martes, 23 de junio de 2015

Lecciones del informe de la


 ONU sobre Gaza


Fuente: Lessons from the UN Gaza report: Next stop, ICC?+972 Magazine, 22/06/2015

La investigación independiente del Consejo de 
Derechos Humanos está repleta de sospechas de 
crímenes de guerra.
 Pero es más importante lo que tiene que decir sobre 
cómo ha investigado Israel esas alegaciones y lo que 
eso significa para la Corte Penal Internacional.


Niñas palestinas pasean por una parte destruida del barrio Chiyaiya de la ciudad de Gaza, el 2 de noviembre de 2014. (Foto: Anne Paq / Activestills.org)

Para consuelo de Israel y disgusto de muchos otros, 
el informe de la ONU sobre la guerra de Gaza el verano
 pasado no es una acusación contra el estado judío. 
No declara de forma concluyente que Israel haya 
cometido crímenes de guerra y no es ciertamente 
unilateral. 
Humanos publicado el lunes es valioso si se lee como 
un anticipo de lo que podría ocurrir en un organismo 
mucho más importante que está investigando la guerra
de 2014: la Corte Penal Internacional.
La comisión independiente de investigación no tiene ninguna
 autoridad real. Aunque sus investigadores y personal de 
apoyo sobre el terreno de la Oficina del Alto Comisionado 
(OHCHR) son muy respetados y son miembros de las
 organizaciones internacionales más reconocidas que han
 investigado los acontecimientos de Gaza, su trabajo va a 
parar a uno de los organismos más politizados y 
anti-israelíes del sistema internacional, el Consejo de 
Derechos Humanos de la ONU.

Por otra parte, la falta de acceso a Israel y Hamas ha 
reducido seriamente la capacidad de la comisión para 
extraer conclusiones definitivas. 
El informe está salpicado de frases como 
“pueden considerarse crímenes de guerra”, 
“fuertes indicios de que (…) puede considerarse un 
crimen de guerra”, “si se confirmara (…) constituiría un 
crimen de guerra”. El único caso en el que se habla 
taxativamente de crímenes de guerra es el de ejecuciones 
extrajudiciales de colaboracionistas palestinos en 
Gaza.
Pero aunque la comisión de investigación hubiera tenido 
pleno acceso y hubiera podido reunir pruebas suficientes 
para decir claramente que se cometieron crímenes de 
guerra, no habría podido hacerse nada al respecto. Es ahí 
donde entra la Corte Penal Internacional (CPI).


Un APC israelí en la frontera de Gaza, 9 de julio de 2014. (Foto: Activestills.org)

Irónicamente o no, la cuestión de si se cometieron o no 
crímenes de guerra no es el elemento más importante que
 determinará si la CPI lanza una investigación penal o dicta 
una sentencia sobre Gaza. 
Ciertamente, sin la existencia de “indicios” de crímenes 
de guerra, no habría investigaciones o sentencias. 
Pero para que la CPI tenga jurisdicción sobre 
presuntos crímenes de guerra, se deben cumplir 
determinadas condiciones: 
Complementariedad significa que si Israel investigara a 
sus propios soldados por presuntas violaciones del 
derecho internacional, y si lo hiciera de buena fe, 
la CPI no tendría jurisdicción. 
Pero si la CPI creyera que Israel no quiere o no
 puede investigarse a sí misma, entonces podría tener 
jurisdicción en presuntos crímenes de guerra 
cometidos por sus ciudadanos.
Y aquí es donde el informe de la ONU se pone 
interesante
Nadie se sorprendió por las secciones y conclusiones más
 sobresalientes del informe. 
Los titulares publicados el lunes a lo largo y ancho del 
mundo (“Informe de la ONU sobre Gaza critica a Israel y 
Hamas por posibles crímenes de guerra”) podrían haber 
sido escritos seis meses o incluso un año atrás. 
Pero es leyendo una sección menos emocionante, sobre
 responsabilidad, cuando podemos comenzar a extraer
 conclusiones que podrían ser indicativas de lo que podría 
suceder más adelante en la Corte Penal Internacional.
El informe de la ONU señala una serie de graves 
deficiencias en las investigaciones que Israel ha llevado a 
cabo sobre comportamientos de sus fuerzas armadas. 
Por ejemplo, el Fiscal Militar de Israel se enfrenta a 
importantes conflictos de intereses cuando tiene que 
decidir cuándo debe investigar y juzgar a los soldados: 
los mismos abogados de las Fuerzas de Defensa de Israel 
(FDI) que asesoran a soldados y oficiales sobre la legalidad
 de sus acciones en combate son propuestos, 
posteriormente, para que juzguen si su conducta fue 
legal. 
En segundo lugar, el informe señala que los crímenes de 
 enormemente su persecución. 
En tercer lugar, el concepto de responsabilidad de mando 
no existe en el derecho militar israelí, lo cual significa que 
son los soldados rasos los que suelen enfrentar las 
consecuencias de actos aparentemente aislados
Y por último, las investigaciones, procesamientos
y condenas por presuntos crímenes de guerra 
A partir de un análisis superficial, se podría concluir que el 
informe de la ONU indica que Israel no cumple 
satisfactoriamente con la complementariedad
acrecentando así el riesgo de que la CPI extienda su 
jurisdicción. 
De hecho, en sus conclusiones, el informe expresa su
 preocupación por el hecho de que la impunidad 
prevalece en todos los ámbitos de las violaciones del
derecho humanitario internacional y de los derechos 
humanos supuestamente cometidas por las fuerzas 
israelíes”.
Pero la elección que el informe hace de las palabras es 
muy importante. Mientras que declara que las 
investigaciones palestinas son “lamentablemente
 inadecuadas” y, en el caso de Gaza, completamente 
ausentes, los mecanismos de investigación israelíes son 
descritos simplemente como “defectuosos” y que hay 
lugar para su mejora. 
Los autores del informe “esperan con expectación” los
resultados de las investigaciones israelíes pendientes. 
En otras palabras, la comisión de investigación 
de la ONU cree que Israel tiene mecanismos para 
investigarse a sí mismo; solo se pone en duda su 
voluntad de hacerlo.
Cuando la fiscal de la Corte Penal Internacional Fatou 
Bensouda decida sobre el lanzamiento de una investigación
 oficial sobre supuestos crímenes de guerra cometidos en 
Gaza, habrá un nivel increíblemente alto para mostrar que 
se ha superado la prueba de la complementariedad
Incluso la investigación de la ONU, llevada a cabo por uno 
de los organismos internacionales más politizados, 
ha rehuido declarar que Israel es incapaz de 
investigarse a sí misma.
 Demostrar que no tiene voluntad de hacerlo será una 
tarea monumental para Bensouda.

Michael Schaeffer Omer-Man es escritor, periodista y editor que vive en Israel. Es editor gerente 
de +972 Magazine y anteriormente trabajó como director de la sección de noticias de JPost.com. 
Puedes seguirle en Twitter:@MikeOmerMan
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
TOMADO DE :http://blog.disenso.net/

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