sábado, 26 de diciembre de 2015

Por: Jhonathan Sánchez
@jhonathansanche
Luego de tener una multiplicidad de visiones y versiones sobre los resultados del 6D y las razones que lo generaron tenemos 1 elemento concreto que no podemos cambiar y es el resultado mismo: la derecha del país es mayoría en la Asamblea Nacional. Aunque hagamos cientos de análisis, críticas, autocríticas, propuestas y veces hasta las válidas y necesarias catarsis es preciso avanzar entendiendo otra realidad mucho más concreta y es que la derecha hasta hoy –por la vía democrática- ha logrado avanzar en 2 ocasiones a lo largo de los años que llevamos en revolución y sólo esta vez obtienen mayoría en uno de los poderes mientras la revolución tiene el poder político del país entero y no por ser minoría en la Asamblea quiere decir que hayamos sido minimizados en el ímpetu y la lucha que les toca dar a los nuestros en ese espacio y mucho menos como masa política consciente y mayoritaria.

Aunque en el calor de las discusiones del pueblo chavista todo lo dicho sobre nuestras fallas es cierto, no hay que perder de vista que “no es poca cosa”, como decía Hugo Chávez, lo que hemos construido en 16 años de la revolución, tampoco lo es el hecho que Chávez y ahora Nicolás Maduro haya encausado todos los intentos permanentes de la derecha de coger el camino antidemocrático como opción para obtener el poder y siempre se les ha traído al terreno electoral. 
Esta vez ganó la opción del pasado y ganaron los culpables de los flagelos contra el pueblo aunque eso no nos exima de culpa sobre los resultados por no haber ganado aún la Guerra Económica y mucho menos por no haberla sabido explicar o hacerla digerible a quienes hoy padecen de las colas

Nuestro principal error, al contrario de lo anterior, fue no haber expuesto con mayor fuerza el rostro del enemigo sino hacer hasta lo imposible por proteger al pueblo de ese monstruo invisible; sólo hacía falta que ganaran las elecciones para que ellos mismos se develaran ante el país y aun así siguen sin parecer que tienen la culpa.

El fenómeno más espantoso y que nos ocupa es que el resultado del 6D, el motivo del descontento, voto castigo y los otros factores que influyeron no son otra cosa sino el resultado de unas condiciones materiales creadas de forma progresiva y atroz en la cotidianidad del consumo obligatorio de las venezolanas y venezolanos, aunado al hecho que las condiciones que determinaron la intención de votos fueron preparadas en el campo psicológico de la guerra no convencional –menos imperceptibles en los análisis de los expertos economistas- en la cual nosotros no tuvimos ni tenemos ningún papel como adversarios o una estrategia de contraofensiva en ese territorio que trasciende el tratamiento de lo comunicacional tal y como lo conocemos. 
Ahí pecamos de inocentes creyendo que todos y todas asumen como cierto o comprenden el fondo de cada cosa que decimos por los medios tradicionales, aunque sea cierto, aunque el impacto de lo que se le mostraba al país era insoslayable, era efímero por no formar parte de una estrategia en el campo del marketing, las personas seguían en las colas molestas y nuestra ofensiva política era del casa por casa, la organización del voto y lo que muchos critican: darle al pueblo los beneficios en términos materiales y si me preguntaran si fue un error en el momento en que se comenzaron a dar dichos beneficios diría responsablemente que en este momento si pudo haber sido un error táctico, pero, ¿cuándo es que el gobierno revolucionario ha dejado de beneficiar al pueblo de forma material? ¿acaso no ha sido permanente o ha tenido momentos especiales, como el caso de las viviendas? Entonces si el debate se centra ahí y aunque no soy yo el que entregue o haya entregado nada pues asumiría la responsabilidad una y mil veces de tal gestión amorosa y reivindicativa. Pero toda gestión pública debe ser un hecho político y lucha contra la derecha en campaña no se daba en ese escenario y menos se trataba de tener pendones, vallas o afiches, he ahí nuestro error táctico, no en entregar beneficios.

Algunos pensarán que no es necesario el marketing si la razón está de nuestro lado, si es evidente que hay un sector que conspira para tumbarnos, que usar el marketing es trampa o una herramienta descabellada cuando las personas siguen en la cola y eso no resuelve el tema conspirativo en el campo económico-político, pero yo estoy plenamente seguro que si lo hubiésemos aplicado de forma correcta las personas bajo el sol canalizaran su descontento contra quienes los maltratan y no contra quienes los protegen. 
Alguna parte de ese pueblo que votó en nuestra contra no comprende que la Procter and Gamble, Alimentos Polar y todas las empresas agrupadas en Fedecamaras y otras organizaciones empresariales son los que desde que existen abastecen el mercado con los productos que más se necesitan consumir obligatoriamente en los hogares venezolanos. 
Algunos y algunas piensan que son Mercal, Pdval, Abastos Bicentenario los responsables de la falta de alimentos y productos de primera necesidad en los anaqueles y no ven de forma cierta que esas estructuras son la respuesta alternativa como iniciativa del Gobierno para garantizar la protección del derecho a la alimentación y la garantía sobre el acceso a otros productos de primera necesidad a precios justos para los más pobres y jamás se pensó en que fuese una cadena similar de producción y abastecimiento que desplazara de un día a otro a las empresas que sí son responsables de no hacer lo propio, además el Gobierno carece de la infraestructura en términos de producción, abastecimiento y distribución para cubrir las necesidades e consumo de todo el país, así está concebido y es así como funciona. 
Mejor dicho, debido a la guerra psicológica que toca incluso a algunos dirigentes que creen que ahí está la falla estructural aunque el sistema no está exento de tener sus fallas; se ha inoculado esa idea mientras se sigue desdibujando el rostro del enemigo y las perspectivas lo hacen confuso al punto que algunos consideran que por Pdmercal se perdieron las elecciones, a tal punto, que el rostro enemigo se les confunde entre un ministro y Nicolás. Y en este punto no fallan las visiones u opiniones, está fallando profundamente es la ofensiva en el plano psicológico de la verdad.
Analicemos de forma enumerada el comportamiento de la oposición en sus 2 etapas para ganar las elecciones:

Antes de la Campaña
1) La “arrechera” de Capriles intentó consensuarla y traducirla de nuestros a la acumulación de arrecheras producto de la conspiración entre el empresariado y demás dirigentes de la MUD.
2) La conspiración en marcha; por un largo tiempo comienzan progresivamente a desaparecer los productos, algunos aparecían en Colombia. Comienza el “bachaqueo” como oficio lucrativo, con expresiones territoriales en las entradas a los barrios.
3) Comienza el debilitamiento de la moneda al sacar los bolívares del país y nace como referencia única del precio del dólar paralelo una página que es de uno de esos conspiradores donde colocan el precio del dólar basado en fórmulas alocadas.
4) Los ataques de la derecha mediática internacional se acentúa en temas varios pero con permanente énfasis en el “caos que se vive en Venezuela por el fracaso del modelo político socialista que dejó Chávez en marcha, producto de las expropiaciones y…” (Los otros argumentos que ya conocemos).
5) Comienza a salir la oferta del “Cambio” por parte de los voceros de la oposición. Una palabra que posicionaron y sembraron como idea en todas sus declaraciones sea cual fuere el contexto y el momento que lo decían. No se cansaron de repetirlo.

Durante la campaña
1) Todos con rostros y discursos triunfalistas prometen un cambio y escogen a sus candidatos de forma poco democrática. Algunos desconocidos aparecen en sus listas. Para nosotros parecía favorable que lo fuesen pero no veíamos más allá de los nombres
2) No personalizaron la campaña en ninguno de sus candidatos sino en la oferta del “Cambio”.
3) Pagaron servicios de marketing en todos los servidores web que tienen que ver con Venezuela, contrataron espacios en las cadenas de televisoras de televisión por suscripción con mayor penetración en Latinoamérica y servicios similares que se extienden a los smartphones interviniendo como publicidad ineludible con sus mensajes para posicionar y sembrar la idea del supuesto cambio traducido en la oferta más específica: que su opción les permitiría al pueblo salir de las colas, con la frase “esta es la última cola que hago”. Aquí llamaban al descontento que ya habían creado y del cual son responsables directos.
4) Hicieron poca campaña de calle, excepto cuando iban a regalar 7 mil bolívares en los sectores populares dónde se veían débiles pero, ni una sola visita a las urbanizaciones donde casi siempre ganan. Pleno triunfalismo. El cumplimiento de la etapa final del plan electoral puesto en marcha más de un año atrás. Orientaron su voto en consenso hacia la falsa unidad.
5) Se hicieron ver como vencedores desde el inicio y crearon la cosmovisión sobre que no reconoceríamos los resultados y haríamos fraude.
Ahora, siguen las colas, los empresarios no pudieron contenerse y salieron a anunciar medidas y demás maniobras políticas con una denotada participación protagónica en la creación de las condiciones materiales para que desde la Asamblea se le devuelva su privilegio de robar y flagelar al pueblo venezolano.
A nosotros nos sirve de experiencia aleccionadora pero nos llena de más amor para emprender una ofensiva más radical que nos permita reconciliar al pueblo confundido con las ideas por las que ellos lucharon por Chávez en algún momento y por las que Chávez murió luchando por ellos. No nos toca una tarea más, debemos profundizar la revolución y que marche de forma más acelerada en todos los escenarios que tengamos que avanzar por encima de las pretensiones del adversario, ese mismo que hoy ya pretende atentar contra los trabajadores y que seguramente atentará contra los ingresos y el poder adquisitivo de nuestro pueblo de forma más descarada y voraz. Nos corresponde la responsabilidad histórica y definitiva de revisar, rectificar, repolarizar, repolitizar, reunificar, recuperar a los nuestros y reimpulsar de una vez por todas el proceso revolucionario y hacer de esa masa popular y consciente pero irreductible y así más nunca tengamos tropiezos electorales y podamos finalmente construir el socialismo del bolivariano.
Por ello la renovación del método político de las 3R al cuadrado no se trata de un asunto cuantitativo, ni de cuántas erres necesitamos para consolidarnos sino más bien es el método que diseñó el comandante en unas circunstancias parecidas que aunque fueron favorables para nosotros, estaba convencido como lo estamos nosotros hoy que es un método político de renovación y aplicación permanente para hacer de la revolución un proceso irreversible y que no dependa su avance de unas elecciones. Se trata de ser mayoría siempre, no necesariamente en tiempos electorales sino también en tiempos de defender nuestra Patria, nuestra soberanía, la independencia y ser el músculo consciente que repela cualquier intento de la derecha nacional y del imperio norteamericano de arrebatarnos nuestros innumerables logros.
En esta nueva etapa a la oposición le toca equivocarse como ya comenzó a hacerlo. Mientras nosotros nos mantendremos en las calles defendiéndonos a nosotros mismos; a los ancianos, a los niños y sobre todo a los que por molestia votaron por ellos. Nos toca un camino arduo, nada fácil, complejo, donde están abiertos todos los escenarios de lucha en democracia, apegados a nuestra constitución pero la lucha es ineludible y no podemos abandonarla. 
Si la revolución fuese fácil no valdría la pena transitarla. Está llena de tropiezos, reveses y contradicciones pero es la única garantía que tenemos de no ser más nunca una colonia y de no volver a regalar esta Patria que nos parió y que en sus entrañas yacen las riquezas naturales más deseadas por el imperio para sostener su modo de vida capitalista por cientos de años a costa de lo nuestro.

TOMADO DE: http://www.psuv.org.ve/

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