lunes, 2 de febrero de 2015

Niños palestinos: el delito de tirar piedras

Entre las muchas formas de discriminación practicadas por Israel, la legislación de ese país establece que, mientras en Israel la mayoría de edad se alcanza a los 18 años, la población palestina en los territorios ocupados es considerada mayor desde los 16 años. (Conviene agregar también que, mientras cualquier israelí o judío que cometa un delito en los territorios ocupados es juzgado por la ley civil israelí, los palestinos arrestados son siempre sometidos a la justicia militar del poder ocupante).
Aunque eso tiene consecuencias previsibles a la hora de caer en manos de las fuerzas de seguridad, la realidad es aun mucho peor, ya que en Palestina los niños son arrestados, torturados y juzgados desde los 10-11 años, y a veces antes. En Silwan (Jerusalén Este), en Al-Khalil (Hebrón), en Awarta (Nablus) conocí a algunos de esos niños. En Awarta conocí incluso a Yulia, una niña de 16 años que fue arrestada e interrogada por un par de semanas durante el operativo de investigación de los crímenes de la colonia judía Itamar, que convirtió a esa aldea palestina en una gran cárcel (ver en este blog el post de abril “Awarta bajo castigo colectivo“). Un abogado de Belén me contó de un niño de 11 años que fue ‘deportado’ de su aldea, y sus padre y madre obligados a conseguir una vivienda en la localidad de deportación, y a instalar un teléfono al servicio de la policía israelí para controlar los movimientos del niño.
El equipo del EAPPI en Jayyous (distrito de Qalqiliya) también está familiarizado con esta realidad: una de sus principales tareas es acompañar a las familias de los niños y adolescentes palestinos que son permanentemente arrestados por tirar piedras o por provocar roturas insignificantes a la barrera electrónica (versión rural del Muro) que ha separado a los campesinos de Jayyous -antes una de las aldeas más prósperas de Palestina por la fertilidad de su suelo- de sus tierras, a las que ahora sólo acceden a través de checkpoints (llamados “portones agrícolas”) unas horas por día.
En muchas ocasiones los niños arrestados ni siquiera son responsables de esos ‘delitos’ menores. La razón por la que son arrestados, incomunicados e intimidados durante días y días es una sola, y toda la población lo sabe, y por eso teme: convertirlos en colaboradores o informantes, después de quebrantar su voluntad y aterrorizarlos mediante amenazas de mayor violencia.
En este artículo publicado en Rebelión y Almendrón, Ilan Pappe, analista israelí y uno de los más conocidos entre el grupo de los “nuevos historiadores”, escribe sobre esta realidad.
B’Tselem, la organización israelí de derechos humanos, publicó en julio el informe: “Un asunto no menor: la violación de los derechos de menores palestinos detenidos por Israel bajo la sospecha de tirar piedras“. Ésta es una traducción mía del resumen del informe hecho por B’Tselem en su sitio web:
Un asunto no menor: la violación de los derechos de menores palestinos arrestados por Israel bajo la sospecha de tirar piedras.
Julio de 2011
Desde comienzos de 2005 hasta fines de 2010, al menos 835 menores palestinos fueron arrestados y sometidos a la justicia militar en Cisjordania bajo la acusación de tirar piedras. 34 de ellos tenían entre 12 y 13 años, 255 tenían entre 14 y 15, y 546 estaban entre los 16 y 17 años. Sólo uno de los 835 fue absuelto; todos los demás fueron hallados culpables.
Los menores palestinos acusados de delitos son juzgados bajo la legislación militar aplicada en Cisjordania, que les otorga muy pocos de los derechos especiales correspondientes a su edad. Protecciones tales como mantenerlos separados de los detenidos adultos durante la detención y prisión no siempre se cumplen. Lo mismo ocurre respecto a protecciones previstas en la legislación militar para todos los sospechosos que son especialmente importantes en el caso de los menores, tales como el derecho a consultar a un/a abogado/a.
La legislación militar aplicada a los menores no se ajusta al derecho internacional ni a la ley israelí, las cuales reconocen que la edad del menor afecta su responsabilidad penal y la manera en que experimenta el arresto, el interrogatorio y la prisión, y asumen que estas experiencias pueden afectar su desarrollo. Por consiguiente, tanto bajo el derecho internacional como el israelí, los menores sospechosos de algún delito reciben protecciones especiales, a sus progenitores se les debe permitir estar presentes durante el interrogatorio, y la detención y encarcelamiento son considerados el último recurso.
En noviembre de 2009 se estableció el Juzgado Militar Juvenil en Cisjordania, que está encargado de las infracciones cometidas por palestinos menores de 16 años. Los jueces militares, por iniciativa propia, extendieron el cometido del juzgado hacia todos los menores de 18 años. Unos pocos jueces expresaron en sus sentencias la convicción de que el sistema de justicia militar debería tratar a los menores de acuerdo con los estándares internacionales de la justicia de menores. El presidente del tribunal militar de apelaciones agregó que los juzgados militares deben actuar en el espíritu del Derecho Juvenil Israelí, aunque éste no esté incorporado en la legislación militar. A pesar de estas manifestaciones, la institución de justicia juvenil casi no tuvo cambios, y la grave violación de los derechos de los menores palestinos continúa.
Para este informe B’Tselem entrevistó a 50 menores, quienes describieron los hechos desde el momento de su arresto hasta que fueron liberados. Sus testimonios indican numerosas y graves violaciones de derechos, a saber:
  • Arresto: 30 adolescentes dijeron que fueron sacados de su hogar por los soldados en medio de la noche, y que a sus padres no se les permitió acompañarlos.
  • Interrogatorio: sólo tres de los jóvenes arrestados durante la noche dijeron que habían sido interrogados esa misma noche. 19 dijeron que fueron interrogados a la mañana siguiente, tres lo fueron en la tarde, y dos no fueron interrogados hasta cinco días después. Sólo tres de los menores arrestados durante la noche dijeron que se les permitió mínimamente descansar antes de ser interrogados, y cinco relataron que los soldados insistían en despertarlos si se quedaban dormidos mientras esperaban para ser interrogados. 19 adolescentes dijeron que fueron tratados con violencia y amenazados durante el interrogatorio, y 23 dijeron que durante muchas horas no se les permitió ir al baño, comer ni beber.
  • Prisión preventiva hasta el final del proceso: el sistema de justicia militar no tiene una alternativa a la prisión preventiva hasta que termine el proceso, como tiene la ley civil israelí. De los 133 casos de menores procesados por tirar piedras que fueron atendidos por [la ONG internacional] Defensa de los Niños Internacional – Palestina en 2009 y 2010, sólo 23 (17%) fueron liberados bajo fianza a la espera del juicio. En consecuencia, muchos jóvenes prefieren entrar en una negociación mediante la cual se confiesan culpables a cambio de obtener una pena más corta, por temor de que, si el juicio se lleva a cabo, los mantendrán en prisión durante el largo período que éste dure.
  • Prisión: en lugar de medidas alternativas, la cárcel es la principal pena elegida por los jueces militares de menores. En el período 2005-2010, 93% de los menores condenados por tirar piedras recibieron pena de prisión, con una duración entre pocos días hasta 20 meses. 19 menores de 14 años -que constituían el 60% de los niños de este grupo etáreo condenado por tirar piedras en ese período- recibieron penas de prisión. Bajo la ley israelí, el encarcelamiento de menores de 14 años está prohibido.
La edad del menor tiene un efecto decisivo en la duración de la pena: los niños menores de 14 años al día de la sentencia recibieron penas de no más de dos meses de cárcel; 26% de los menores entre 14 y 15 años recibieron penas de cuatro meses o más, y entre los jóvenes de 16-17 años, el 59% recibieron penas de cuatro meses o más.
Muchos de los adolescentes entrevistados por B’Tselem no recibieron visitas de sus familias durante su período de detención. De los 29 menores que fueron detenidos o encarcelados por más de una semana, sólo uno dijo que había sido visitado regularmente cada quince días, y otros cuatro dijeron que habían recibido visitas unas pocas veces. Al ser prisioneros de seguridad, los menores condenados por tirar piedras no tienen acceso al teléfono. Las autoridades de la prisión les permiten estudiar sólo algunas de las materias curriculares, lo que reduce sus posibilidades de culminar exitosamente el curso y pasar de año.
Todos los funcionarios encargados de tratar a los menores palestinos acusados de tirar piedras -policías, jueces y soldados- conocen bien la realidad descrita en este informe. No obstante, sólo unos pocos jueces han hecho declaraciones pidiendo un cambio, y no se ha emprendido ninguna acción para poner fin a la violación de los derechos de los jóvenes. Israel tiene la obligación de garantizar los derechos de los menores palestinos bajo su responsabilidad, así como de acompasar las normativas militares con el Derecho Juvenil Israelí.
Ver también una reseña del informe de B’Tselem publicado por Rebelión y por Gara bajo el título “El ejército israelí fuerza a los menores palestinos a declararse culpables“.
 
Es interesante también explorar la gran cantidad de registros en video sobre represión a niños palestinos por el ejército israelí googleando en YouTube con las palabras “niños palestinos arrestados”, o similares (hay más material googleando en inglés, por ejemplo “children of Silwan”). 

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