domingo, 24 de septiembre de 2017

China pisa con fuerza en Latinoamérica y Venezuela desplazando a EEUU


Son estos tiempos en los que de manera indiscutida el tablero global se estremece con importantes cambios en la configuración geopolítica. El ascenso de China es medular en este importante proceso de reacomodo de los factores de poder, una cuestión que por demás se decanta en países con recursos estratégicos como Venezuela.
A Venezuela por su parte le corresponde comprender, literalmente, dónde y sobre qué está parada.

América Latina + China

Recientemente China ha emprendido una audaz estrategia que apunta a su posicionamiento definitivo como principal potencia mundial. 
La llamada "Nueva Ruta de la Seda" implica el desarrollo de inversiones faraónicas que se proyectan desde China hacia el eje euroasiático, Medio Oriente, África y el sudeste asiático. 
El método chino consiste en el desarrollo de inversiones en infraestructura, líneas de financiamiento a países, cooptación de recursos estratégicos y apertura a líneas comerciales para las exportaciones del gigante asiático.
América Latina no está fuera de ese contexto. China podría convertirse en el mayor socio comercial del continente latinoamericano en el año 2017, según confirma la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y esto infiere el posicionamiento chino sobre un ingente reservorio de materias primas estratégicas para quien es hoy el principal importador de materias primas del mundo y principal locomotora industrial del planeta.
La expansión de China en Latinoamérica en las últimas dos décadas es cada vez más activa, lo cual podría conducir al gigante asiático a superar a EEUU como principal socio comercial de la región.
 El experto del Instituto de Investigaciones Estratégicas de Rusia, Andréi Shishkov, ha señalado: "Los líderes chinos se plantean tareas más ambiciosas, en particular, incrementar el intercambio comercial hasta los 500 mil millones de dólares en los próximos 25 años y algunos expertos afirman que es muy posible que China supere a EEUU en la lista de socios comerciales de América Latina".
En el marco de la mesa redonda "Brics y América Latina: situación, problemas y perspectivas de cooperación", celebrada en Rossiya Segodnya, el experto apuntó que "en general, China ocupa el segundo lugar tras EEUU en la lista de socios comerciales de la región latinoamericana, es más, para algunos países de América Latina como Brasil, Chile y Perú, China es el principal socio comercial".

 Este último elemento no se debe desestimar. Países que siempre han orbitado alrededor de EEUU ahora tienen un talante de relaciones muy sólidas con China, en una región-contexto a sólo millas náuticas de la tierra del Tío Sam.
Existen dos referentes esenciales para comprender el alcance de China en la región latinoamericana y caribeña. 
Por un lado, el dinamismo de las relaciones chino-venezolanas que se proyectaron desde inicios de la agenda multilateral del presidente Hugo Chávez, y de cómo los países del ALBA y luego Petrocaribe, se enmarcaron en esta dinámica consolidando además de relaciones comerciales, alianzas políticas con un impacto de influencia que tocó a la esfera regional toda.
En segundo lugar, esa proyección de China en la región se consagró en el contexto de la Celac (cuya creación fue claramente aupada por Venezuela) mediante la multilateralidad china con países considerados "aliados tradicionales" de EEUU.
 El encuentro Celac + China en 2015 dio pie al Plan de Cooperación aprobado para 2015-2019 donde se mencionan varios objetivos: 
1) un fondo de cooperación por 5 mil millones de dólares, orientado a promover la cooperación en proyectos de la industria manufacturera, nuevas tecnologías y desarrollo sustentable;
 2) una línea de crédito por 10 mil millones de dólares para la construcción de infraestructura, incluyendo ferrocarriles, carreteras, puertos, centrales y redes eléctricas e instalaciones de telecomunicaciones; y
 3) un fondo especial de fomento de la cooperación agrícola por 50 millones de dólares, destinado a crear entre 5 y 8 centros de I+D en el ámbito agrícola, parques agroindustriales y zonas de inversión y desarrollo agrícolas.

La superación de la petrodolarización del comercio del crudo

China está imponiendo nuevas reglas de juego en la adquisición de crudo en el mercado de futuros al preparar justo ahora un esquema de pagos en yuanes y soportándolos en el patrón oro
Un esquema que rompería la hegemonía del dólar como única moneda en el intercambio comercial del petróleo sujeta a los designios de marcadores como Brent y WTI, anclados en la economía dolarizada.
Este tipo de contratos en yuanes obliga a las partes a comprar o vender un activo por un precio fijo determinado de antemano. 
Pudiera convertirse en el nuevo patrón para quienes realizan la compra y venta de instrumentos financieros en los mercados bursátiles y podría ser el novísimo punto de referencia para los comerciantes por ser China el mayor importador de petróleo en el mundo. 
Esto además de brindarle estabilidad a las actividades de comercialización de petróleo (altamente sujetas a tempestades financieras) supone un nuevo esquema que podría tener impactos mucho más allá del crudo al largo plazo, pues supone que China haría empleo de su moneda para adquirir los recursos estratégicos que importa.
A Venezuela le corresponde comprender, literalmente, dónde y sobre qué está parada
En Latinoamérica debe observar esta ecuación con mucho detalle. Quien será dentro de poco su principal aliado comercial intenta desdolarizar el comercio internacional de materias primas (importante referencia de las economías regionales) y esto supone la creación de un nuevo marco político en las relaciones internacionales, pues EEUU difícilmente está dispuesto a permitir que China alcance mayores espacios a escala planetaria realizando una afrenta a su instrumento de dominación financiera global: el dólar.
Venezuela ha picado adelanteLas sanciones que Venezuela impuso al dólar al excluirlo como referencia monetaria para medir las exportaciones petroleras venezolanas, ha sido el primer paso en la dirección al relacionamiento con China de petróleo por yuanes. 
Colocándose Venezuela en la vanguardia de este estremecimiento del sistema financiero como hoy lo conocemos, las presiones se ciernen sobre el hecho político. 
Lo cual implica que para EEUU el chavismo como realidad política es una cuestión mucho más intolerable.

¿Vendrá un recrudecimiento de las amenazas?

Según opina Michael Snyder en su blog del portal The Economic Collapse, con la economía y las finanzas Beijing ha estado jugando al ajedrez y Occidente a las damas, y lamentablemente para Washington hemos llegado al punto en el que el jaque mate está ya en el horizonte. 
Venezuela toma posición en función de preservar su autodeterminación y soberanía en paz en un momento de definiciones geopolíticas que determinarán el curso económico del mundo en las próximas décadas. 
Y ambas cuestiones las tienen claras los norteamericanos. 
En consecuencia, las acciones de EEUU para revertir los escenarios probables mediante el ascenso del yuan en Latinoamérica, tocando tierra firme en Venezuela, adquieren carácter de urgencia.
Ante un comité del Senado de EEUU el jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, señaló hace pocos meses que actores "externos" a la región latinoamericana, como China, Rusia e Irán, han establecido una mayor presencia en América Latina y requieren ser considerados con seriedad en cuanto a sus implicaciones en materia de "seguridad global". "Estos actores globales ven el ámbito económico, político y de seguridad latinoamericano como una oportunidad para alcanzar sus respectivos objetivos de largo aliento y para promover sus intereses, que pueden ser incompatibles con los nuestros y los de nuestros socios", dijo Tidd.
Para el Comando Sur, el ascenso de China en América Latina "incluye acciones aparentemente benignas que pueden ser usadas para ejercer una influencia maligna". Más allá de tan tosco señalamiento, el responsable de las operaciones militares norteamericanas en esta región del mundo entiende que ante la inminencia del posicionamiento chino, las inferencias van en materia de seguridad estratégica. 
EEUU diseñó un modelo de dominación estratégica global signado fuertemente por su preeminencia en su área de influencia inmediata. 
Así que la cuestión latinoamericana adquiere un punto de honor.
Por otro lado, Venezuela, con las principales reservas de crudo del mundo, las reservas de gas más grandes del continente, la principal reserva de oro del mundo y muy probablemente la segunda reserva mundial de coltán, es mucho más que un factor de interés. 
Es un factor de relevancia estratégica al desarrollo de las economías altamente especializadas en la energía y minerales estratégicos, cualidad del desarrollo y la dominación de las cuotas comerciales del mundo, donde reside la columna vertebral del ascenso de China y otros países emergentes como Rusia e India, ambos también con sólidas alianzas con Venezuela.
En esencia, Venezuela está en el ojo del huracán. 
Necesario es recalcar ese señalamiento por la profundidad de la incursión venezolana en el mercado de materias primas y energía mediante el yuan como referencia. Más allá de esto, la importancia de Venezuela para China recae en que, de facto, por sus ingentes reservas petroleras, representa el equilibrio o no del acceso de los países emergentes al petróleo a largo plazo, lo que en consecuencia definirá el esquema de desarrollo de este conjunto de países.
Quien controla el petróleo, controla  facultades para el desarrollo. 
Esa afirmación demanda para Venezuela el empleo riguroso de una política exterior que sea sinergia de equilibrio, en contraposición a la lógica anterior a Hugo Chávez: el de la nación cautiva que servía todo su petróleo y demás recursos a beneficio exclusivo de EEUU. 
Sirva ese señalamiento para comprender la situación de turbulencia a escalas mayores que se ciernen sobre Venezuela. 
No en vano, Donald Trump señaló que "la opción militar" está considerada como una posibilidad para Venezuela, en un momento en que de su puño y letra se emitió una orden ejecutiva el 25 de agosto de 2017 para cercar y asfixiar la economía venezolana mediante severas sanciones económicas, bajo la narrativa de "falta de democracia" en Venezuela.
A Venezuela por su parte le corresponde comprender, literalmente, dónde y sobre qué está parada.

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Guatemala: un laboratorio judicial para la exportación


Los escándalos de corrupción que salpican al presidente Jimmy Morales se dan en la superficie mientras por debajo se trabaja en experimentar una nueva forma, mucho más eficiente, de dirigir una nación desde una instancia multilateral de la ONU, auspiciada principalmente por Estados Unidos.
En síntesis: trasladar la lógica de su funcionamiento con el Ministerio Público a todo el sistema judicial para consolidar una nueva forma de gobierno, directamente conducida por un poder transnacional 

Breve historia de un laboratorio

A principios de 1980, la dictadura de Ríos Montt masacró a 75 mil personas en menos de 18 meses en las áreas rurales e indígenas consideradas como zonas de influencia del movimiento guerrillero.
 En estos poblados se eliminó cualquier tipo de oposición local y se estableció una autoridad única de gobierno bajo la forma de comisionados y Patrullas de Autodefensa Civil, integrada por los hombres que sobrevivieron a estas masacres y fueron obligados a sumarse a ellas.
Uno de estos poblados fue el de San Bartolo, donde dos décadas después se conoció que uno de los elementos constitutivos de esta estrategia fue la esclavización sexual de las mujeres de estas comunidades. 

Con especial saña se las obligaba a prostituirse con los soldados y miembros de las unidades paramilitares, o directamente se involucraba a todos los hombres de estos pueblos en violaciones masivas en iglesias y escuelas a la vista de todos, entre muchas otras atrocidades documentadas por las investigadoras Matilde González y Stephanie Kron en El Negocio de la Guerra.
Este experimento de reingeniería social en estas áreas sirvió para quebrar moralmente a todos los integrantes de estas comunidades al transformarlos en victimarios y ubicarlos automáticamente en un bando por la fuerza, de acuerdo a estas investigadoras que recogieron testimonios de muchas de las afectadas que al día de hoy viven con muchos de los militares y civiles que tiempo antes fueron sus violadores.
El macabro laboratorio de San Bartolo no fue un caso aislado en la guerra sucia en Guatemala, sino que formó parte de una serie de estrategias que fueron probadas por Estados Unidos en este país, después del golpe al presidente Jacobo Árbenz en 1954.

 Muchas de las cuales luego fueron aplicadas sistemáticamente en el resto del continente durante las dictaduras militares que gobernaron por varias décadas la región.  

Radiografía regional de un nuevo ensayo

En 2017, en América Latina no existe la doctrina del enemigo interno, ni una guerra contra el comunismo, ni el poder militar como la principal estructura de ocupación por parte de Estados Unidos en la región. 
Este paradigma de intervención se modificó sustancialmente y las formas de aproximación indirecta fueron sustituidas, en parte, por la formación de un ejército de técnicos ubicados en áreas estratégicas que puedan afectar la acción del Estado, como el Ministerio Público, las policías federales, los servicios de inteligencia y el poder judicial. 
Los programas Umbral y Puentes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) son los mejores ejemplos para graficar esta nueva estrategia.

 El primero fue clave en formar a técnicos en estas áreas que posibilitaron el golpe a Fernando Lugo en Paraguay, mientras que el segundo hizo lo mismo en Brasil con el juez Sergio Moro como figura clave para la caída de Dilma Rousseff y la judicialización de toda la clase política-empresarial del país, bajo la figura de la "lucha contra la corrupción".

Guatemala, en ese sentido, es un laboratorio judicial regional donde se ensaya la puesta en marcha de un envase político que institucionalice a la justicia como un árbitro de la política interna, como antes sucedía con el poder militar durante los años 60, 70 y 80.

 Desde esta perspectiva, es que se dimensiona el apoyo del Departamento de Estado al mandato de la Comisión Internacional de Lucha contra la Impunidad (Cicig) de la ONU, totalmente financiada por Estados Unidos.
Dado que el mandato de la Cicig se encuentra apuntado a instalar en el país una estructura de jueces, fiscales y procuradores, formados por esta matriz de pensamiento, que dependa de una instancia supranacional para que pueda avanzar en luchar contra la corrupción de los mismos políticos, que unos años antes fueron el brazo ejecutor de la guerra sucia en Guatemala con hechos tan macabros como el de las mujeres de San Bartolo.

La función del Ministerio Público y la justicia como un cuerpo

Bajo el programa Seguridad y Reforma Judicial, la Usaid financió 22 millones de dólares al Ministerio Público de Guatemala entre 2011 y 2016. 
En ese lapso, la Fiscal General de la República, Thelma Aldana, se convirtió en la responsable judicial de movilizar en el país el expediente armado por la Cicig, que en 2015 llevó a gran parte del gabinete presidencial a la cárcel y al presidente Otto Pérez Molina a renunciar después de una ola de movilizaciones en su contra por estar implicado en una red de sobornos denominada La Línea.
Desde la puesta en marcha de la Cicig en 2006, la Usaid destinó 111 millones de dólares en el "Desarrollo de la Justicia" con especial énfasis en organizaciones anticorrupción y una amplia gama de ONGs de "participación ciudadana". 
Lo que le permitió construir una red de aliados en la justicia guatemalteca y sectores académicos y comunicacionales, que fueron claves para convertir la agenda de la Cicig en parte de las demandas de gran parte de los guatemaltecos, como Misión Verdad describió en abril de este año.

Este dispositivo se puso de nuevo en escena cuando el presidente Jimmy Morales intentó expulsar al Alto Comisionado de la Cicig, Iván Velázquez, como respuesta a una investigación judicial en su contra que éste presentó a la misma hora en que el primer mandatario se reunía con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para transmitir sus críticas sobre el funcionamiento del organismo, que en su opinión presiona a congresistas del país para sancionar una reforma constitucional de la justicia.
Inmediatamente, la Corte Constitucional anuló la expulsión de Velázquez por no haberlo decidido en una "reunión de gabinete". Mientras la Corte Suprema, con el apoyo de otras instancias judiciales, aprobó un antejuicio de mérito contra el presidente Morales por la investigación por presunto financiamiento ilegal en su campaña, que esta semana el Congreso de la República bloqueó con una votación de 105 diputados a favor y 25 en contra, un poco antes que el oficialismo retomarala ofensiva para emitir leyes contra el Ministerio Público y la Cicig.
No hay imagen más nítida de la estrategia estadounidense que está en la que todas las altas instancias de la justicia guatemalteca actúan en defensa de una comisión internacional. 
Porque de hecho el centro del conflicto de poderes se encuentra especialmente basado en la resistencia de los partidos,
 herederos de los militares de la guerra sucia, a consentir la desarticulación de sus estructuras de poder, 
y la institucionalización del mandato de la Cicig, basada en la reforma constitucional de la justicia.

La institucionalización de un poder paralelo

Según el Alto Comisionado de la Cicig, esta reforma presentada por el organismo busca generar una estructura de ascensos en el sistema de justicia que debilite el poder de las "mafias" en la selección de jueces en base a un nuevo sistema de carrera, aparte de acelerar los procesos de antejuicios de mérito para destituir a funcionarios públicos elegidos por el voto, que debilitaría sensiblemente a la corporación política de Guatemala.
Estos argumentos de alta efectividad mediática esconden la búsqueda de institucionalizar una meritocracia judicial, cuya base de poder pase de los partidos políticos tradicionales del país hacia la estructura armada por Estados Unidos con la Cicig. 
En síntesis: trasladar la lógica de su funcionamiento con el Ministerio Público a todo el sistema judicial para consolidar una nueva forma de gobierno, directamente conducida por un poder transnacional  representado en la figura del jefe del Departamento de Asuntos Políticos de la ONU, el ex subsecretario de Estado Jefrey Feltman, de quien depende esta instancia.
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feltman_3.png

Biografía oficial de Feltman según la web de la ONU

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Guatemala, en ese sentido, es una especie de reedición de lo que fuese Chile después de la caída de Salvador Allende como laboratorio de las políticas neoliberales que luego fueron conocidas como Consenso de Washington.
En tiempo y forma, la gran diferencia es que apuesta a institucionalizar un mecanismo de gobierno global, o tutelaje, mucho más imperceptible y sofisticado, en base a un consenso general en la sociedad guatemalteca (y global), centrado en la lucha contra la corrupción de sus gobernantes.
En esa dirección, este modelo de intervención es el final del camino de la judicialización de la política en América Latina, que como demuestra el caso guatemalteco, no apunta solamente a acabar con el progresismo regional, sino a extraer de la ecuación a los políticos como intermediarios de los Estados-nación. 
Sin embargo, el grado de éxito de este experimento radica en el pulso de poder con los mismos políticos guatemaltecos que hasta hace poco cumplían esta misma tarea en el país.

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