lunes, 24 de julio de 2017

"Chavismo crítico" ¿llama a defender el legado votando por la MUD?


Las presentaciones del antichavismo declarado chavista, o escualidismo rojo, son cada vez más bochornosas y penosas. Un retrato decadente de la pérdida de cuotas de poder, nada que ver con principios.
Es fundamental la continuidad del Gobierno Bolivariano, como única garantía de que el pueblo siga emprendiendo la revolución. 
Un gobierno de derecha sería la catástrofe y la regresión histórica.
Que sirvan estas reflexiones para recordarnos, tal cual como nos lo recuerda el fascismo en las calles en estos momentos, que quienes intentan dar un golpe de Estado intentan empujar al pueblo todo a una confrontación civil y conflicto generalizado. En consecuencia, debemos alinearnos con quien puede protegernos y no con quienes quieren erradicarnos.
La ex defensora del pueblo, Gabriela Ramírez, declaró que el plebiscito que impulsa la oposición para el próximo 16 de julio está amparado en la Constitución nacional. "La soberanía popular no puede tener freno. Si quieren salir a manifestarse en esa consulta será un imperativo ético", aseveró Ramírez durante una rueda de prensa.
A su juicio la consulta convocada por la oposición podría tener una alta participación pues al pueblo le han cerrado todas las válvulas electorales para expresarse de forma pacífica.
 "Pareciera previsible que habrá una gran movilización a la consulta de este 16 de julio porque se han cerrado las válvulas", puntualizó.
Por otro lado y sobre el antejuicio de mérito en contra de la Fiscal General de la República, Ramírez expresó su respaldo a Ortega y advirtió que los ataques al Ministerio Público podrían generar el cese de la democracia en el país. 
Como si no resultaran ya bastante insólitas sus afirmaciones, la ex defensora reiteró que no apoyará la Constituyente e hizo un llamado a las personas afectas al chavismo a desmarcarse del proceso.

En nombre de Chávez

Lamentablemente una de las tragedias más grandes luego de la partida física del Comandante Hugo Chávez, es el uso de su nombre como escapulario, o como adjetivo calificativo para su uso discrecional, para casi cualquier cosa, vale recalcarlo.
Al no poder defender personalmente su nombre y su orientación, Chávez lo delega en nosotros. 
Ciertamente eso que llamamos "Legado de Chávez" puede ser una cuestión ambigua, si la sometemos a la interpretación de quienes formaron o forman lugar en las esferas del Gobierno. 
Para el pueblo llano, el Legado de Chávez es otra cosa no tan abstracta, es un sentido común político que no escatima su identidad política con la Revolución Bolivariana.
El sentido común chavista es también un sentido crítico sobre la política y la sociedad. 
Pero nada que ver con acciones de este tipo, como la de la ex defensora Ramírez, quien llama a reconocer un plesbicito que no existe en la Constitución que dice defender pero que violenta al reinterpretarla convenientemente.
El golpismo y la traición son así
Sabemos además que sin el CNE, único órgano habilitado por la Constitución para regir y legalizar procesos electorales nacionales, el plebsicito es una farsa, no vinculante y sin transparencia. 
Ramírez llama a participar en una comparsa política que, bien sabe, no guarda el espíritu del buen hecho institucional. 
Ramírez desconoce al CNE en una acción desenfrenada que barre bajo la alfombra incluso sobre acciones anteriores de la propia Mesa de Unidad Democrática (MUD), pues el CNE ha organizado primarias de la oposición. Para ellos el CNE ya no es el ente electoral árbitro y rector del hecho político.
Es insólito que veamos semejantes gestos en nombre de Chávez. El oprobio de llamar al chavismo a no participar en la Constituyente es la guinda de la torta.
Las declaraciones de Ramírez son bajas, entendiendo el contexto en el que las realiza. Va de la mano con las acciones de Luisa Ortega Díaz, quien participa con la MUD en una embestida intestina al Estado venezolano, socavando su estabilidad y promoviendo una conmoción social y golpe institucional, sin medir las consecuencias catastróficas de tales acciones sobre la sociedad venezolana a la cual se le intenta arrebatar la paz.
Los actores del antichavismo pintado de rojo, quienes se encariñaron con el uso del poder, se desprenden de toda identidad popular. 
Son actores claves en el patrocinio de un desplazamiento del chavismo y lo hacen teniendo claras las fatales desgracias de eso sobre el pueblo chavista y sobre la población venezolana en general.
Quienes empezaron con la "crítica revolucionaria" y hoy caminan por los derroteros de la oposición venezolana, pero "en nombre de Chávez", son parte de la gendarmería del golpe, quienes quieren colocar en el poder político nacional a una manada de desaforados violentos que actúan por los caminos del golpismo desde hace 18 años y que con sus ansias de poder y revanchismo, pretenden avasallar y erradicar al chavismo todo como realidad política. 
Estas actrices pseudoinstitucionales del golpe lo tienen claro, están sumamente alineadas con esas intenciones y no miden consecuencias, y si las miden, no les interesan. 
El golpismo y la traición son así. Entendámoslo, luego de 18 años de experiencia.
Son estos tiempos que nos demandan fijar irremediable postura. 
Nunca faltaremos quienes tengamos inconformidades, quejas legítimas o rechazos a cuestiones y decisiones emanadas del directorio del chavismo en el Gobierno. 
Es sano incluso que tengamos posiciones críticas. Pero la traición es otra cosa.
Una parte intestina del chavismo, patrocinante en el pasado de aquella frase "Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción", ciertamente intenta propinar una "ruptura" en las aspiraciones populares violentando su pomposa frase. 
No obstante nos obligan a quienes sí tenemos el sentido común chavista, a fijar posición sólida y a reconocer la necesidad de luchar a brazo partido por el destino que señaló Chávez.
A muchos nos gusta decir que "No es el Gobierno, sino el pueblo, el que hace la revolución"
Es una frase históricamente cierta, aunque reconozcamos la importancia estratégica de que haya un gobierno revolucionario que genere las condiciones para que hagamos la revolución. 
No olvidemos esa frase justo ahora. Los tiempos nos la demandan. 
Necesario es que frente a toda inconformidad y toda cosa cuestionable en la dirigencia en el chavismo, sopesemos el destino político nacional como cuestión más importante. 
Es fundamental la continuidad del Gobierno Bolivariano, como única garantía de que el pueblo siga emprendiendo la revolución. 
Un gobierno de derecha sería la catástrofe y la regresión histórica.
Que sirvan estas reflexiones para recordarnos, tal cual como nos lo recuerda el fascismo en las calles en estos momentos, que quienes intentan dar un golpe de Estado intentan empujar al pueblo todo a una confrontación civil y conflicto generalizado. En consecuencia, debemos alinearnos con quien puede protegernos y no con quienes quieren erradicarnos.

TOMADO DE:   http://misionverdad.com
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