viernes, 15 de mayo de 2015

Hace 200 años Bolívar llegó a Jamaica

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“(…) y si todos son insensibles a la voz de la humanidad, habré llenado mi deber aunque inútilmente y volveré a morir combatiendo en mi Patria”.
Simón Bolívar 
Carta a Ricardo Wellesley, Kingston 27 de mayo de 1815
El 14 de mayo de 1815, hace 200 años, Simón Bolívar llegó a Jamaica a bordo del buque de guerra inglés La Decouverte. Pocos días antes, el 8 de mayo, desde el Cuartel General de la Popa, presentó su renuncia al mando del Ejército a través de una comunicación que dirigió a Manuel Rodríguez Torices, abogado, periodista y estadista colombiano, quien para el momento era el Presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
En dicha misiva, el joven Bolívar, con apenas 32 años de edad y ya reconocido como Libertador, describió la situación de intrigas y rivalidades que debió resistir, así como la perversa campaña en su contra que generó diversas confrontaciones en el seno del Ejército y contribuyó al quiebre de la indispensable unidad de acción para combatir al verdadero enemigo: los españoles.
En medio de tales circunstancias, presentó su renuncia a fin de evitar el enfrentamiento entre hermanos y acabar con el ambiente de animadversión que se había creado. De este modo lo refirió: “(…) El amor a la paz pública y a la Patria me han hecho renunciar el mando del Ejército (…) Cuando vi que la Provincia se perdía por la guerra civil, y por la ocupación de los enemigos comunes, y que no se auxiliaba al ejército que podía salvarla, sólo porque estaba a mi mando, determiné hacer el último sacrificio que me era posible (…) determiné dejar el país por cooperar a su salvación y a la del ejército (…)”.
Será a través de carta posterior al comerciante inglés Maxwell Hyslop, del 19 de mayo, a quien por cierto escribiría en diversas oportunidades solicitando auxilio económico, que se pueden conocer algunos detalles de esa temporada donde le correspondió dirigir las tropas venezolanas en territorio de la Nueva Granada con el objeto de poner “orden constitucional”, ir a Cartagena y de allí tomar Santa Marta. Sin embargo, dicho cometido no pudo cumplir debido a diversos enfrentamientos entre los partidos locales y, a su vez, porque Manuel del Castillo y Rada, general a cargo, le impidió tomar posesión de la plaza, de las armas y del ejército de Cartagena.
Al respecto refirió: “(…) Por una desgracia frecuente en las revoluciones, en Cartagena existían dos partidos, el uno moderado e indiferente, el otro era exaltado contra los españoles realistas. El primero triunfó del segundo (…) agoté los medios de conciliación para evitar la guerra civil (…) Dolorosamente la guerra civil tuvo lugar (…) Entonces yo conocí que nuestra situación se hacía cada vez más peligrosa por el cúmulo de circunstancias que nos rodeaban y, en consecuencia, me determiné a resignar el mando, a fin de evitar que la plaza de Cartagena cooperase con los enemigos contra nosotros y, por el contrario, se sirviese de mis tropas para su propia defensa (…)”.
La desunión, los enfrentamientos internos, la prevalencia de los intereses individuales y la propia traición a la causa libertaria quedan develados, y nos ayudan a comprender el contexto y la emotividad que atravesó la conciencia y el corazón del hombre de las dificultades. En estas circunstancias adversas, Bolívar tomó la decisión de renunciar y dejar tierra firme: “(…) El sacrificio del mando, de mi fortuna y de mi gloria futura no me ha costado esfuerzo alguno. Me es tan natural preferir la salud de la República a todo (…)”. Zarpó entonces a Jamaica el día 9 de mayo y asumió su estancia en esta isla no como derrota, sino como una misión cuyo objetivo fue acercarse a los ingleses con el fin de ganar su voluntad para cooperar con la independencia hispanoamericana.
De hecho, en carta al marqués inglés Ricardo Wellesley, fechada el 27 de mayo, manifestó claramente este objetivo: “(…) la suerte de la América reclama imperiosamente el favor de cuantas almas generosas conocen el precio de la libertad y se glorían de defender la justicia. En Vd. resplandecen estas heroicas virtudes. Vd., pues, oirá con ternura los gritos de veinte millones de víctimas (…) si una nación poderosa no nos presta auxilios de todo género; ¡qué dolor! (…) Yo vi, amigo y señor mío, la llama devoradora que consume rápidamente a mi desgraciado país. No pudiéndola apagar, después de haber hecho inauditos e innumerables esfuerzos, me he salido a dar la alarma al mundo, a implorar auxilios, a anunciar a la Gran Bretaña y a la humanidad toda, que una gran parte de su especie va a fenecer, y que la más bella mitad de la tierra será desolada (…)”. De forma vehementemente hermosa, Bolívar pide el apoyo de los ingleses, pero invocando a la pasión libertaria y de justicia y no a la dominación.
Es importante destacar que esta solicitud no significó concesión o sepultura del anhelo de independencia y de soberanía que Bolívar cultivó y defendió hasta el final de sus días, sino que correspondió a la claridad de la desventaja política y militar que se tenía para el momento frente al poderoso imperio español. De hecho, lo expresa de la siguiente manera: “(…) Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América pudiese triunfar por sí sola, ninguno habría ambicionado más que yo el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de la costa firme. Vengo a procurar auxilios (…) si fuere preciso marcharé hasta el polo (…)”.
MILITANCIA INFORMATIVA
Bolívar estuvo en Kingston desde mayo hasta diciembre de 1815, tiempo en el cual, además de comunicaciones personales, dedicó grandes esfuerzos a la relación epistolar con los editores de los periódicos The St. Lago Gazzette y The Royal Gazette, así como a la publicación de artículos en dichos diarios, los cuales solía firmar bajo los seudónimos Un Sur Americano, Un Americano o El Americano.
Como ejemplo de esta acción de militancia informativa podemos referir una comunicación del mes de agosto remitida al editor de The Royal Gazzette: “(…) ¡Cuánto sufre la humanidad al leer las últimas relaciones de los asesinatos que han tenido lugar en Cartagena! (…) Nuestros enemigos nos han puesto en la terrible alternativa de combatir por la vida o perderla en el tormento. (…) No nos queda ninguna elección. Debemos combatir con desesperación y estar preparados a morir, para que si al fin triunfamos, podamos contar con nuestra existencia. El objeto de España es aniquilar al Nuevo Mundo y hacer desaparecer a sus habitantes, para que no quede ningún vestigio de civilización, ni de las artes (…)”.
Es de notar que, durante su estancia en la isla, continuó la lucha a través de las ideas y de la comunicación a fin de informar la situación real de la América. Bolívar tuvo siempre plena conciencia del poder de la opinión pública y de la comunicación, razón por la cual mantuvo el intercambio de documentación de diversa índole, tales como: cartas, artículos, comunicaciones y análisis, que se transformaron en “armas”, a través de las cuales dar a conocer los horrores cometidos por el imperio español durante la conquista y colonización.
Es así que en esa lucha informativa y analítica desarrolló el programa político y estratégico de la acción libertadora que plasmó en la profética carta conocida como Carta de Jamaica, la cual surgió en respuesta al comerciante jamaiquino de origen inglés Henry Cullen el 6 de septiembre de 1815 y que fue publicada por primera vez en inglés en 1818, en The Kingston Chronicle.
LORENA ALMARZA
ESPECIAL CIUDAD CCS
TOMADO DE: http://www.ciudadccs.info/

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