto de inflexión histórico. Antes de ella, los economistas y políticos coincidían en que el Estado no debería desempeñar ningún papel en la economía. Pero desde entonces, todos los grandes bancos han tenido que apoyarse en el Estado como en unas muletas. La generosidad del Estado hacia los bancos se ha transformado ahora en una tacaña mezquindad hacia el resto de la población. De repente no hay dinero para las escuelas y los hospitales, para los pobres y enfermos, las jubilaciones y las becas para los estudiantes. Pero para los parásitos ricos hay dinero sin límite.

Esta generosidad sin precedentes hacia los banqueros tenía la intención de estimular el crédito y, con él, una recuperación económica. Pero los miles de millones de generosidad pública no han conducido a una recuperación digna de ese nombre. Los banqueros se embolsaron el dinero y lo utilizaron para especular en bolsa para obtener beneficios aún mayores. La desigualdad ha crecido a niveles sin precedentes. Al igual que un gigantesco gusano parásito chupando la sangre vital de la sociedad, los ricos se hacen cada vez más ricos, mientras que millones de personas están sumidas en la pobreza y la desesperación.

La verdadera perspectiva se demostró el año pasado en un informe de la OCDE que concluía que no habría ningún crecimiento de la economía mundial durante los próximos cincuenta años. ¿Qué significa eso? Significa décadas de austeridad, recortes y ataques a los niveles de vida. Esa es una receta acabada para una explosión de la lucha de clases en todas partes. El intento de resolver la crisis a través de la flexibilización cuantitativa en los EE.UU. era una medida dictada por la desesperación. Ahora se han visto obligados a retroceder. El ejemplo de Japón es aún más elocuente. El intento del primer ministro Abe de hacer lo mismo, también ha terminado en una derrota ignominiosa. Mientras tanto, el descontento crece.

Esta crisis afecta a todos los países del mundo. La globalización se manifiesta como una crisis global del capitalismo. China se suponía que actuaba como la fuerza motriz de la recuperación. Pero el crecimiento en China se está desacelerando. Los llamados BRICs están en crisis. Brasil está en recesión; India está en crisis, como se revela en una fuerte caída en el valor de la rupia. La economía rusa se ha visto afectada por la caída del precio del petróleo (en sí misma un reflejo del estancamiento y de la caída de la demanda), agravada por las sanciones, y se enfrenta a una grave recesión.

Uno podría haber pensado que los saudíes disminuirían la producción de petróleo para apuntalar la caída del precio del crudo. Por el contrario, los saudíes continúan impulsando la producción de petróleo con el fin de destruir la rentabilidad del creciente sector de producción de petróleo en los EE.UU. a través del "fracking". Pero la caída del precio del petróleo significa un desastre para otras naciones productoras de petróleo como Irán, Irak y Venezuela.

La crisis de Europa

Hace dos años, Mario Draghi, declaró que la UE gastaría todo lo que hiciera falta para defender el euro. Pero, ¿quién tiene las sumas necesarias? Los alemanes, y los alemanes no tienen ningún deseo especial en financiar las deudas de los países del sur de Europa. El desempleo en Europa se encuentra oficialmente en alrededor del 11%, lo que subestima la realidad. En España es alrededor del 25% y en Grecia es aún peor. De cada tres jóvenes griegos, dos no tienen trabajo. Nada se ha resuelto en Grecia.

La crisis del euro se inició hace cinco años en Grecia, y ahora ha entrado en una nueva etapa en este país. Después de cinco años de recortes, austeridad y sufrimientos, la deuda pública ha pasado del 125% del PIB al 175%. Todos los sufrimientos de la gente han sido en vano. Grecia se cierne sobre el borde de una nueva y aún más terrible crisis. El colapso de la coalición burguesa de derechas liderada por Adonis Samaras ha abierto un período nuevo y tormentoso. Todos los sondeos de opinión indican que Syriza ganará las elecciones a finales de enero.

Samaras pensaba que Bruselas le daría un margen de maniobra, pero este no fue el caso. Merkel y los otros amos de Europa fueron implacables. Exigieron nuevos y aún más profundos recortes en las pensiones y los niveles de vida. Por tanto, el primer ministro griego intentó hacer una jugada desesperada para la elección de un nuevo presidente. Debido a que este puesto tiene un carácter más o menos ceremonial, tal elección normalmente despertaría una indiferencia total. Pero esta vez dio lugar a una crisis inmediata. Las fuertes caídas en la bolsa de Atenas revelaron el extremo nerviosismo de la burguesía.

La burguesía está aterrorizada por la perspectiva de un gobierno de Syriza en Grecia. Lo que les da miedo no es tanto los dirigentes de Syriza, que ahora están tratando de tranquilizar a la troika de que son políticos responsables, sino las fuerzas de clase que están detrás de Syriza. Los trabajadores griegos han demostrado una combatividad colosal. Han participado en más de treinta huelgas generales en los últimos cuatro años. Pero esto tiene sus límites. En el pasado, las manifestaciones y huelgas a veces podían obligar al gobierno a cambiar sus políticas. Pero ese ya no es el caso. La crisis es demasiado profunda para hacer concesiones serias. En Grecia ha habido más de treinta huelgas generales. El arma de la huelga de 24 hs, por lo tanto, pierde cualquier poder que podría haber tenido. Se convierte en un ritual sin sentido que la burguesía y el gobierno pueden ignorar.

Bloqueados en el frente industrial, los trabajadores se dirigen naturalmente hacia el frente político en busca de una solución a sus problemas más acuciantes. Votarán a Syriza, pero la experiencia les ha hecho desconfiar de todos los políticos. Tsipras promete reformas: un aumento del salario mínimo, comida y electricidad gratis para las familias pobres, aumento del empleo en el sector público. El problema es que sobre bases capitalistas, estas medidas no pueden funcionar. Un gobierno de Syriza se encontrará inmediatamente con el sabotaje de los banqueros y capitalistas. Incluso antes del anuncio de las elecciones la prensa ya estaba informando de una salida masiva de capital. Esto ya es una advertencia de la huelga de capital que golpearía a un gobierno de izquierdas en Grecia.

Inestabilidad en todo el mundo

Donde quiera que se mire hay inestabilidad: económica, financiera, social, política y diplomática. La situación actual del mundo no tiene precedentes en la historia. En el pasado, siempre había tres o cuatro grandes potencias que se equilibraban mutuamente. Pero desde la caída de la URSS sólo hay una superpotencia, los Estados Unidos. EE.UU. gasta 640 mil millones de dólares cada año en armas. Ningún otro país puede compararse con este vasto poder militar. Y sin embargo, el poder del imperialismo estadounidense tiene límites y estos límites fueron expuestos en Irak y Afganistán.

Como un elefante en una cacharrería, los miopes imperialistas norteamericanos han desestabilizado todo Oriente Medio y el Norte de África, así como Pakistán. Ahora, están obligados a enviar la fuerza aérea de Estados Unidos para bombardear a los mismos yihadistas que ellos y sus aliados de Qatar y Arabia Saudí organizaron, armaron y financiaron en un fallido intento de derrocar al régimen de Assad en Siria. Este vuelco repentino de la política estadounidense en la región ha tenido una consecuencia que no fue prevista por las damas y caballeros de Washington, ni deseada por ellos. Se ha inclinado la balanza fuertemente en favor de Irán, que ahora tiene el control efectivo sobre grandes partes de Irak, así como una influencia creciente en Siria y el Líbano.

Debido al 100º aniversario de la Primera Guerra Mundial, muchas personas han tratado de establecer analogías con la situación actual. Pero tales analogías carecen de todo sentido. La situación actual es muy diferente a la de agosto de 1914. El asesinato de Francisco Fernando fue seguido inmediatamente por un ultimátum de los austriacos. Ahora, con Rusia interviniendo en Ucrania, los estadounidenses hacen mucho ruido y en la práctica no hacen nada - al menos en términos militares. La impotencia de Europa ha sido aún más cruelmente expuesta por la crisis ucraniana. Han introducido sanciones, pero esto resultó contraproducente inmediatamente para Europa, especialmente para Alemania. El colapso del rublo significa que las exportaciones alemanas a Rusia están bloqueadas.

La propia Rusia está ahora en crisis. Esto marcará un giro en la situación. Los trabajadores rusos estaban dispuestos a tolerar a Putin, siempre y cuando garantizara la estabilidad y el crecimiento económico. Pero ahora la situación está cambiando en su contrario. La crisis ucraniana le permitió a Putin envolverse en la bandera del nacionalismo ruso, apelando al instinto natural de los obreros rusos de expresar su simpatía y solidaridad con sus hermanos y hermanas ucranianos. Pero las acciones de Putin están exponiendo su actitud cínica hacia el pueblo de Ucrania. Su retórica nacionalista puede servir para engañar a las masas por un tiempo, pero tarde o temprano la niebla nacionalista se disipará y habrá una fuerte reacción contra el régimen actual. Con un retraso inevitable los obreros rusos sacarán las conclusiones necesarias y pasarán a la acción.

Perspectivas revolucionarias

Lejos de haber logrado estabilizar la situación, el capitalismo mundial se hunde más y más en la crisis. Como dijimos hace mucho, todos los intentos de la burguesía de restablecer el equilibrio económico sólo sirven para destruir el equilibrio social y político. Ahora vemos esto en un país tras otro. La llamada recuperación es la más débil de la historia y la única solución que se les ocurre a la clase dominante y a sus agentes políticos es más recortes y más austeridad, a pesar de que la experiencia ha demostrado que el único resultado es profundizar la crisis y aumentar los déficits, mientras que provoca la polarización social que amenaza con ir más allá de los límites de la legalidad y amenaza con derrocar el orden existente.

El crecimiento sin precedentes de la desigualdad está destrozando el tejido mismo de la cohesión social. Marx predijo que el capitalismo conduciría inevitablemente a la concentración del capital y a una polarización entre ricos y pobres. Hoy en día esta predicción de Marx, que provocó la indignación de los sociólogos burgueses universitarios, ahora se ha demostrado en condiciones de laboratorio. En todas partes hay un profundo odio a los banqueros y a los ricos, y también una profunda desconfianza hacia todos los partidos políticos existentes, no sólo a los partidos burgueses, sino también a los llamados partidos de izquierda.

En todas partes vemos un creciente malestar social, a pesar de que aún carece del necesario objetivo, organización y dirección. En Gran Bretaña, hace tres años hubo disturbios de los jóvenes desempleados, que pilló a todo el mundo por sorpresa. En Italia, no hace mucho, los dirigentes sindicales levantaron su dedo meñique y un millón de trabajadores se manifestaron en las calles de Roma. En Grecia, los trabajadores han protagonizado más de treinta huelgas generales. Hemos visto explosiones sociales en Portugal, Brasil, Turquía, e incluso antes en Túnez y Egipto. Frente a estos hechos, ¿quién puede atreverse a decir que las masas están pasivas y apáticas?

Una y otra vez las masas han demostrado su voluntad de luchar. Pero cuando se mueven a la acción para tratar de cambiar la sociedad, no encuentran la organización y la dirección que pueda proporcionarles la cohesión y la claridad necesaria que solo puede garantizar el éxito. Por el contrario, se encuentran con que las organizaciones reformistas existentes actúan como un freno colosal sobre el movimiento, y una barrera en su camino.

Los dirigentes reformistas se consideran a sí mismos como grandes realistas pero de hecho son el peor tipo de utópicos. Arropados en sus oficinas confortables y en la atmósfera enrarecida de las cámaras de debates parlamentarios, están completamente fuera de contacto con la realidad. Ellos no ven el estado de ánimo de ira en ebullición que existe en las profundidades de la sociedad. Al carecer de confianza en la clase obrera, ven todo a través de las gafas reformistas que les ciegan ante la realidad.

Es la falta del factor subjetivo - el partido revolucionario y la dirección - la razón principal del carácter prolongado de la crisis. Es esto también lo que le da un carácter tan convulso. La contradicción central de la época es el enorme contraste entre la madurez de la situación objetiva para la revolución y la bancarrota de las organizaciones existentes. Como Trotsky planteó en 1938, la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección de la clase obrera. La pregunta más importante es: ¿cómo va a resolverse esta contradicción?

Los sectarios se deshacen fácilmente de este problema. Dicen: los dirigentes reformistas han traicionado y siempre traicionarán. Y hacen un llamamiento a los trabajadores a unírseles en la construcción de un nuevo partido - una apelación que siempre cae en saco roto porque los trabajadores no entienden de organizaciones pequeñas. La vida les ha enseñado que incluso para ganar una huelga se necesita una organización de masas. ¿Cuánto más es el caso cuando se trata de cambiar la sociedad?

Sin embargo, es un grave error hacer un fetiche de cualquier organización existente. "Todo lo que existe merece perecer" fue una máxima de Heráclito que Marx citaba a menudo. El hecho de que un partido (o incluso un sindicato) fuera una vez una fuerza de masas no significa en absoluto que siempre debe seguir siéndolo. Los partidos, como las personas, pueden nacer y florecer durante un tiempo, y luego dejar de existir. Tales transformaciones son relativamente raras en períodos "normales", pero no son nada extrañas durante los períodos de grandes conmociones sociales. De hecho, son muy comunes.

Degeneración sin paralelo

Hay muchos paralelismos entre esta situación y la situación de antes de 1914. Entonces, un largo período de auge capitalista condujo a la degeneración nacional-reformista de la socialdemocracia. Eso fue expuesto cruelmente en agosto de 1914. El largo período de auge capitalista que siguió a la Segunda Guerra Mundial llevó a una degeneración sin precedentes de todos los partidos de la clase obrera - no sólo los partidos socialdemócratas, sino también de los antiguos partidos comunistas.

En un período revolucionario, los partidos y sus dirigentes están sujetos a un estrecho control por las masas que están buscando una manera de salir de la crisis. Éstas, desarrollan una sensibilidad muy aguda y una actitud crítica que estaba ausente o poco desarrollada antes. En períodos "normales", las personas tienden a no involucrarse en la política, que se les aparece como algo ajeno, misterioso, e incomprensible. Dicen: "Dejemos la política a los políticos. No entiendo de estas cosas". De la misma manera en el sindicato, dejan hacer a los dirigentes oficiales.

Pero en un período revolucionario, esta actitud comienza a cambiar. Las masas tienen un creciente interés por los asuntos políticos que afectan a sus vidas de manera muy directa. En su búsqueda de soluciones miran primero a un partido, y luego a otro. Los gobiernos, los programas y los dirigentes son puestos a prueba, y, si son considerados deficientes, las masas pueden descartarlos para buscar en otro sitio. Los partidos que parecían ser invulnerables y fijos para todos los tiempos pueden decrecer e incluso desaparecer. En tales situaciones, se producirá todo tipo de crisis, rupturas y reagrupamientos.

Podemos ver que esto ya está sucediendo. En Italia, durante décadas el Partido Comunista (PCI) fue el más fuerte fuera del bloque soviético. Pero la degeneración sin precedentes de estos partidos llevó al colapso del PCI. Incluso antes vimos la desaparición del Partido Socialista Italiano, que en el pasado también tenía una base considerable. Ahora no queda nada de ninguno de estos partidos que una vez fueron vistos como los partidos tradicionales de la clase obrera italiana.

He oído decir por ahí que el Pasok era el partido tradicional de la clase obrera griega, pero esto es falso, o en todo caso requiere algunas matizaciones serias. De hecho, el Pasok era un partido relativamente nuevo, que data de 1974. Antes de eso, el Partido Comunista de Grecia (KKE) era el partido de la clase obrera griega. El Pasok surgió precisamente en una situación revolucionaria que siguió a la caída de la Junta Militar. Su fundador, Andreas Papandreu, hijo de George Papandreu, un liberal burgués que jugó un papel traidor como títere del imperialismo británico después de la Segunda Guerra Mundial, levantó un programa que estaba (al menos de palabra) a la izquierda del KKE .

Como resultado, el Pasok atrajo a un gran número de trabajadores y jóvenes radicalizados que habían sido repelidos por el estalinismo burocrático del KKE. Durante algunos años el Pasok podía ser considerado el principal partido de la clase obrera griega, con fuertes vínculos con los sindicatos. Pero el KKE hasta este día todavía mantiene la lealtad de muchos trabajadores griegos políticamente conscientes y tiene muchos seguidores en los sindicatos. Mientras tanto, ¿qué ha pasado con el PASOK? Su participación en el gobierno durante la actual crisis significó que sus dirigentes asumieron la plena responsabilidad por los recortes y la austeridad que han asolado a la sociedad griega. Como resultado, su apoyo ha derrumbado. Y quedará aún más reducido en las elecciones de este mes. De hecho, algunos observadores han especulado que podría perder todos sus miembros en el parlamento y quedar reducido a un grupo extraparlamentario. El rápido ascenso de Syriza en Grecia es una indicación de procesos que pueden tener lugar en todas partes.

El surgimiento explosivo de PODEMOS en España revela el alcance y la profundidad del descontento popular que existe en todas partes. En España, como en Italia, el Partido Comunista era una fuerza de masas, pero como resultado de décadas de degeneración y traiciones ha quedado reducido a una sombra débil de lo que fue. Para comprender la rapidez con la que los acontecimientos se están moviendo, recordemos que hace sólo un año, PODEMOS apenas existía como fuerza política. Sin embargo, ahora las encuestas de opinión en España lo han aupado como primera opción política para los votantes, por delante del Partido Socialista (PSOE) y muy por delante del derechista PP, que se dirige a una severa derrota.

En Gran Bretaña hemos visto el extraordinario éxito del "Sí" en el referéndum de Escocia, lo que sin duda representa un cambio fundamental en la situación. No hay duda alguna de que se trataba de un voto de izquierdas, un voto en contra de los Conservadores y los Liberales (voy a tratar esto en un artículo aparte), pero al mismo tiempo, el Partido Laborista (que tenía una base muy potente en Escocia ) también sufrió un rechazo. En el momento de escribir este artículo, por increíble que pueda parecer, el líder laborista Ed Miliband es menos popular en Escocia que incluso el líder conservador David Cameron. Como resultado de años de la dirección derechista de Blair, el Laborismo es visto por muchos como otro partido del Establishment.

Por supuesto, no hay que caer en el impresionismo. Partidos como el Partido Laborista británico todavía tienen grandes reservas de apoyo en las masas. Pero es igualmente cierto que el escenario político es mucho más volátil, turbulento e impredecible de lo que lo era en el pasado. Uno por uno, todos los partidos políticos serán puestos a prueba y entrarán en crisis. Habrá cambios violentos a la izquierda y a la derecha. Los cambios agudos y repentinos están en el orden del día. Tenemos que estar preparados para ellos.

No hace falta decir que los acontecimientos no ocurrirán en una línea recta. Es una tontería en extremo imaginar que los trabajadores están siempre dispuestos a montar barricadas. La historia misma nos enseña que las revoluciones son acontecimientos raros. Al igual que las guerras, no son el estado normal de las cosas, sino una ruptura de la "normalidad". Siempre hay una tendencia a aferrarse al estado de cosas existente. Ese es el camino más fácil, cómodo y natural para las masas. Sin embargo, en un período de convulsiones violentas, las masas aprenden a cuestionar esta "normalidad" y a buscar una salida, explorando una avenida tras otra.

La crisis se desarrollará en todas partes, a ritmos diferentes y con diferente intensidad durante años y décadas. Durante un período todo el péndulo continuará moviéndose hacia la izquierda. Por supuesto, la revolución no avanzará en línea recta. Los períodos de gran avance se alternarán con momentos de cansancio, desilusión y desesperación; grandes avances serán seguidos por momentos de calma, derrotas e incluso de reacción. Esta inevitable retraso - en sí una expresión de la debilidad del factor subjetivo - no es una mala cosa, desde nuestro punto de vista.

Hay muchos paralelismos entre la guerra entre las clases y las guerras entre naciones. Una guerra no es una batalla continua, sino una serie de escaramuzas, en las que los ejércitos contendientes aprenden a medir la fuerza relativa de cada lado; los avances son seguidos por retrocesos, y períodos de esfuerzo violento son interrumpidos por largos períodos de inactividad, observando y esperando. Estas pausas inevitables entre batallas, se utilizan para cavar trincheras, limpiar los equipos, y para movilizar, ejercitar y entrenar a nuevos reclutas.

Para los marxistas el estudio de las perspectivas no es un ejercicio académico, sino una forma de preparar a los cuadros para las próximas batallas. Trotsky dijo que la teoría es la superioridad de la previsión sobre la sorpresa. Los empíricos superficiales, que se imaginan a sí mismos como gente muy sabia, porque se limitan a los "hechos inmediatos" son siempre tomados por sorpresa cuando la marcha de los acontecimientos sigue un camino que nunca previeron y nunca soñaron que podría existir. Los marxistas, por el contrario, miran más allá de los "hechos" y penetran debajo de la superficie para exponer el proceso subterráneo que opera en las profundidades de la sociedad.

Este año es el 100º aniversario de la Conferencia de Zimmerwald, cuando un puñado de internacionalistas revolucionarios se reunieron en la oscura aldea suiza de Zimmerwald en un intento de organizar y coordinar las fuerzas que todavía estaban por el socialismo internacional. Cuando Lenin miró a su alrededor y vio cuán pocos eran, comentó: "¡Parece que podemos juntar a todos los internacionalistas del mundo en dos diligencias!"

Cuando Lenin pronunció esas palabras, la tarea a la que enfrentaban los revolucionarios parecía casi sin esperanza. Eran grupos muy pequeños, en su mayoría aislados de las masas y que trabajaban en condiciones de una dificultad inimaginable. Sin embargo, sólo dos años después la revolución rusa había estallado y la inmensa marea de la revolución llevaría a Lenin y a los bolcheviques al poder. Sí, en efecto, cambios bruscos y repentinos en la situación. Y la historia tiene la costumbre de repetirse.

Dejemos el pesimismo para los burgueses y sus parásitos reformistas. ¡Tienen toda la razón para ser pesimistas! Pero nosotros tenemos todo el derecho a ser optimistas. Damos la bienvenida al Año Nuevo con el espíritu que nuestra Época requiere: un espíritu de entusiasmo por la batalla que es inminente, la batalla entre un Orden desgastado, en descomposición y degenerado, que ha dejado de ser útil y se encuentra listo para ser derrocado; la batalla del futuro contra el pasado, la batalla por un mundo nuevo y mejor: la batalla por el socialismo.

TOMADO DE: http://noticiasuruguayas.blogspot.com/

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