domingo, 15 de marzo de 2015

MIÉRCOLES, 11 DE NOVIEMBRE DE 2009

Todos los hechos históricos de nuestra Patria Grande tienen connotaciones con los echos y situaciones actuales

Santander conspira contra Nariño y el ejército libertador

Para el año 1821 se convocó en Cúcuta una asamblea de notables que debía parir la primera Constitución de Colombia (conocida en ese entonces como la gran Colombia). Allí, ante la confianza descuidada de Bolívar, o en todo caso, su confianza errada en que estos juristas y políticos civiles actuarían conforme a los intereses de la nueva república, Santander desplegó todas sus mañas.

Entonces el general santabnder envio a todos los hombres de confianza es el caso de Francisco Soto, Vicente Azuero y Diego Fernándo Gómez..

La idea de el general fue contraponer la idea libertadora. “contraponer al influjo de los libertadores otra fuerza, apoyándose en la cual se disimulase su mediocridad... la primitiva república se organizó sobre una vehemente disputa entre las armas y las letras, en la apariencia exterior, no en la realidad objetiva (porque Bolívar descoyaba claramente en ambas, dice Laureano)... Era un mito de soberanía mediante el cual los abogados y los burgueses civiles que no habían prestado servicios militares en la creación de la patria, se colocaban de golpe por encima de los guerreros hazañosos”.

Ya conformados los santanderistas, su primera victima se da en en la Asamblea de Cúcuta ese fue el popular comandante Antonio Nariño, el “Precursor”, liberado, reintegrado a la patria, hombre de confianza de Simon Bolivar, Vicepresidente de la republica en ese entonces.

El vicepresidente Nariño se encarga en la asamblea de cucuta de presentar un borrador de la constitucion politica, este personaje fue burocráticamente engavetado. Los delegados votaron sistemáticamente contra Nariño y en favor de Santander. Esto produjo un desequilibrio de las fuerzas, se propuso a Santander como Vicepresidente siendo asi apartir de esa asamblea.
Cuando, finalmente, cansado y enfermo se retira Nariño de la Convención, es nombrado senador por Cundinamarca, pero Santander (que había peleado en Baraya en el ejército realista contra Nariño) hace que sus secuaces, Azuero y Gómez, impugnen este nombramiento acusándolo de “deudor fallido de la renta de diezmos, por haberse entregado al enemigo en Pasto y permanecer fuera del país muchos años”.

Estas acusaciones fueron la tónica que recibió Nariño al instalarse en Bogotá, publicadas en gacetillas dirigidas personalmente por Santander. Incluso acompañadas con retos a duelo por los testaferros del vicepresidente, que le amargaron la existencia hasta que falleció poco después.

A poco de la victoria de Carabobo (13/6/1821), Bolívar en carta a Santander da su dictamen sobre el Congreso de Cúcuita: “...por fin, han de hacer tanto los letrados, que se procriban de la república de Colombia, como hizo Platón con los poetas en la suya. Esos señores piensan que la voluntad del pueblo es la opinión de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejército, porque realmente está, y porque ha conquistado este pueblo de mano de los tiranos... ¿No le parece a usted, mi querido Santander, que esos legisladores más ignorantes que malos, y más presuntuosos que ambiciosos, nos van a conducir a la anarquía, y depués a la tiranía, y siempre a la ruina? Yo lo creo así...”. Y así fue.


Santander traiciona la campaña por la libertad del Perú


El siguiente momento de la traición orquestada por Santander ocurre a partir de 1823, cuando Bolívar se traslada al sur, para la campaña por la libertad del Perú. Santander continuó el persistente sabotaje económico y militar al ejército libertador, hasta llegar a quitar todo mando militar de Bolívar sobre las fuerzas armadas colombianas con la excusa de que estaba fuera del país.

En una carta suya a Bolívar (1/mayo/1824), cuando ya éste visualizaba la formación de una confederación hispanoamericana, Santander deja ver su falta de miras y su actitud claramente contraria a la unidad continental: “... Yo soy gobernante de Colombia y no del Perú: las leyes que me han dado para regirme y gobernar la república nada tienen que ver con el Perú y su naturaleza no ha cambiado porque el presidente de Colombia esté mandando un ejército en ajeno territorio. Demasiado he hecho enviando algunas tropas al sur; yo no tenía ley que me lo previniese así, ni ley que me pusiese a órdenes de usted, ni ley que me prescribiese enviar al

Perú cuanto usted necesitase y pidiese”.

Escudándose en la supuesta “legalidad”, Santander traiciona la lucha por la libertad que aún no estaba asegurada. El 4 de mayo Bolívar le recuerda: “Mandándolos usted a Guayaquil, los manda usted a defender el territorio de Colombia, que demasiado se halla amanazado”.

El 24 de mayo Santander comunica a Bolívar que “se está discutiendo en el congreso si siendo usted el gobierno del Perú conserva en Colombia las facultades de la ley de 9 de octubre” (por la cual a Bolívar se le concedían facultades extraordinarias para gobernar las provincias del sur y dirigir el ejército colombiano, estando en Perú).

El 6 de agosto, cuando ya se planificaba la campaña que llevaría a la victoria de Ayacucho, Santander le comunica a Bolívar que el congreso le ha quitado las facultades extraordinarias de las que estaba investido y ha sido relevado del mando del ejército colombiano.
Bolívar le contesta el 10 de noviembre que él había renunciado a esas facultades “y voy a escribir a todo el mundo acusando a usted de que la ha ocultado contra mi voluntad”. A raíz de de aquella decisición, Bolívar encomienda a Sucre el cargo de general en jefe de las tropas dyyye Colombia.

El 9 de diciembre se obtuvo la victoria de Ayacucho.
“No había libertad mientras hubiera libertadores”
Paralelamente Santander fraguaba una conspiración más audaz para golpear a la cúpula del ejército libertador, casi todo venezolano, que terminaría por desintegrar a la Gran Colombia. Dice don Laureano: “La consigna corriente en el círculo santanderista era que los civiles tenían jurisdicción sobre los hombres de espada, y se había hecho proverbial la frase de que ”.

Como esta autoridad sobre los militares había que mostrarla en la práctica, los santanderistas se buscaron una víctima propiciatoria: el coronel Leonardo Infante, que se había distinguido en numerosas batallas, “negro fino”, y se había residenciado en Bogotá luego de casarse. Infante fue acusado de la muerte del teniente Francisco Perdomo, ocurrida el 24 de julio de 1824. En juicio sin garantías y sin evidencias fehacientes, fue sumariamente condenado a muerte y fusilado el 13 de agosto. Entre sus juzgadores estaban, como no, Vicente Azuero y Francisco Soto.

El crimen contra Infante fue claramente orquestado para promover la ruptura con Venezuela. El otro acusado, de apellido Ruíz, de origen granadino, se le permitió escapar. Pero lo de Infante fue la preparación del objetivo mayor: las acusaciones contra Páez. En enero de 1826, Páez intentó la conscripción forzada de ciudadanos de Caracas para formar una milicia que había sido ordenada por el gobierno. El intendente Escalona, y la municipalidad caraqueña, se quejaron ante el
Congreso en Bogotá, lo cual fue inmeditamente aprovechado por los santanderistas.


El 30 de marzo Paéz fue separado del gobierno de Venezuela y se le ordenó presentarse en Bogotá para ser juzgado por el Congreso. Páez fue alertado del procedimiento contraInfante y de la actitud anti venezolana de la cúpula santanderista, por lo cual no acudió. Por el contrario, una sublevación en Valencia lo ratificó como jefe militar, catapultando la crisis que haría volver a Bolívar dando al traste con el proyecto de una Confederación que uniése la Gran Colombia con Perú y la recién fundada Bolivia.

Santander saboteó la unidad hispanoamericana

Santander conspiró abiertamente por el fracaso del Congreso Anfictiónico de Panamá, organizado ese año (1826) a instancias de Bolívar para unir a toda la América hispana en una sola confederación. El plan de Bolívar era muy claro, excluir a Estados Unidos de América, por considerarlo un enemigo potencial, contrario a Inglaterra, que la veía como socia frente a la Santa Alianza.

Contrariando a Bolívar, e inaugurando la tradicional abyección de nuestras burguesías, Santander le comunicó: “he creído muy conveniente instar a los Estados Unidos a la Augusta Asamblea de Panamá en la firme convicción de que nuestros íntimos aliados no dejarán de ver con satisfacción el tomar parte en sus deliberaciones de un interés común a unos amigos tan sinceros e ilustrados”.

Ya se sabe, el Congreso de Panamá fue un fracaso rotundo. Previéndolo y planeando la siguiente jugada, Bolívar comete el error de, “con amplia y generosa franqueza” (a decir de Laureano), comentar a Santander, en carta de 7 de mayo de 1826, la posibilidad de una confederación con Perú y Bolivia, de fácil consecusión. Claro, en esta perspectiva más amplia, la figura que descoyaría como vicepresidente sería el Mariscal Sucre y no el mediocre Santander. Lo cual precipitó la conspiración contra Páez y el plan para separar la Gran Colombia.

TOMADO DE: http://antisantander.blogspot.com/

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