domingo, 30 de julio de 2017

El proceso electoral qué vivió hoy Venezuela y sus resultados cuantitativos  muestran claramente un triunfo del chavismo, qué además tiene un poderoso correlato en lo político y en lo simbólico.
La “batalla final” ni fue en Miraflores ni se decidió con balas: ha sido con votos y el resultado ha sido contundente. 

El chavismo ahora tiene toda la legitimidad y el soporte legal para avanzar sin titubeos en una profunda modificación del marco constitucional para asegurar la paz, fortalecer la institucionalidad y recuperar el equilibrio de la economía.
Un análisis preliminar permite identificar un conjunto de puntos clave sobre las consecuencias de los hechos:

1) Queda demostrado que la oposición asociada a la MUD no es mayoría.
2) Tampoco es la expresión de las expectativas y necesidades de la mayoría o de los principales sectores del país. 
Ni siquiera de los sectores dominantes.
3) No están al servicio de los intereses nacionales sino de factores externos bien identificados, lo cual ni siquiera intentan matizar o disimular.
4) Han demostrado su carácter violento y su irresponsabilidad en el uso de la violencia.
5) Por su parte el chavismo ha demostrado que es el único bloque político capaz de proponer e impulsar un proyecto nacional inclusivo, que incorpore a los principales factores sociales, institucionales, económicos y políticos del país, entre los cuales no están excluidos los vinculados orgánicamente con la oposición agrupado en la MUD.
6) La MUD, en contrapartida, ha dejado para la historia su impertinencia política qué la ha convertido en una amenaza para la independencia, la paz, la estabilidad institucional y el equilibrio económico de Venezuela. 
El bloque opositor no pudo superar la simple pretensión de tomar el poder y en lugar de desarrollar una propuesta política quedó atrapado en una dinámica absolutamente destructiva.
7) El origen y desarrollo del conflicto agudizado desde el 2012 es de carácter económico y está determinado por el acceso y la distribución de la renta petrolera. 
En consecuencia Venezuela no puede seguir evadiendo el debate sobre la superación del modelo del rentismo petrolero así como de todos los elementos simbólicos que se derivan. 
Esto exige aprovechar la posición ventajosa constituyentista para tomar decisiones radicales que desmonten las estructuras productivas altamente dependientes del sector externo.
8) Las condiciones de violencia callejera y el contexto de amenazas en que se dió la votación obligó al chavismo a asumir un mayor compromiso. 
Paradójicamente esas condiciones pudieron haber funcionado como un estímulo de la participación. 
Así ocurrió en 2002-2003 tras el sabotaje petrolero, en 2004, previo al revocatorio, entre otras fechas. 
Hoy el chavismo descontento y una parte de los ni-ni (si cabe tal categoría) fueron a votar. 
Lo mejor que podría esperar la #MUD era indiferencia.
9) El chavismo ahora se convierte en el principal moderador e impulsor de la conversación política, pero eso lo obliga a ser más inclusivo (en lo militante) y más ámplio en lo temático, al tiempo que se involucra en lo concreto de cada factor social.
La Tabla
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