martes, 2 de agosto de 2016

'The National Interest': "La OTAN sufre una enfermedad terminal"


Publicado: 22 jul 2016 13:56 GMT - RT

Turquía y las agresivas políticas de la organización hacia Rusia serían solo algunas de las causas de las fisuras dentro del bloque militar.

Imagen Ilustrativa
Imagen IlustrativaFlickr / Defence Images

La actual situación política en Turquía tras el fallido golpe de Estado, puede desencadenar una onda expansiva a través de la OTAN, una alianza que presenta "múltiples signos de una enfermedad terminal", asegura en su artículo de la revista 'The National Interest' el escritor y principal investigador del Instituto Cato, Ted Galen.
Según el experto, la victoria del presidente turco Recep Tayyip Erdogan sobre la "inepta" intentona golpista no significa una victoria verdaderamente democrática para Turquía. Al contrario, Erdogan ha utilizado este incidente para purgar no solo a los militares, sino también el poder judicial, el sistema educativo e incluso sanitario del país. "El alcance y la velocidad de la purga confirma que Erdogan simplemente utiliza el intento del golpe de Estado como pretexto para implementar un plan a largo plazo", considera Galen.


La OTAN, que se presenta como una alianza de democracias ilustradas, corre el riesgo de enfrentarse a la vergüenza de tener en sus filas a un "miembro dictatorial en todo su alcance, menos en el nombre". Esto seguramente no será del agrado de otros Estados miembros de la Alianza y provocará graves tensiones y divisiones dentro del bloque militar, agrega.


Otros signos de la dolencia que sufre la OTAN

Pero el descenso de Turquía hacia el autoritarismo no es el único signo de enfermedad en la Alianza. Existe una notable incertidumbre dentro de la organización en cuanto a Rusia. La mayoría de los miembros del Este de Europa han adoptado una posición de confrontación hacia Moscú, y este enfoque es apoyado por la cúpula política y militar de la OTAN.
"Hasta ahora, la estrategia de línea dura ha prevalecido en gran medida. Recientemente la Alianza ha llevado a cabo ejercicios militares a gran escala cerca de las fronteras rusas, y ha decidido desplegar cuatro batallones: tres en los países bálticos y uno en Polonia. Pero esta postura hostil hacia Moscú no está exenta de discrepancias", señala el autor del artículo.


Tanques estadounidenses M1 Abrams disparan durante el ejercicio militar Saber Strike de la OTAN en Adazi, Letonia.

Tanques estadounidenses M1 Abrams disparan durante el ejercicio militar Saber Strike de la OTAN en Adazi, Letonia.Ints KalninsReuters

En junio pasado, el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeir, sorprendió a sus colegas de la Alianza con comentarios muy negativos sobre las últimas maniobras a gran escala. Estas medidas, dijo Steinmeir, son "contraproducentes", e instó a los líderes de la OTAN a evitar "ruidos de sables y gritos de guerra". Estaría "bien no crear pretextos para reanudar una vieja confrontación", agregó el ministro alemán.

La "nube más oscura" que se aproxima en el horizonte de la Alianza

Hungría y República Checa también han mostrado dudas sobre las políticas cada vez más agresivas hacia Rusia. Además, la reciente reconciliación entre Ankara y Moscú puede conducir a una mayor erosión del consenso de la OTAN en favor de una política agresiva hacia Rusia, sostiene Galen.
Sin embargo, la "nube más oscura" en el horizonte para la Alianza son las elecciones presidenciales estadounidenses. Aunque la candidata demócrata Hillary Clinton se ha comprometido a mantener el 'statu quo' en relación con la OTAN, el republicano Donald Trump ha expresado dudas sobre la conveniencia de los compromisos de EE.UU. con la Alianza. Asimismo ha indicado que prefiere una relación amigable con Moscú.
"Una presidencia de Trump sería el último clavo en el ataúd de la OTAN. Su administración seguramente exigiría grandes reformas, e incluso una posible retirada de EE.UU. del bloque. Sería la fisura más grave en la Alianza, pero no es la única. La OTAN presenta múltiples signos de una enfermedad terminal por más que sus partidarios quieran negar esa realidad", finaliza Galen.


OTAN: gatillera de guerra nuclear


Publicado el 21 Julio 2016 Escrito por John Saxe-Fernández - El Clarín de Chile
Hoy hemos decidido declarar la capacidad operativa inicial (COI) del sistema de misiles de defensa (SMD) de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Así lo anunció Jens Stoltenberg, secretario general, en la cumbre de esa alianza militar, con el aplauso de Obama, Merkel, Cameron, Hollande y suspicacias a granel de dentro y fuera.
La OTAN todavía hoy opera con Estados Unidos a cargo, ya que éste sufraga casi tres cuartas partes de su presupuesto anual. Se trata además de una COI que sigue sujeta a la dinámica de guerra general nuclear que enfrentarían a Estados Unidos y Rusia en una eventualidad catastrófica. En realidad Stoltenberg se refirió al Sistema Nacional Antibalístico de Estados Unidos (SNA) que esa potencia instala en Europa, parte de toda la infraestructura nuclear y balística bajo su comando, control y operación, con decenas de miles de millones de dólares invertidos, en su mayoría a favor de grandes firmas aerospaciales estadunidenses, que aplaudieron la abrogación del Tratado Antibalístico, ABM, obstáculo a la desestabilización nuclear y a fabulosos negocios.
El SMD es careta de una OTAN en papel de conspicua gatillera de guerra nuclear, que asume como suya, sin consulta ciudadana, la agresividad estratégica de Estados Unidos, que conduce a la instalación de respuestas automáticas ante un SNA a pocos minutos de las plataformas rusas de lanzamiento terrestre. ¿Puede alguien imaginar el belicismo estadunidense ante un hipotético sistena antibalistico ruso en las narices del Pentágono? Ya se vivió algo así en 1962, al borde de una guerra nuclear. Ahora sería como que Rusia colocara parte integral de su sistema antibalístico en Chihuahua y Alberta para proteger a Estados Unidos de algún Estado canalla y luego usara una coalición latinoamericana, pagada por Rusia y con Estados Unidos como principal amenaza, para el manejo conjunto de un sistema antibalístico regional. Ante tal eventualidad, algún líder sensato de Estados Unidos clamaría, con razón, que “eso que Rusia pone en funcionamiento en Chihuahua y Alberta es automáticamente parte de toda la infraestructura nuclear rusa… parte integral de la capacidad nuclear de Rusia”. Esa fue la razón esgrimida por Vladimir Putin al plantear la médula de la iniciativa del gobierno de Bush para instalar sistemas antibalísticos, interceptores y radares en las proximidades de Rusia (ver Acoso estratégico, La Jornada, 16/12/07).
Ese despliegue hecho por Bush persiste con Obama y ahora el riesgo de guerra es tan alto –o mayor– que en 1962, ya que el empuje de la OTAN hacia el este, en violación de acuerdos con Gorbachov, trasladó el epicentro de la guerra fría de Berlín a Ucrania, luego del golpe de estado de febrero, 2014, articulado por Estados Unidos para instalar un régimen anti-ruso que reprime con bandas neo-nazis a la población ruso-parlante.
Moscú percibe el SNA como lo que es: una amenaza directa. En palabras de la cancillería rusa: Todavía percibimos las acciones destructivas de Estados Unidos y sus aliados en el área antibalística, como una amenaza directa a la seguridad global y regional (NYT, 12/3/16).
Tratar de neutralizar la capacidad rusa de segunda respuesta, desde plataformas de lanzamiento en Rumanía o Polonia es correr riesgos catastróficos. La puesta en escena de la OTAN en papel de gatillera nuclear se anunció en momentos en que Ashton Carter, secretario de defensa estadunidense, colocó a Moscú por encima del Estado Islámico como principal amenaza a la seguridad su país, mientras la OTAN realizaba provocaciones bélicas en la frontera de Rusia.
Fue pocos días antes de la cumbre de la OTAN y de una histeria belicista sobre la agresión rusa en Ucrania y su expansión hacia los países bálticos y Polonia, azuzada por radio, prensa y TV, que altos cargos alemanes llamaron a la cordura pronunciándose contra posturas belicistas de alto riesgo. El general Petr Pavel, presidente del Comité Militar de la OTAN, dijo que el despliegue de batallones que estaría realizando la alianza en esos países, no era un acto militar, sino político. Aclaró que no es la intención de la OTAN crear una barrera militar contra una agresión rusa a gran escala, porque tal agresión no está en la agenda ni existen evidencias de los servicios de inteligencia que sugieran tal cosa.
Lo que no amainó fue el escepticismo sobre el manejo conjunto, dada la integración operativa del SMD a la estructura y dinámica del SNA. Oficiales franceses escépticos de la COI advirtieron que su oposición al SMD no tiene nada que ver con la oposición de Rusia y las medidas defensivas que le acompañan, sino con dudas de que el SMD esté realmente “bajo control de la alianza… y no bajo control de EU” (WSJ,18/5/16). Pero, yendo un poco más a fondo, ¿no es ese SMB y la fabricación de un enemigo, intentos para dar vigencia a la OTAN, plagada de anacronismos y de una riesgosa colonialidad estratégica, cuando la seguridad europea debe estar en manos europeas? Es hora de preguntar, con Stephen Kinzer (ICH,9/7/16), ¿Es la OTAN necesaria?


"Polonia debe apuntar a Kaliningrado, el metro de Moscú y RT para impedir la invasión de Rusia"

Publicado: 22 jul 2016 20:29 GMT | Última actualización: 23 jul 2016 18:31 GMT - RT
El Consejo del Atlántico recomienda a Varsovia destinar fondos para rearmarse, con el fin de estar preparada para una supuesta invasión rusa.
Kacper PempelReuters

Rusia "es imprevisible y puede atacar a los países bálticos y Polonia en cualquier momento", por lo que Varsovia "debería reforzar su Ejército" y estar preparada para atacar la ciudad rusa de Kaliningrado con misiles y 'apagar' la cadena RT", recomienda el Consejo del Atlántico, un laboratorio de ideas estadounidense con estrechos vínculos con la OTAN.
Un informe de este colectivo, titulado 'Armado para la Disuasión', señala las medidas que la alianza atlántica en general y Polonia en particular deberían tomar para "contrarrestar el resurgimiento de Rusia". Así, estos analistas alertan sobre el hecho de que la amenaza de un ataque de Moscú podría ser "inminente" debido a que, aunque "no tiene ninguna una intención inmediata de desafiar a la OTAN de manera directa, esto puede cambiar de la noche a la mañana" porque las reacciones del Kremlin "no se pueden predecir" y podrían surgir "por cualquier motivo".
Sin embargo, el Consejo del Atlántico recuerda que, a pesar de ser impredecible, "Rusia rara vez disimula sus verdaderas intenciones": "Por el contrario, las ha proclamado públicamente en varias ocasiones, pero Occidente ha optado por ignorar sus declaraciones y no tiene en cuenta" su disposición a la hora de llevar a cabo sus planes.


La OTAN "no está preparada"

Estos especialistas consideran que, si Rusia realiza alguna invasión, la OTAN no está preparada para responder y Moscú trataría de aprovechar un hecho consumado y utilizar la disuasión nuclear para evitar una guerra a gran escala. En ese caso, el objetivo de Polonia —"el mayor miembro del bloque militar más cercano a Rusia"— sería retrasar los movimientos de la fuerza invasora e infligirle "un daño inadmisible".
"No se espera que las fuerzas de la OTAN desplegadas en Polonia ganen la guerra", porque "su presencia en la región no es suficiente como para lograr eso", sino que tendrían que ser capaces de "luchar junto a las fuerzas de la nación anfitriona para ganar tiempo hasta que llegaran refuerzos", agrega el colectivo.


Polonia necesita rearmarse

Asimismo, el laboratorio de ideas señala que Polonia necesita realizar "reformas urgentes" si desea ser capaz de disuadir a Rusia, por lo que sugiere a Varsovia que tome una serie de medidas, como que aumente las tropas de sus Fuerzas Armadas y compre armamento más moderno, como los misiles de crucero de gran alcance JASSM de fabricación estadounidense —que podrían atacar a objetivos en el interior de Rusia— o los misiles de crucero NSM noruegos, capaces de alcanzar la ciudad rusa de Kaliningrado, en la costa del mar Báltico.
Además, el Consejo del Atlántico recomienda a ese país de Europa del Este que adquiera más lanzacohetes múltiples, helicópteros y drones de ataque, entre otras armas, y que optimice ese proceso para impedir que la burocracia polaca paralice las operaciones.


Contraofensiva polaca

Como "todos estos gastos no evitarán que Polonia soporte el hipotético ataque ruso", el país "debería prepararse para una guerra de guerrillas mediante la construcción de una red de refugios en las zonas boscosas", que "facilitarían el despliegue de las unidades que se quedaron atrás", señala la organización.
A su vez, Varsovia debería tomar medidas políticas y "aspirar a unirse al esquema de capacidad nuclear táctica de la OTAN, que permite a sus cazas F-16 transportar armas nucleares tácticas", y desarrollar ofensivas cibernéticas "que incluirían el metro de Moscú, la red eléctrica de San Petersburgo y los medios de comunicación estatales rusos, como RT".


Evitar la emigración

Otra recomendación del Consejo del Atlántico es que el Gobierno polaco socave todos los esfuerzos de la Unión Europea por crear su propio Ejército, ya que esto significaría que los fondos destinados a la OTAN se redirigirían a esa nueva fuerza militar.
Entretanto, Varsovia también debería impulsar "nuevos incentivos" para que sus ciudadanos permanezcan en su territorio y no se marchen a otros países de la UE, debido a que "la emigración ha reducido la capacidad de defensa de Polonia por el drenaje de personas en edad militar", indica el documento.


La OTAN aumenta su presencia militar

Polonia y estados del Báltico se encuentran entre los miembros de la Alianza que más fervientemente abogan por el aumento de la presencia militar cerca de las fronteras con Rusia, ya que argumenta que resulta necesario para disuadir una supuesta agresión de ese país. A mediados de junio, la OTAN acordó desplegar cuatro batallones en la zona —tres en los países bálticos y uno en Polonia— e intensificar su presencia naval en el mar Negro y el mar Báltico.
Por su parte, Moscú niega esas acusaciones y denuncia que la alianza atlántica emplea esa retórica antirrusa para justificar el incremento de su gasto militar.


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Washington y la OTAN contra Rusia


por Pablo Jofré Leal - La Haine - 22/07/2016 


Bajo el argumento que la Federación Rusa representa un “inédito desafío proveniente del Este” la organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- definió este mes de julio, en ocasión de la Cumbre de esta asociación estratégica militar occidental celebrada en Varsovia, dar un nuevo impulso a sus objetivos de ampliación y cerco contra Moscú.

La OTAN y su estrategia goebbeliana 
El propósito está digitado desde Washington, que administra a su entero capricho la labor de esta organización militar occidental, incluyendo en ello a 22 de los 28 países de la Unión Europea, a lo que se adiciona Turquía, como punta de lanza en Oriente Medio. Esta estrategia, que tiene como centro la lucha contra Rusia aprobó un documento que consta de 139 puntos cuyo fundamento principal está basado en la tergiversación y en un análisis más cercano a la ficción que a la seriedad de sus argumentos para justificar el incremento de las presiones contra la Federación Rusa. El jerarca Nazi Joseph Goebbels sostenía, como parte de la maquinaria de propaganda nazi“miente, miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá” y eso, el documento de Varsovia lo expresa en toda su dimensión.
En efecto, la Cumbre de Varsovia denuncia a Putin y su “política belicista” con el claro propósito de incrementar los gastos de defensa de los gobiernos que forman parte de la OTAN. El mencionado documento, firmado por el Secretario General de la OTAN Jens Stotelberg, el Presidente del Consejo Europeo Donald Tusk y el Presidente de la Comisión Europea Jean Claude Junker atribuye al gobierno de Putin “el ejecutar actos agresivos, desestabilizar a Ucrania, violar los derechos humanos en Crimea, provocar a los países fronterizos de la OTAN en el Báltico y el Mar Negro, así como en el Levante Mediterráneo con su apoyo al gobierno sirio. Todo ello mostrando una voluntad de alcanzar objetivos políticos mediante la amenaza y el uso de la fuerza y la retórica nuclear agresiva” 
Lo consignado, para un lector desprevenido, haría penar en la justeza de las decisiones de la OTAN ante un enemigo tan “temible”. Sin embargo, cada uno de esos puntos, no sólo representan una descarada invención, sino que justamente ha sido Estados Unidos, sus socios alincitas y las fuerzas ultranacionalistas de Ucrania quienes desestabilizaron este país. Han rodeado a Rusia de fuerzas militares hostiles y se han encargado, en conjunto con los gobiernos de Turquía, Israel, Arabia Saudita y las Monarquías ribereñas del Golfo Pérsico en desestabilizar y fragmentar tanto Siria como Irak. En ese contexto Rusia, junto a la República Islámica de Irán, el gobierno de Damasco y el Movimiento Hezbolá han sido los únicos que han hecho frente a las bandas terroristas takfirí con resultados visibles y que han impedido la destrucción total del país levantino.
El mencionado documento de la OTAN, un intenso lobby político propiciado por Washington con apoyo de Francia, Alemania e Inglaterra dio paso para que esos gobiernos, junto a Italia y España entre otros, declararan que la OTAN debía responder a esa amenaza rusa bajo conceptos propios de la Guerra Fría: Disuasión con el imperativo de fortalecer el despliegue de armamento nuclear en los países miembros de la OTAN y al mismo tiempo concretar el fortalecimiento de la zona este de la organización noratlántica. Comprobando así lo que Moscú ha denunciado permanentemente: el despliegue militar de las fuerzas de la OTAN en sus fronteras con la intención de provocar una reacción que desate un conflicto de proporciones incalculables.
En uno de los 139 puntos del documento aliancista se consigna que “para responder a esas amenazas – las rusas – incluyendo las que provienen del sur – se refiere a Libia y Siria - la OTAN debe fortalecer sus capacidades y despliegue de fuerzas exigiendo inversiones adecuadas” que es hablar de más gasto militar hasta llegar a porcentajes que rondan el 2% más en cada país de esta Organización Militar. Ello implica aumentar la inversión en compras de armas, principalmente a la industria militar estadounidense. Más aviones, más barcos de guerra, más helicópteros, sistema de misiles, submarinos, más tropas en terreno, más bases militares que rodeen Rusia. En ese marco la pregunta surge lógica ¿quién es el que exhibe actos agresivos, trata de desestabilizar a países que no le son incondicionales? ¿Quién genera actividades militares provocadoras en el Báltico, en el Mar Negro, en el Mediterráneo? ¿Quién balcaniza a países del Magreb y de Oriente Medio? ¿ Quién desea alcanzar sus objetivos políticos mediante la amenaza y el uso de la fuerza y retórica nuclear agresiva?
El nuevo gobierno surgido en Inglaterra, tras la salida de David Cameron permite exhibir una respuesta a las interrogantes anteriores. La nueva Primera Ministra, la conservadora Theresa May, quien para justificar la luz verde dada a la renovación de la flota de submarinos y misiles nucleares Trident de las Fuerzas Armadas inglesas declaró el pasado 18 de julio ante el parlamento inglés que "la amenaza de naciones como Rusia y Corea del Norte sigue siendo muy real" exhortando a los parlamentarios británicos a apoyar el proyecto de modernización de las armas nucleares de Reino Unido, que finalmente fue aprobado por 355 votos a favor y 116 en contra. May sigue así una clara política continuista de su antecesor de considerar a Rusia el rival a vencer en el plano internacional.

El factor ucraniano 
Así, con este actuar de beligerancia por parte de la OTAN, sin tapujo alguno, se va consolidando lo que tuvo su punto de partida en abril del año 2014, cuando Estados Unidos y países de la Unión Europea, tanto en el plano político, como a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – usando como pretexto la situación derivada del conflicto en el sudeste ucraniano, comenzaron a concretar lo que dos años después ha quedado explicitado: Washington y sus aliados de la OTAN se encuentran sumidos en un enfrentamiento estratégico a largo plazo con la Federación Rusa.
Recordemos, que en febrero del año 2014 fuerzas ultranacionalista ucranianas, agrupadas en torno a los movimientos paneuropeos, contrarios a la decisión de concretar esfuerzos de cooperación con Rusia derrocan al ex presidente Ucraniano Viktor Yanukovich, tras una serie de movilizaciones sociales, ampliamente difundidas por los medios de comunicación occidentales. El Euromaidán, como se le denominó comunicacionalmente, expresó el éxito de los esfuerzos desplegados por las Organizaciones Gubernamentales estadounidenses, instituciones como la USAID, como también figuras políticas como la ex Secretaria Adjunta Para Asuntos Europeos Victoria Nuland, que definieron una agenda de trabajo – desde el lejano año 1991 – para establecer una política de cerco contra Rusia y en especial en la última década contra los gobiernos de Vladimir Putin, considerado un enemigo de temer y necesario de aplastar, por parte de los análisis estratégicos de la Casa Blanca y el Pentágono.
El nombre de Victoria Nuland y su labor representa el tipo de trabajo que Washington suelen ejecutar contra aquellos países que están en su radar de enemigos. Esta diplomática neoconservadora, ex consejera en política exterior del vicepresidente Dick Cheney, ex embajadora ante la OTAN, cumplió su papel de Halcona con tanto esmero, dedicación y eficiencia, que durante el primer mandato presidencial de Barack Obama, la ex Secretaria de Estado y actual candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton la nombró portavoz del Departamento de Estado. En 2013, el actual secretario de Estado John Kerry la puso a cargo de los asuntos europeos desde el cual dirigió las operaciones de desestabilización contra el gobierno de Yanukovich, su caída y los trabajos de cerco a la Federación Rusa.
La Sra. Nuland, en declaraciones efectuadas a la cadena de noticias estadounidense CNN, tras la caía de Yanukovich reconoció la participación de su gobierno en el proceso de desestabilización de Ucrania “ Estados Unidos ha invertido cerca de 5.000 millones de dólares en Ucrania desde 1991, desde que se convirtió en un Estado independiente después de la desintegración de la Unión Soviética. Este dinero se ha gastado para apoyar las aspiraciones del pueblo ucraniano, que quiere tener un gobierno fuerte y democrático que represente sus intereses” 
Washington, con Nuland, con la OTAN, con sus socios de la UE, con Petro Poroshenko entre otros, está empeñado en provocar a Moscú, consolidar un bloque de países que lo apoye en la intensificación de las sanciones contra el gobierno de Putin, ampliarlas y tratar de ahogar la economía rusa. Apoyar militar, política y económicamente al régimen de Kiev, usado como punta de lanza en la política de agresión, donde se ha sumado con todo su poder militar y económico la OTAN utilizando para ello una vieja y conocida cantinela respecto a la responsabilidad de Moscú en el conflicto de la región del Dombás, ocultando deliberadamente que ha sido el gobierno de Barack Obama y un Congreso cómplice quienes orquestaron el Golpe de Estado que depuso a un gobierno legalmente electo, bajo la idea de expandir la OTAN, obligando al oso Ruso a mostrar sus dientes ya que el sudeste ucraniano es considerado por Moscú como su línea roja en materia de defensa.
Ya en julio del año 2015 señalaba que Estados Unidos y los halcones de ese país avanzan hacia una guerra contra Rusia “el partido de la guerra en Estados Unidos, que incluye a legisladores principalmente republicanos, pero también demócratas, funcionarios de gobierno, medios de comunicación, miembros del complejo-militar industrial, están ejerciendo una presión implacable para desatar un conflicto con Moscú poniendo como excusa la crisis en Ucrania” En ese contexto, Moscú considera que la administración estadounidense y sus líderes de opinión más belicosos – tanto en el área política como militar - están efectivamente utilizando la crisis en Ucrania como excusa para ejecutar el actual trabajo de ampliación de su presencia militar en la región. En este trabajo, claramente provocador contra Rusia y por extensión contra aquellos países que no son aliados de la alianza noratlántica, en la decisión de ampliar la OTAN hacia el este se da cumplimiento a los acuerdos establecidos no sólo en Varsovia 2016, sino que en la Cumbre de la OTAN celebrada en la ciudad galesa de Newport en septiembre del año 2014.
En Newport se fijaron las líneas estratégicas, que dos años después han significado ponerle cifras en el gasto militar. Líneas estratégicas de largo plazo destinadas a contener lo que Washington y sus aliados consideran los enemigos del Siglo XXI: Rusia pero también a China en materia de contener el desarrollo político, militar y económico de ambas naciones de manera tal de evitar que estos gigantes puedan rivalizar con Estados Unidos y sus aliados. En el caso específico de China Washington se ha encargado de exacerbar las tensiones en la zona del Mar de la china, sobre todo con Japón e involucrando a Australia y Corea del Sur a través de los llamados contratos de asociación.
El año 2016 la decisión de Newport se muestra en toda su dimensión bélica con la Cumbre de Varsovia: más dinero para armas, más procesos de cerco contra Rusia, más operaciones militares provocadoras y la intensificación de aguerras de agresión destinados a mantener una hegemonía que no puede mantenerse sin que ello signifique una guerra mundial. Siria, Irak, Libia, Yemen, Bahréin, son parte de ese escenario global donde el futuro de la humanidad está en juego. Es hora que los pueblos del mundo se alcen definitivamente contra esta noción y práctica de entender las relaciones internacionales.

TOMADO DEhttp://noticiasuruguayas.blogspot.com/
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