domingo, 21 de mayo de 2017

MARÍA ALEJANDRA DÍAZ: “EN LA CONSTITUYENTE LA OPOSICIÓN TENDRÍA QUE QUITARSE LA CARETA”


La abogada asegura que la propuesta del presidente Nicolás Maduro reactivó el fervor del pueblo chavista.
María Alejandra Díaz es abogada, profesora del programa de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela, moderadora del programa Leyes del pueblo (Venezolana de Televisión, viernes 7 p.m.) y jueza suplente de la Corte Disciplinaria Judicial. 
Con ese bagaje desarrolla una intensa actividad en la promoción del debate sobre la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente.
Díaz conversó en exclusiva con Supuesto Negado acerca de ese tema de candente actualidad.

¿La propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente es un jugarse a Rosalinda? ¿Existe el riesgo de que la oposición tenga mayoría y surja una nueva Constitución de corte neoliberal?

-Es una apuesta muy alta, es jugarse todo o nada, pero el escenario de que se pueda retroceder en lo que se consiguió en 1999 no es posible, porque hay una cláusula dentro de la propia Constitución, y un principio fundamental dentro del derecho constitucional mundial, y es que las normas legales se interpretan de manera progresiva, es decir, que no se puede dar marcha atrás en materia de derechos y reivindicaciones. 
En un caso como ese, ellos no podrían redactar la Constitución como en una hoja en blanco, sino fundamentándose en la Constitución de 1999. 
Aun suponiendo que tuvieran una amplia mayoría, no podrían hacer ese tipo de reversiones. 
Están entrampados en la institucionalidad que la Asamblea Nacional Constituyente estableció en 1999. 
Por eso es que, en mi opinión, es tan difícil que la oposición acepte ir por la vía de la Constituyente, ya que tendrían que mostrar, sin tapujos, cuál es su proyecto de país, lo cual, hasta ahora, han ocultado. 
Por ejemplo, tendrían que declarar que no quieren que siga el Estado social de derecho y de justicia, sino el simple Estado de derecho; o que no quieren la democracia participativa, sino la representativa. 
Eso sería quitarse la careta frente al país y, en tal caso, serían barridos por la rueda de la historia. 
En Venezuela la gente está casada con su proyecto constitucional. Las discrepancias se refieren a la eficiencia, la eficacia y los tiempos para dar respuesta a lo que está en la letra de la Constitución, es decir, la gestión del Gobierno, que es algo muy distinto.

Una de las reservas de la oposición se refiere a la forma como está previsto elegir a los constituyentes. 

Dicen que la escogencia por sectores puede distorsionar la realidad electoral del país. ¿Cómo explica usted este aspecto?

-Las bases comiciales aún están en etapa de consultas. 
Lo que sí se sabe, porque además es un derecho constitucional, es que será un voto universal, directo, secreto y personalizado. 
Teniendo eso presente, no debería haber miedo alguno, aunque haya una parte de la elección que se va a realizar de manera sectorizada. 
De hecho, ya tenemos una experiencia de eso, en 1999, con el ámbito de los pueblos indígenas. 
En esa ocasión, en cambio, el resto del país eligió en ámbitos territoriales regionales. Hubiese sido mejor hacerlo por municipios, pero no fue posible. 
En este caso, hay que esperar por las bases comiciales para opinar sobre esas críticas, pero no creo que tengan fundamento porque, repito, prevalecerá el principio del voto directo, secreto, universal y personalizado. Partiendo de esa base, es muy difícil creer eso que están diciendo por ahí, de que será una Constituyente hecha a la medida de Maduro.

Usted ha dicho que la Constituyente es la única salida que le queda al país. 

¿De verdad puede ser una salida si el sector opositor no participa?

-Lo que pasa es que hay un sector de la dirigencia opositora que es muy violento y, desafortunadamente, tiene cierta ascendencia en la militancia de ese sector. 

Pero no son la mayoría, pues, hay otra gente en la oposición que sí cree en el diálogo y en que las soluciones deben ser en el marco de la política con P mayúscula, poniendo sobre la mesa las diferencias y tratando de encontrar puntos donde lo común nos permita avanzar. 
Eso ha quedado demostrado en varios sondeos de opinión pública en los últimos meses. 

Entonces, yo creo que habrá figuras de oposición que se van a postular por iniciativa propia y eso va a permitir que dentro de la Constituyente se den debates muy interesantes.

 Además, hay que tomar en cuenta que también ha surgido un sector que perteneció antes al chavismo y ahora es opositor. 
Esa gente que coincide algunas veces con posiciones de la derecha, pero que no se ha ido a la vía de la violencia y el terrorismo. 
Esa es una oposición con la que se pueden discutir diferentes visiones del país. 
Desde ese punto de vista, la Constituyente será una oportunidad para que una oposición mucho más seria pueda confrontar ideas con el Gobierno.

¿Por qué usted dice que la Constituyente es “la única salida”?

-Porque la otra es que siga acentuándose la respuesta violenta de la oposición y el Presidente tenga que decretar un estado de conmoción interna, tras lo cual los sectores opositores creerán tener base jurídica para decir que estamos frente a un Estado forajido y se pueda invocar la intervención extranjera. 
Es decir, que ese otro escenario es el de guerra, y por eso yo creo que la Constituyente es la mejor salida. 
Claro que también es la más difícil porque tienes que construir mayoría en un escenario adverso, pero es la más democrática.

La ANC de 1999 tenía una mayoría aplastante de miembros electos en la fórmula de la revolución, pero luego quedó claro que había infiltrados hasta en sus más altos niveles. 

¿Cómo cree usted que debe ser el proceso interno del chavismo para seleccionar a los candidatos, a la luz de esa experiencia?

-A mí se me ocurre una idea: que cada uno de estos constituyentistas presente un compromiso notariado frente al país que vincule su participación a un proyecto, que en este caso es la profundización del modelo bolivariano. 
Ese compromiso debe decir que en el mismo momento en que la persona traicione ese proyecto debe entenderse que puso su cargo a la orden. 
Eso sería un mecanismo para darle credibilidad al elector. 
El pueblo llano tendría así la certeza de que esa persona a la que le está confiando su voto no va a actuar como individualidad, sino a favor de un proyecto común. 
Aparte de esa idea que planteo creo que el pueblo ha aprendido a identificar a sus voceros. Por eso es importante que los candidatos sean los más cercanos a las comunidades o sectores, que sea la gente quien los postule. 
Me parece que debemos apoyar a los mejores desde el punto de vista ético, ni siquiera creo que deban ser los más preparados, sino los de mejores condiciones éticas. 
No puede ser un buen funcionario público si es un borracho que le pega a la mujer. 
Hay que creer profundamente en las bases populares que tienen un liderazgo genuino. Por eso es tan importante la elección sectorial, ya que dará la oportunidad de que voceros de grupos muy específicos debatan y confronten sus puntos de vista con los que serán electos territorialmente.

Alguna gente, de ambos polos políticos, opina que el pueblo está enfocado en la supervivencia económica y que por eso no está en condiciones de librar el debate sobre los grandes temas nacionales, propios de una Asamblea Constituyente. 

¿Usted que ha estado en varios foros sobre la materia en estas semanas, qué opina de esa visión?

-He estado en varias instituciones, pero más que nada, he estado en la calle. 
Y eso me ha generado una sensación del pueblo chavista que hacía tiempo no tenía, mucho tiempo. 
En la calle se recuperó el entusiasmo, porque el chavismo siente que es una oportunidad de oro para blindar el proceso de Chávez. 
Esta propuesta ha logrado interesar a gente que sabe que lo que nos estamos jugando es la paz y la posibilidad de vivir tranquilos los próximos 50 o 100 años en este país, gente que nunca antes había participado en una marcha o en una concentración. 
Me sorprendió mucho la respuesta popular que ha habido en las últimas convocatorias. 
La gente está entusiasmada y motivada. Yo creo que, desde la adversidad, vamos a construir una mayoría que no será de redes sociales y medios, sino una pelea cuerpo a cuerpo. 
Creo que hay un nivel de conciencia superior en este momento, lo he visto en la cara del pueblo en el 23 de Enero, en Carapita, en El Junquito, en Cojedes. 
La gente ha entendido que no solo nos estamos jugando a Rosalinda, sino también la silla de Rosalinda, el alimento de Rosalinda, el cepillo con el que peinan a Rosalinda… estamos jugando a todo o nada, y eso hace que la gente se movilice. 
Esta oposición nos hizo entender, con su guerra económica, que aquí está planteado un tema de supervivencia. 
Y, con el desenfreno fascista de las últimas semanas, eso ha quedado todavía más claro, pues, hasta han señalado a niños de cinco años como objetivos de guerra. 
Eso hace que el instinto de supervivencia del chavista, incluso de aquel que tiene dudas, se exacerbe. 
Es un elemento que la oposición, muy torpemente, ha activado. 
Ese instinto de supervivencia no es solo del pueblo chavista, sino de muchas personas de su propio bando. 
Son tan torpes que han publicado listas de empleados públicos, calificándolos de chavistas, cuando todos sabemos que un altísimo porcentaje de los empleados públicos son opositores. 
Están exponiendo a su propia gente. 
Y Patricia Poleo dice que hay que perseguir hasta a las secretarias para que paguen.

La ANC de 1999 se convirtió en poder supraconstitucional y comenzó a tomar decisiones sobre los poderes constituidos de entonces, incluso antes de que se aprobara el proyecto de carta magna y se realizara el referendo. 

Por ejemplo, hizo cesar en sus funciones al Congreso de entonces. ¿Eso ocurriría de nuevo en este caso?

-Pudiera hacerlo, tiene facultades para ello, pues, es el poder supremo e, incluso, el artículo 349 establece que los poderes constituidos no pueden objetar sus decisiones. 
Lo que sí creo, desde un punto de vista muy personal, es que sería inoficioso, por ejemplo, dejar cesantes a los diputados a la Asamblea Nacional, porque ellos mismos ya se autodisolvieron.

¿Podría intervenir el Poder Judicial?

-Podría tomar algunas medidas de carácter urgente en materia penal, para el tema de la titularidad de la acción penal, reformas para enfrentar el problema de la impunidad. 
Sí pudiera, perfectamente, estaría en todo su derecho constitucional si dictara actos de esa naturaleza, mientras discute el nuevo proyecto, destina a reforzar la Constitución.

¿Cómo cree usted que reaccionaría la comunidad internacional ante, por ejemplo, una medida de la que se pudiera decir, fuera del país, que ha sido disuelta la Asamblea Nacional?

-Bueno, lo que se haría con eso sería alimentar una matriz que se ha venido manejando desde el principio. 
Pero, me parece que, frente al hecho histórico de que la gente irá a votar por nombre y apellido para elegir a los miembros de la Constituyente, si se logra obtener una mayoría chavista, ya quedaría muy, muy deslegitimada esa Asamblea Nacional. 
En ese caso, quedaría probada la tesis de que ese cúmulo de poder que en algún momento lograron tener, ese capital político, como lo llaman ellos, ese caudal de votos de diciembre de 2015, se les diluyó por su propia torpeza, porque la dirigencia no entendió que el pueblo no quiere una guerra fratricida, sino vivir en paz, vivir mejor, buscar soluciones para sus problemas.
Clodovaldo Hernández / Supuesto Negado
TOMADO DE:  http://supuestonegado.com/

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