martes, 15 de diciembre de 2015

Confesiones de un estúpido disociado

"Me arrepiento de ser "chavista", ahora soy de la "clase media". ¡Que se joda el pueblo!"


Por: | 

#VocesContraElImperio



La siguiente, es la reconstrucción de una conversación que sostuve con un tal José Puente -si mal no recuerdo, ese era nombre-. Una persona gris, con la que me topé en un lugar del centro de Caracas. En realidad no fue una conversación en el sentido estricto del termino, José me encontró leyendo un periódico y comenzó a contarme que trabajó para el Estado, y que fue "chavista", pero que hoy se arrepiente. Me limité a sólo a escucharlo, puesto que no paraba de hablar. 

Así como suele suceder en estas coyunturas, muchos opositores enloquecen como José. Se dejó de tapujos para decirme lo que siempre ha sido: un derechista afecto a la oposición. 

José habló a medias. No todo lo que escribo en éste artículo lo expresó de esa forma, fue poco astuto, habló de más, creo recogí lo más significativo de sus palabras. Ojo. Lo que aparece entre líneas son mis suposiciones. 

Me contó José:

"Reconozco que con éste gobierno finalmente obtuve lo que quería: la propiedad de mi apartamento que unos banqueros estafadores pretendían quitarme,y salí de esa eterna deuda a la que me sometían los créditos indexados; compré un vehiculo -imagino que adquirió un Chery o un Centauro-; equipé mi hogar -seguramente con el plan "Mi casa bien equipada"-; mis padres recibieron su pensión; también viajé al exterior en varias ocasiones, -imagine que se llevó a toda la familia para raspar el cupo CADIVI y revender esos putos dolares en el país. Un negocio redondo-; mis hijos obtuvieron becas -supuse que estudiaron en las mejores universidades de Europa o Estados Unidos. 
Y cuando terminen sus estudios, y si tienen suerte, porque la situación en esos países del norte no está nada bien, buscarán oportunidad con las transnacionales-". 

Exclamó José: 

"He sido éxitoso! 
Para algo sirve eso que llaman papá Estado
. -Pues, para que se aprovechen los vivos-
He tenido suerte y sabido aprovechar todas las oportunidades que me brindó éste régimen. ¡Ahora que se jodan todos!"

José fue extremadamente sincero. Me confesó que sentía algo de avergüenza, y que quería olvidar.

Prosiguió José:

"Provengo de las clases más humildes del país, eso que llaman "populares", osea, del populacho pues, los más desfavorecidas. Fui un "tierruo", "chancletuo" cuando niño, pero a duras penas pude sacar mi licenciatura en administración de empresas, en una buena universidad pública de la capital. Con la ayuda de algunos amigos logré enchufarme en una empresa pública durante la 4ta República y allí aprendí el "cómo se bate el cobre". Solo los vivos sobreviven en ésta vida. Los adecos y copeyanos eran y siguen siendo maestros del "noble" arte de la malversación, la comisión y el engaño. Aprendí mucho con ellos". -imaginé que José quería decir de cómo manipular las facturas con sobreprecios, licitaciones directas a cambio de buenas comisiones. También de sus malas mañas en el manejo de los recursos-. 

"Al principio me costó aceptar todo aquello, quizás motivado por un idealismo pendejo comunistoide que unos cabrones trasnochados me sembraron en la Universidad. Casi pierdo mi trabajo por oponerme estúpidamente a su forma de trabajo" -supuse que se refería a la corrupción de sus amigos, pero José se le agarró el gusto a aquello-. 

"Milité en AD, luego en COPEI, volví a AD y así anduve durante todo el periodo de la 4ta República. Buscando mi oportunidad" -para hacerse rico, supongo, como sus amigos-. 

"No me fue tan bien, puesto que todo lo despilfarraba. Luego vino la revolución chavista en 1999, e hice lo que hicieron varios de mis buenos amigos adecos y copeyanos y sus hijos. No fue difícil para mi porque estaba acostumbrado a aquello: me puse la camisa del Movimiento 5ta República y luego la camisa roja del PSUV". 

"Confieso que creí un poco en ese tierruo de la verruga en la frente. Quizás porque hablaba bien y decía las verdades que nadie decía, de las que nadie puede contrariar. Denunciaba a los adecos y copeyanos, hablaba sobre eso de la justicia social y la igualdad que sonaba bonito, y que recuerdo escuchaba mucho a los idealistas de la Universidad. 

Cuando Chávez acusaba a los adecos y copeyanos de ser los culpables de toda la corrupción, el desastre y la miseria; y como los responsables del éxodo campesino, de quines vinieron a Caracas buscando empleos y no tuvieron más remedios que vivir en barrios, etc. me sentí un poco identificado con ese discurso porque me tocó vivir esa cruda realidad cuando era niño". 

"Pues, mis colegas y yo nos pusimos la camisa roja. Teníamos que mantener nuestros puestos de trabajo". -inmediatamente supuse que se refería a mantener los privilegios y la corruptela-

"La cosa no era fácil, porque de vez en cuando llegaba uno de esos idealistas trasnochados y despedía a varios de mis amigos" -muy seguramente cuando los encontraba haciendo lo que sabíamos hacer: robar-. 

"Algunos de mis compañeros no pudieron seguir y volvieron a sus antiguas militancia en AD y COPEI. Otros se fueron cuando fundaron Primero Justicia, y más tarde Voluntad Popular, que es la misma miasma. Sin embargo, yo continué por algún tiempo, aunque bajo perfil, lo que me permitió seguir beneficiandome un poco más, por un tiempo". 

"Hoy digo ¡hasta aquí! Me quité la camisa roja y asumí lo que soy. Volví con mi gente. Quiero olvidarme de todo, y deshacerme de todo lo que tenga rojo en mi casa. Ya quemé las camisas rojas aquellas". 

"Ciertamente, fui medio idealista como lo fueron muchos, así como lo fueron también admirables hombres a quienes los venezolanos debemos mucho. Y cómo no 

admirar a esos hombres que han escrito la historia reciente 

de nuestro país. Cómo no mencionar al gran Teodoro -

quiso referirse a Teochoro Precoz, quien durante el 

gobierno de Caldera, con astucia de serpiente, supo 

desmontar de un plumazo el seguro social y otros 

beneficios sociales del pueblo venezolano para beneficiar

 a nuestra espléndida burguesía y al FMI-. 

"Cómo dejar de mencionar a los sabios Popeyo Marques y Miquelena". -se referia a los decrépito traidores que si fueran jovenes y deportistas habrían roto todos los récord de saltos altos de talanqueras y de competencias a velocidad-. "Hombres respetados por nosotros, pero odiado por esos idealistas chavistas".

-José olvidó agradecer a personas tan inteligentes y valientes como el filósofo Manuel Rosales y al sabio "Chuo" Torrealba, pero no lo hizo. Eso me extrañó-. 

Prosiguió José:

"Hoy me importa un bledo los pobres, los trabajadores, los campesinos, todos, porque los que dan trabajo no son ellos, sino los ricos, quienes más tienen, los dueños de las empresas. A ellos el gobierno debe apoyar. No a los pobres y a los vagos". Ahora pertenezco a la exitosa "clase media" venezolana, y eso se lo debo gracias a mis esfuerzos". -José se esforzó mucho para robar como sus amigos-.

"En nuestros tiempos felices de la 4ta República, el sistema de salud y educativo también eran completamente gratuito. Ciertamente, era un caos aquello. Pero suficiente para los vagos y tierruos. El Estado también facilitaba los dólares para que nuestra clase media-alta vaya al extranjero, preferiblemente Miami-USA". 

Es cierto que los últimos 10 años se AD y el Chiripero (COPEI) esos sistemas sociales estaban desapareciendo con las privatizaciones y las recetas del FMI. Pero creo que así debe ser. Eso de tener salud y educación gratuita, que te regalen una casa, te den Muchas facilidades no es buena idea. Es un gasto tremendo lo que hace el Estado. -Pero José no recordó que gracias a eso beneficios el y su familia pudieron sobrevivir y salir adelante-. 

"Ya no me importa. ¡Que se jodan todos! 

Le pregunté por Mendoza, y esto me respondió :

"Tengo entendido que nuestro admirado Mendoza y su amigo el sionista Ricardo han arreglado con el prestigioso FMI un crédito importante para reconstruir Venezuela. Pero antes, y como es de esperar, debemos apretarnos los pantalones y comenzar a justificar la privatización. Porque los chavistas y no-chavistas se mal acostumbraron esa regaladera, a la "gota de petróleo", a eso que llaman "inversión social"... Baaah!"

José resultó ser también un hombre de "ideas". Me dijo:

"El hombre un animal pero con inteligencia, que lucha contra otros para sobrevivir. Por eso debe utilizar toda su inteligencia para sobrevivir en este mundo de mucha competencia. Es como la selva. Sobrevive el más apto e inteligente". -capitalismo del más puro-

En nuestro gobierno eso de la regaladera no aplicará. El gasto es gasto, aunque lo adoren de "inversión social" o responsabilidad de Estado". Eso es propaganda comunistoide. Nuestros sabios y economistas deberían comenzar ahora a prepar el terreno para privatizarlo lo necesario, hasta PDVSA si así se amerita". -que es precisamente lo que buscan sus amos gringos-. 

"Debemos hacerlo de forma imperceptible para que nadie entienda y no reaccione a malas contra nuestras políticas que serán muy eficientes", -muy eficientes porque mas de uno nos llenaremos los bolsillos-.

"Me he reencontrado con mis viejos amigos que creían que me había vuelto chavista porque no me retiré antes como ellos. Les expliqué que hice lo que tenía que hacer, lo que ellos habían hecho, lo que me habían enseñado hace mucho tiempo" -ser un buen oportunista-

No tengo dudas de que José es uno de esos hombres contaminados o enajenados por la ideología y los antivalores que reproduce el sistema capitalista. Un triste desclasado que siente repulsión por los pobres y odia recordar su pasado. Que no sabe lo que es y aspira a ser lo que nunca será. Es una de esas personas irrecuperable y desecho útil del sistema. A decir de Marx, un verdadero lumpen-proletario. El me hablaba, y lo observaba con atención. Sentí una mezcla de tristeza y pena ajena por sus palabras. No entendió mi expresión y seguramente pensó que lo hacía bien, que me convencía de algo y seguía hablando y hablando con más soltura. El ladron juzga por su condición. Muy seguramente José pensó que todos piensan como el, y que su oportunismo era digno de respeto. 

Me despedí de José diciéndole que se había equivocado de persona; que había gastado su tiempo hablando con un chavista radical, trasnochado y comunistoide, y que escuchándolo, cualquiera que tenga un poco de eso que desconoce, pero que muchos llaman ética y moral revolucionaria, se convencerá y será más chavista que antes. 

Por fin José se quedaba callado.

TOMADO DE: http://www.aporrea.org/

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