jueves, 11 de febrero de 2016

Potentes, prepotentes e impotentes


LETRA DIRECTA/

SANTIAGO DÍAZ


Antes que nada, pido calma. Sé que fusilé el título de un maravilloso libro de caricaturas de Quino. Traté de pensar en otro yo solito, pero el de Quino resultó simplemente inmejorable. 
Y es que así, ajustada a esas tres palabritas, se empieza a dibujar la nueva, decente, democrática y tan celebrada en privado por la señora Hillary Clinton, Asamblea Nacional. 
Que una de las peores criminales de guerra de este siglo levante la copa y sonría por tu victoria no es buen augurio, pero supongo que a ellos eso no les importa. 
Al fin y al cabo, en caso de una intervención 
“humanitaria”, los Ramos Allup, los Capriles y los
 Machado Zuloaga agarran sus aviones privados (así
 sean prestados) y dejan el pelero.
Las facultades de la Asamblea Nacional están bien descritas en la Constitución. 
Hoy nuestra fulgurante oposición tiene en sus manos, después de más de 17 años, poderes legislativos y contralores como nunca los había tenido. 
No son pocas las áreas en las cuales esta gente puede mover la mata para que a todos los venezolanos nos toque un mango. 
También son muchos los temas en los cuales el Gobierno Bolivariano ha avanzado poco que ellos podrían atajar, hacer suyos y darles el impulso que necesitan. 
Para saber cuáles son esos temas solo tienen que pelar las orejas y armarse de voluntad política. El poder lo tienen. Son potentes.
En vez de aprovechar esa oportunidad de oro, parecen decididos a impulsar su propia agenda; ese quítate tú pa’ ponerme yo que tantas veces les espantó a los votantes y que para la campaña del año pasado, indudablemente, supieron disimular. 
¿Usted quiere que se acaben las colas? Mala suerte, primero vamos a hablar de la fulana amnistía. 
¿Usted quiere que le den un empujoncito al Gobierno para que tome medidas necesarias? Qué mal, porque el chiste no es que los problemas se solucionen, sino que se agraven para así poder salir de Maduro. 
¿Qué viene después de Maduro? “Cambio y unidad”, claro. Son prepotentes.
Y, aunque quisieran hacer las cosas bien, los compromisos adquiridos durante estos años de hacer política con plata prestada pesan más que la buena voluntad. Contrario a lo que se cree, los monstruos de la corrupción y el cadivismo amarran a la oposición con mucha más fuerza que al Gobierno. 
Ni hablar del conservadurismo. Revisen la pelea en Twitter que se armó entre Tamara Adrián y Chúo Torrealba. 
No pueden hacer nada para solucionar nuestros problemas, pero tampoco pueden hacer los milagros políticos que ellos creían. 
Salir de Maduro no es un asunto de pegar gritos desde la tribuna de oradores de la AN. Por eso, una vez más, vuelven a acariciar (aunque a estas alturas ya parece más bien manoseo) la idea de la salida violenta: se saben impotentes.
@letradirectasd
TOMADO DE: http://ciudadccs.info/

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