jueves, 3 de noviembre de 2016

Venezuela: desesperada arremetida golpista

Por: Angel Guerra Cabrera
27 octubre 2016 | CUBADEBATE
venezuela-bandera
Foto: Archivo.
Las marchas opositoras en Venezuela de los últimos días forman parte de la estrategia golpista de la contrarrevolución, mantenida con distintos grados de intensidad desde el primer intento fallido de abril de 2002. 

En este momento, todo indica que presionada por Estados Unidos, la derecha le ha cargado la mano y la velocidad a la ruta golpista y sus personeros más connotados que no lo estaban, se han corrido junto a los de posiciones más extremas que buscan un baño de sangre pinochetista.

El imperio, después de apoderarse del gobierno en Argentina y Brasil, parece tener prisa por liquidar el bastión antimperialista y la gran carga simbólica de la Revolución bolivariana.
Lo demuestra la desfachatez con que los cabecillas opositores se han desdicho del acuerdo de horas antes, con el enviado personal del Papa Francisco, Emil Paul Tscherrig, Nuncio Apostólico en Argentina, de iniciar un diálogo con el gobierno. Más grave, por la reunión que el pontífice sostuviera en el Vaticano con el presidente Nicolás Maduro, quien ha venido insistiendo en el diálogo político como única salida a la actual situación en Venezuela.


Maduro vio al Papa al regreso de una gira por Medio Oriente para apuntalar el esfuerzo de los países OPEP y no OPEP por estabilizar los precios del crudo, cuya caída es la principal causa de las dificultades económicas de Venezuela, junto a la guerra de los grandes capitales locales e internacionales.
Parte de la estrategia golpista de la derecha, desde que ganó las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, ha sido también la conducta inconstitucional de su mayoritaria bancada en la Asamblea Nacional (AN). Ésta decidió el fin se semana abrir juicio político contra el presidente Nicolás Maduro. Nuevo atropello a la Constitución, que no le otorga esa facultad a la AN, declarada, además, en desacato desde el 1 de agosto por el Tribunal Supremo de Justicia, por lo que todas sus decisiones adolecen de nulidad.
Asistimos a otro intento de insurrección contrarrevolucionaria que en esta ocasión utiliza como pretexto la posposición por el Consejo Nacional Electoral de la segunda fase de recolección de firmas para la eventual activación del referendo revocatorio. Cabe destacar que la posposición obedece a un sinfín de prácticas fraudulentas en la recolección de las firmas, como las de miles de fallecidos.
Enloquecida con su primer triunfo electoral, la oposición llegó a prometer a sus seguidores que saldría de Maduro en tres meses. Consideraron caminos inconstitucionales: pedir la renuncia del presidente, una reforma constitucional para acortar su período de mandato, anular la elección debido a su supuesta nacionalidad colombiana, enjuiciarlo o declararlo incapacitado. Así pasaron cuatro meses en los que el chavismo no perdió un minuto para montar su contraofensiva y recuperar la iniciativa. La derecha vino a decidir por la opción del referendo revocatorio a fines de abril.
Ya era muy tarde para lograr su exigencia de que la consulta se realizara este año, pues el proceso establecido para activarlo toma más de 260 días. Así que puso esta carta sobre la mesa a sabiendas de que únicamente sería viable si se violentaba la legalidad y apostó, como siempre ha hecho, a exigirlo con el apoyo de Estados Unidos y sus gobiernos más incondicionales.
La razón es que si el referendo se realizara el año próximo, aún suponiendo que lograran revocar al presidente Maduro, lo que procedería constitucionalmente es que la jefatura del Ejecutivo sea asumida por el vicepresidente, cargo que, por ser designado por el presidente, lo ocuparía un o una chavista.
En política no se puede ir nunca más allá del punto en que se encuentra la correlación de fuerzas y aunque la derecha ganó las elecciones, en parte lo hizo con votos prestados de chavistas o personas sin militancia, disgustadas sí, pero que no comparten la agenda golpista y promotora de la intervención extranjera de la contrarrevolución.
La situación económica en Venezuela tiende a mejorar y la derecha no ha podido superar al chavismo en la pugna por la calle ni cuenta con las fuerzas armadas. Estas palabras de la mexicana Alicia Bárcenas, directora de la CEPAL, dicen mucho: Venezuela “no está en una crisis humanitaria, definitivamente no, hay que tenerlo claro. Hay escasez de ciertos productos y tensión política, pero Venezuela tiene todavía muchos elementos para ser un país (…) económicamente pujante y está haciendo esfuerzos para diversificar su matriz productiva”.



Por segundo día consecutivo chavismo se concentra en Miraflores en defensa de la paz

Credito: AVN - Por: Agencia Venezolana de Noticias (AVN) |  | Aporrea

27 Oct. 2016.- Con banderas, pancartas y consignas comienza a llegar el pueblo chavista a las adyacencias del Palacio de Miraflores, en Caracas, donde se concentrarán para reafirmar su apoyo a la Revolución Bolivariana y en rechazo al plan de golpe parlamentario que ha puesto en marcha la mayoría de derecha de la Asamblea Nacional (AN), que se encuentra en desacato con el orden democrático.

"El presidente Nicolás Maduro dijo que Miraflores era del pueblo, y nosotros creemos eso. Estamos resteados con la Revolución Bolivariana y no permitiremos un golpe de Estado parlamentario como se lo dieron a Dilma (Rousseff) en Brasil", afirmó José Contreras, uno de los asistentes a la convocatoria.

Para Carmen Mora, el pueblo chavista "debe estar en las calles defendiendo los logros y conquistas de la Revolución ante los ataques de la derecha".

"Ellos creen que nosotros nos vamos a quedar en la casa. Nosotros vamos a estar de donde salimos en 1989, 1992 y 2002, en las calles, defendiendo el proceso", aseveró.

¿Qué pasa realmente en Venezuela?

Por: Juan Manuel Karg
26 octubre 2016 | CUBADEBATE
Nicolas Maduro
Venezuela está en boca de todos los medios de comunicación del mundo desde hace algunos años. Si con Hugo Chávez el país caribeño ya era permanente noticia, tras su fallecimiento y con el recrudecimiento de los intentos (legales e ilegales) de apartar al chavismo de Miraflores, está todos los días en las primeras planas de los principales diarios internacionales, con informaciones tergiversadas y maniqueas en una proporción creciente. Venezuela se ha convertido, como lo era Cuba décadas atrás, en la nueva “mala palabra” en las RRII, con el objetivo de fondo de forzar un cambio tras más de tres lustros de chavismo en aquel país, que termine de consolidar a la derecha regional tras su llegada a los gobiernos de Argentina y Brasil (este último, vía golpe parlamentario).
Cuando la oposición a Maduro, nucleada en la heterogénea MUD, conquistó la Asamblea Nacional en diciembre pasado, prometió que en seis meses acabaría con el gobierno del PSUV. Esto en palabras del propio presidente de la AN, el veterano dirigente Henry Ramos Allup. En esos meses, además, se dio el momento más grave de la crisis económica que vive aquel país, con un descenso pronunciado de los precios internacionales del petróleo (variable que comienza a cambiar fruto del acuerdo entre los países OPEP) y dificultades crecientes en el abastecimiento de alimentos. El gobierno ideó una iniciativa que le permitió sortear parcialmente el escenario adverso, aún con notorias dificultades: los CLAP, Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, que se constituyeron en un bypass -tal como hacía Chávez con las Misiones respecto al propio Estado- frente a la distribución privada de alimentos, donde aún hoy sigue brillando el acaparamiento.
Pasaron tres trimestres y la derecha, que tiene gran apoyo externo y al alineamiento de diversos medios de comunicación en lo interno, no logró conquistar Miraflores. ¿Qué factores inciden en que no haya podido? Diversos:
a) A diferencia de Brasil, la MUD no controla al poder judicial ni al vicepresidente del país. Tampoco a las FFAA. Una fórmula “a lo Temer” es impensada.
b) El chavismo permea como identidad de gran parte del pueblo venezolano, aún en condiciones adversas. Incluso con aquellos que pudieran estar “desilusionados” con el actual estado de cosas. La consultora opositora Datanálisis, en un reciente sondeo, muestra que al menos 5 de cada 10 venezolanos sigue reivindicando el legado de Chávez. Hinterlaces, por otro lado, muestra que hay una progresiva recuperación del oficialismo ante las nuevas iniciativas económicas.
c) La oposición sigue mostrando dos tendencias nítidas, en una similar situación a la vivida en 2014: un sector dialoguista y otro abiertamente rupturista, que exige “calentar la calle” nuevamente. Capriles, que pertenecía al primer bando dos años atrás, ahora parece abonar a una línea más confrontativa, parecida a la que comandó en 2013, tras el triunfo de Maduro. Esa puja, lejos de quedar enterrada tras la victoria de la MUD en diciembre, sigue sobre la mesa y se acrecentó. Unos culpan a otros de que Maduro siga en Miraflores, y viceversa. Los sectores más radicales, con Tintori y Machado a la cabeza, buscan una insurrección antichavista para la cual no parece haber condiciones objetivas a mediano plazo, tal como queda demostrado en el punto previo.
d) La progresiva suba en los precios internacionales del petróleo y una mejora en indicadores como el riesgo país parecen demostrar que es posible un rebote luego de meses de produndas complejidades. Sobre el primer planteo, la reciente gira de Maduro por países OPEP y no OPEP deja un piso de acuerdos que haría prever un crecimiento de expectativas de cara al año próximo.
En conclusión, con la navidad y las vacaciones cerca parece lejano un inminente “derrumbe institucional” como el que se plantea un sector de la MUD. El referendo también parece lejano, ya que la derecha debería juntar nuevamente el 1% de firmas en los 5 estados impugnados. Sin embargo la estrategia de “calentar la calle” buscará ser legitimada nuevamente, sobre todo desde el plano internacional: las condiciones regionales -sobre todo Argentina y Brasil, por sus respectivos nuevos gobiernos- son bien distintas a 2014, cuando las guarimbas buscaron derrocar a Maduro. Pero la MUD deberá tener bien claro algo: aún cuando cuente con un indisimulable apoyo externo, deberá primero construir condiciones de gobernabilidad a lo interno, algo impensado si al menos 5 de cada 10 venezolanos siguen reivindicando el legado de Hugo Chávez, tal como enunciaramos. A fin de cuentas, se pueden intentar erosionar y deslegitimar a un gobierno a distancia, pero no se puede gobernar (y ser elegido previamente) solo con rimbombantes declaraciones de la OEA.

TOMADO DE:  http://noticiasuruguayas.blogspot.com/
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