viernes, 6 de octubre de 2017

¡Hasta la victoria siempre, Che Guevara!

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La histórica carta del Che a Fidel: Su despedida hacia la inmortalidad (+ Facsímil y Video)

3 octubre 2017 

CUBADEBATE

Fidel lee la carta de despedida del Che. Foto: Archivo de Cubadebate / Fidel Soldado de las Ideas
Fidel lee la carta de despedida del Che. Foto: Archivo de Cubadebate / Fidel Soldado de las Ideas

El 3 de octubre de 1965 se dio a conocer que el Partido Unido de la Revolución Socialista adoptaba el nombre de Partido Comunista de Cuba y se presentaba su primer Comité Central. En especial conjunción, Fidel daba lectura a la carta de despedida de Che Guevara.
Aquella noche, el primer ministro Fidel Castro tuvo a su cargo el Informe y la presentación del Comité Central, del cual dijo: “No hay episodio heroico en la historia de nuestra patria en los últimos años que no esté ahí representado”.
“Hay una ausencia en nuestro Comité Central -continuó Fidel- de quien posee todos los méritos y todas las virtudes necesarias en el grado más alto para pertenecer a él y que, sin embargo, no figura entre los miembros de nuestro Comité Central.”
Fidel entonces dio lectura, en medio de una indescriptible tensión dramática, a la carta de despedida del Che.
Uno de los dos primeros acuerdos adoptados por el Comité Central, aclamado de forma unánime, fue el de tomar el nombre de Partido Comunista de Cuba, y el segundo fue la fusión de los periódicos Revolución y Hoy, para crear uno nuevo que llevaría el nombre de Granma “como símbolo de nuestra concepción revolucionaria y de nuestro camino”.
Día histórico, momento trascendental de ejemplo de unidad revolucionaria. Como dijera Fidel aquel 3 de octubre de 1965: “Defenderemos, como hemos defendido hasta hoy, nuestros puntos de vista y nuestras posiciones y nuestra línea, de manera consecuente con nuestros actos y con nuestros hechos. Y nada nos podrá apartar de este camino”.

La Carta del Che:

“Año de la Agricultura” Habana
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de Cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en tí desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para tí. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario Cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario
Che

La carta en facsímil

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La carta leída por Fidel en Video


El Diario del Che el 5 de octubre de 1967

5 octubre 2017 

CUBADEBATE

integrantes de la guerrilla en Bolivia. Foto tomada de Trabajadores.
integrantes de la guerrilla en Bolivia. Foto tomada de Trabajadores.

OCTUBRE 5

Al reiniciar la marcha caminamos con dificultad hasta las 5.15 hs., momento en que dejamos un trillo de ganado y nos internamos en un bosquecillo ralo pero lo suficientemente alto como para ponernos a cubierto de miradas indiscretas. Benigno y Pacho hicieron varias exploraciones buscando agua y vadearon completamente la casa cercana sin encontrarla, probablemente sea un pocito al lado. Al acabar la exploración vieron llegar 6 soldados a la casa, al parecer de camino. Salimos al anochecer con la gente agotada por la falta de agua y Eustaquio dando espectáculo y llorando la falta de un buche de agua. Tras un camino muy malo y muy jalonado de paradas, llegamos por la madrugada a un bosquecillo donde se oía el ladrido de los perros cercanos. Se ve un firme alto y pelado muy cerca.
Curamos a Benigno que tiene un poco supurada la herida y le apliqué una inyección al Médico. De resultas de la cura, Benigno se quejó de dolor por la noche.
La radio informó que nuestros dos cambas fueron trasladados a Camiri para servir de testigos en el juicio de Debray.
h-2,000 ms.

50che

Evo Morales denuncia papel de la CIA en el asesinato del Che


5 octubre 2017  

CUBADEBATE

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“La historia es contundente: la CIA persiguió, torturó y asesinó al Che Guevara y las Fuerzas Armadas actuaron sometidas a Estados Unidos por decisión de René Barrientos” (entonces presidente boliviano), dijo Morales. Foto: Noticia al día
El presidente de Bolivia, Evo Morales,denunció el papel de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, en el asesinato de Ernesto Che Guevara hace medio siglo en La Higuera.
“La historia es contundente: la CIA persiguió, torturó y asesinó al Che Guevara y las Fuerzas Armadas actuaron sometidas a Estados Unidos por decisión de René Barrientos” (entonces presidente boliviano), dijo Morales en su cuenta de Twitter @evoespueblo.
Las afirmaciones del mandatario tienen lugar en ocasión de los actos que se organizan aquí por los 50 años de la desaparición física del guerrillero argentino cubano.
Ernesto Guevara fue asesinado el 9 de octubre de 1967 en el caserío de La Higuera, 11 meses después del inicio aquí de un movimiento revolucionario que se denominó Ejército de Liberación Nacional.
Como en 1967, algunos agentes del imperialismo buscaban poner a las Fuerzas Armadas contra el pueblo, escribió el mandatario en otro tuit, y reiteró que el Che luchó para liberar al pueblo y la CIA lo mató.
Numerosas actividades tendrán lugar en Bolivia para recordar al comandante guerrillero y sus compañeros de lucha.
Miles de personas de numerosos países participarán en los homenajes, para lo cual fue instalado un campamento internacional en la pista del antiguo aeropuerto local.
Evo Morales se alojará en ese campamento junto a los delegados de países latinoamericanos y europeos que ya comenzaron a llegar a esta localidad.

(Con informacion de Prensa Latina)


Presentan libro que denuncia la participación de la CIA en el asesinato del Che


Publicado el 30 Septiembre 2017 

Escrito por Carmen Esquivel Sarría (PL) -

 EL CLARÌN DE CHILE
El libro ''El asesinato del Che en Bolivia. Revelaciones'', presentado aquí, constituye una irrefutable denuncia del papel protagónico de Estados Unidos y la Agencia Central de Inteligencia CIA en la eliminación física del Guerrillero Heroico.
Escrito por los historiadores cubanos Adys Cupull y Froilán González, el texto recoge los testimonios de muchas personas vinculadas a aquellos acontecimientos, entre ellos un ex oficial de la CIA, militares, corresponsales de guerra, periodistas y campesinos de Vallegrande, La Higuera y otras comunidades.
Ernesto Guevara vino a Bolivia en noviembre de 1966 para encabezar un movimiento revolucionario que se denominó Ejército de Liberación Nacional, conocido también como la Guerrilla de Ñacahuasú.

Durante 11 meses el grupo recorrió caminos difíciles de la selva del sudeste boliviano y participó en 22 acciones combativas hasta que el 8 de octubre de 1967 el Che fue herido y capturado en la Quebrada del Yuro (Churo) y llevado hasta la escuelita de La Higuera.

La decisión tomada entre el 8 y el 9 de octubre de asesinar al Che, al peruano Juan Pablo Chang y a los bolivianos Simeón Cubas y Aniceto Reinaga se adoptó en Washington y se la impusieron al general René Barrientos, declaró González a Prensa Latina.

Recordó que, incluso, emisoras radiales difundieron la noticia de la muerte en horas de la mañana del 9 de octubre, cuando en realidad el crimen se perpetró a las 13:10 horas de la tarde de ese día.

'Este libro es un homenaje a los bolivianos que contribuyeron a esclarecer los hechos', dijo el historiador.

El texto tiene, además, un capítulo final referido a la búsqueda y hallazgo de los restos del Che y otros integrantes de la guerrilla y a la trascendencia de la figura del Guerrillero Heroico.

La obra fue presentada anoche en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Andrés por Tamara Núñez del Prado, sobrina de los guerrilleros Inti y Coco Peredo, y por Ricardo Bajo, director de Le Monde Diplomatique en Bolivia.

Se trata de un libro que engancha al lector porque contiene mucha información desconocida, como que la CIA tenía al menos 12 agentes en Bolivia, dijo Bajo.

Mientras, Núñez lo calificó como una obra reveladora de la injerencia de Estados Unidos en América Latina y su objetivo de acabar con los procesos revolucionarios.

Delegación cubana acude al llamado del Che Guevara en Bolivia

Por: Redacción de Cubadebate

4 octubre 2017  

CUBADEBATE

Foto: @50CheBolivia / Twitter
Foto: @50CheBolivia / Twitter

En horas de la madrugada de este jueves partirá hacia Bolivia una delegación compuesta por diversos sectores de la sociedad cubana, para participar en las actividades por el 50 aniversario del asesinato del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, indicó en un encuentro con la prensa Ronald Hidalgo Rivera, segundo secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). .
La cita, prevista del 5 al 9 de octubre en la ciudad de Vallegrande, en Santa Cruz de la Sierra, reunirá a unos 10 mil participantes de movimientos sociales de diferentes países de América Latina.
Durante el evento se formarán mesas de trabajo y análisis para debatir sobre la vida y obra del Che, su actitud como joven, médico, guerrillero, político, internacionalista y luchador antimperialista incansable por la libertad de América, resaltó Hidalgo Rivera.
Para esta recordación, se prevee la histórica marcha antimperialista hasta La Higuera el 8 de octubre, en homenaje a Guevara y sus guerrilleros.
Formarán parte de la delegación cubana, Jorge González Pérez, el reconocido doctor en Medicina Legal que dirigió la búsqueda e identificación de los restos del Comandante Guevara, el músico Gerardo Alfonso, jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz, la FEU, miembros de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, de la Central de Trabajadores de Cuba, del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y de la Federación de Mujeres Cubanas, entre otras personalidades.

El sitio web Pensando Américas dará seguimiento al evento. Foto: Cubadebate.



A 50 años de la caída del Che: La Higuera, un lugar en el mundo

Por: Lautaro Actis

Publicado en: La columna del Che

1 octubre 2017 

|CUBADEBATE

Foto: Kaloian/ Cubadebate.
Foto: Kaloian/ Cubadebate.

Existen lugares que por encontrarse en sitios remotos, poseer climas inhóspitos o por no disfrutar de ciertos servicios públicos, no son atractivos para muchas personas. La Higuera es uno de ellos. Lugar a donde llega quién realmente tiene un interés auténtico en conocer. Un camino largo, de tierra, entre montañas, en el cual las curvas vienen una atrás de otra en un eslabón cuya pendiente es pronunciada. Un clima seco que produce surcos tanto en la piel como en la tierra, lluvias sólo en un mes del año, el mismo mes en el que se puede conseguir alguna fruta. El sol parte el día en dos, toda actividad al aire libre se debe hacer antes de las 11 de la mañana o después de las 4 de la tarde. Agua, hasta apenas iniciada la tarde y luz eléctrica no hay. Internet, wi-fi, señal de celulares no se conocen allí. Lugar donde se queda quien realmente tiene un interés autentico en descubrir.
Un pueblo polvoriento más de esos perdidos en la nada, a casi unos dos mil metros, al cual nadie hubiese conocido si no fuera porque allí, en la escuela del pueblo, fue asesinado una de las personalidades más trascendentes del siglo XX:Ernesto “Che” Guevara.
Desde la pequeña plaza, a simple vista se visualizan tres bustos del guerrillero nacido en Rosario, Argentina. La nueva escuela primaria, así como la mayoría de las casas y almacenes tienen murales o grafitis de viajeros y militantes sociales de todo el mundo que han llegado a este pueblo al cual la presencia de la muerte del Che los hace pasar varias horas en buses destartalados por caminos de tierra que se dibujan en grandes sierras cubiertos de vegetación de tierra seca -espinillos y arbustos- que secan la piel con tan solo animarse a espiar por la ventanilla.
Es que por más que existen reiteradas promesas de asfalto y mejoras en la carretera, el viaje entre Valle Grande -la ciudad más cercana- y La Higuera son unas largas tres horas donde el sol es omnipresente, interrumpido por ciertos pueblitos, entre ellos Pucará, autodenominada “la capital del cielo” que deja ver, tanto en su escudo como en la comisaria, la mundialmente conocida fotografía del hombre de la estrella que el fotógrafo cubano Alberto Korda capturó en la Plaza de la Revolución de La Habana.
A 20 metros de la plaza del pueblo se encuentra el Museo Comunal “La Higuera”, construido sobre la demolida escuelita donde el lunes 9 de octubre de 1967, luego de recibir la orden desde La Paz y Washington, las balas del Sargento Mario Terán atravesaron primero el antebrazo y el muslo de Guevara para luego, en una segunda ejecución después que el mismo Che le ordene que “apunte bien”, perforar el cuello del líder guerrillero. El reloj marca que faltan 15 minutos para la 1 de la tarde, el Che se está desangrando cuando ingresa el sargento Bernardino Huanca, quien le da un puntapié que lo coloca boca arriba y, a menos de un metro de distancia, le dispara a quemarropa directo al corazón. Una hora antes, lo habían sacado afuera del lugar para tomarle unas fotos. Muchos vecinos del pueblo tienen aquel recuerdo. Allí, dentro de esa habitación hoy no hay más espacio libre en las paredes. Como si se tratara de un santuario de alguna deidad pagana, numerosos mensajes, agradecimientos, fotos, banderas, palabras pululan en los muros como si se tratara del reconocido bar habanero “La Bodeguita del Medio”.



La estatua del Che en La Higuera. Foto: Lautaro Actis.
La estatua del Che en La Higuera. Foto: Lautaro Actis.

Nadie en el pueblo o en la zona sabía quién era el Che Guevara. Un pueblo en donde aún hoy no hay televisión, radio, diarios, ni internet, ni señal de celular, ni un transporte interurbano. Las novedades del mundo no se desayunan en este extremo de Bolivia. Con esto podemos imaginar cómo eran las noticias hace medio siglo. “Si hubiera sabido quién era lo hubiese ayudado a escapar” se sincera don Florencio ante mis preguntas, mientras bajamos a la Quebrada del Churo, lugar donde Guevara fue capturado y hoy se encuentra una piedra con una estrella roja. Uno de los dos caminos que bajan hacia aquel lugar atraviesa la hacienda del abuelo que, junto con su hijo Santos, cobran 10 pesos bolivianos -un dólar y medio- al que quiera caminar unos 40 minutos de bajada hasta el río. Don Florencio tenía 27 años aquella tarde del domingo 8 de octubre cuando el combate terminó con la captura de Guevara y comenzó la caravana hacia el pueblo pasando por su chacra.

“Parecía un indigente, barbudo, sucio, flaco, con la ropa rota y con unos zapatos improvisados hechos de alguna tela”.
El Che había escrito el 10 de septiembre en su diario: “yo crucé el río a nado con la mula pero perdí los zapatos en el cruce y ahora estoy a abarca, cosa que no me hace ninguna gracia.”
La caravana de soldados, los rehenes y los muertos en combate desde la Quebrada del Churo hasta la escuela de La Higuera se demoró unas dos horas a pie. A la vista de los entonces pobladores de esa tierra. Doña Hirma tenía 20 años cuando la caravana pasó por la puerta de su casa. Ella trabajaba como ayudante de la tipografista cuando el mundo posó sus ojos sobre su pequeño pueblo. ¿Empezaba un nuevo Vietnam? se preguntaba el Che en su diario ante la confirmación de la intervención norteamericana en el combate.
“La gente del pueblo estaba asustada, apenas se animaba a espiar a los barbudos extranjeros desde atrás de las puertas de sus casas. Ya que apresaban y llevaban a Valle Grande a los campesinos que ayudaban a los guerrilleros con comida o víveres”, cuenta la señora dueña del almacén “La Estrella” que esta frente a la plaza. Su tienda ofrece panes cocinados en horno de barro, quesos hechos con la leche ordeñada cada mañana por la señora de 70 años. Luego de fusilarlo, expusieron el cuerpo del guerrillero cubano-argentino afuera de la escuela, momento en el cual la gente del pueblo conoció por primera vez la imagen del peligroso revolucionario del cual le hablaban. Doña Hirma con una amiga se acercaron de curiosas a ver: “quedamos impresionadas por su mirada ya que tenía sus ojos abiertos” recuerda.
“Si algo hizo bien el ejercito es introducir la cultura del miedo en la zona” asegura Leo, responsable de la oficina de turismo de Valle Grande y gran conocedor de la historia, mientras va de una reunión a otra en plena organización para los eventos que se llevarán a cabo en octubre y que esperan que atraiga a miles de personas.
“La gente del pueblo estaba asustada por la psicosis creada por el ejército y los permanentes estados de sitio en los que se vivía”, agrega Leo. Estrategia que no se detuvo una vez muerto el líder guerrillero: “les van a bombardear los aviones soviéticos y cubanos por haberlo matado”, cuenta doña Hirma que les decían los militares.



"El Che vive". Foto: Lautaro Actis.
“El Che vive”. Foto: Lautaro Actis.

Son las 6 de la tarde y la noche llega luego de un sensual atardecer en las montañas que tiñen de matices violáceos, celestes y naranjas el horizonte más allá del Rio Grande. El cielo es una brillantina, ante la ausencia absoluta de luz eléctrica, todas las estrellas sirven de trasfondo de la estatua del Che.
Me encuentro con Casiano, un curioso niño de unos 12 años que se gana las monedas para los dulces y sodas guiando a los visitantes a la Quebrada del Churo. Cuando le pregunto qué sabe sobre el Che me cuenta una historia que le contó su abuelo: “cuando la caravana de soldados y rehenes pasó por el pueblo, el Che tenía un reloj en su muñeca y se lo quiso dar a un campesino que estaba mirando, pero los soldados no lo dejaron. Por más que el Che insistió en que se lo quería dar al trabajador”. Al ver mi cámara fotográfica me pide que le saque una foto y luego me saca una a mí. Es su primera foto con una cámara que no sea la de su celular. Al otro día vendrá a invitarme a jugar al futbol en la canchita de la escuela, bajo la luz de la luna llena. Ya soy su amigo, y él será el único en el pueblo en aprender a llamarme por mi nombre y no “don” o “gringo”. Es el niño rebelde del pueblo.
A pesar de la presencia de todo lo relacionado a la muerte del Che, La Higuera no vive del turismo -la mayoría de los visitantes vienen un par de horas se sacan unas fotos y se van-. Maizales, vacas lecheras, papas entre algunos otros pocos cultivos aseguran la dieta de los locales. Sólo existe una escuela primaria, por lo tanto los adolescentes se van a Valle Grande o Santa Cruz a estudiar y ya no vuelven.
“No hay gente para trabajar la tierra, esa la que todos los días nos da de comer”, lamenta doña Hirma. Es que hoy allí viven aproximadamente unas 50 personas, antes vivían 70. Sus dos hijos que aún viven en el pueblo se ganan la vida ofreciendo transporte desde La Higuera a Valle Grande en sus taxis. Consciente de cómo el turismo altera la identidad de los pueblos, la señora y la mayoría de los vecinos están a favor de que se explote más el turismo. Lo que generaría más clientes para su tienda y más comensales para sus almuerzos y cenas caseras. Sabe que si se asfalta el camino y se coloca luz eléctrica una mayor cantidad de turistas se animarán a venir a sacarse fotos con la estatua del Che que tiene frente a su casa.
Frente a la plaza, funciona la escuela primaria. Atrás tiene un espacio -una cancha de fútbol- que hace las veces de alojamiento comunitario para aquellos que quieran ir al pueblo y no tengan dinero para el alojamiento. En la puerta se me acerca Brian, un niño de 6 años que está siempre sonriente, me cuenta que no le gusta ir a la escuela, pero se oyen los gritos de su madre desde la puerta de su casa y no le queda otra opción. “¿Sabes quién es el hombre de la estatua?” le pregunto. “Sí, me dice. Es un guerrillero que lo mató la policía”, responde antes de entrar a la escuela en la cual todas las paredes tienen frases o murales del Che. Me muestra que lleva un huevo y una papa para que le cocinen el almuerzo en el establecimiento educativo.
“A las 3 p.m. del 8 de octubre termina el Combate del Churo y el Che es capturado. A las 7 p.m. llegan a La Higuera. El 9 de octubre al mediodía es fusilado. Luego lo llevan en helicóptero a Valle Grande, donde lo exponen en “La Lavandería” -lavandería que funcionaba en el hospital de la ciudad- y donde el fotógrafo francés Marc Hutten saca las famosas fotografías del Che muerto con los ojos abiertos. Allí el médico Ustary Arze toca el cuerpo del guerrillero y nota que aún está caliente y que no tenía la rigidez de un muerto de más de un día. De esta forma, se transforma en la primer persona en denunciar que el Che había muerto ese mismo día y no el 8 de octubre en combate como afirmaba el ejército: el Che fue asesinado”, concluye Cristian, un historiador francés fanático del Che que está radicado hace años en La Higuera y que, junto a su compañera, son los dueños del hospedaje “Los Amigos”, el alojamiento más confortable del pueblo. Cristian va hacia su corpulenta biblioteca agarra dos libros y me los alcanza. Se trata de El combate del Churo y el asesinato del Che de Reginaldo Ustariz Arze y El asesinato del Che en Bolivia: Revelaciones de Adys Cupull y Froilán González. En estos libros se denuncia que la dictadura del general Barrientos ocultó y silenció muchas voces y testigos para instalar la idea de que el Che había muerto en combate el 8 de octubre, de allí que durante tanto tiempo se recordó esa fecha y no el 9 de octubre como la fecha en que Guevara había muerto.



Camino a La Higuera. Foto: Lautaro Actis.
Camino a La Higuera. Foto: Lautaro Actis.

Luego de esa famosa foto en “La Lavandería” al Che lo llevan a la morgue y le cortan las manos antes de ser enterrado en una fosa común ubicada en los alrededores del cementerio de Valle Grande junto a otros 6 guerrilleros, permaneciendo allí en secreto por 30 años. Hasta que en el año 1997 alguno de los militares desmintió la versión hasta ese momento sostenida por el ejército boliviano de que el cuerpo del Che había muerto el 8 de octubre, que sus restos habían sido cremados y sus cenizas regadas por el Rio Grande. En la actualidad, en donde estaba esa fosa común tiene lugar el “Mausoleo del Che” junto con un interesante museo con fotos, replicas del diario del Che y de su vestimenta, además de mucha información histórica.
Don Ismael, tenía 6 años cuando anduvo la guerrilla por aquí. Recuerda que pasaron guerrilleros bajando desde Abra del Picacho, pueblito más arriba de La Higuera. Por donde los guerrilleros pasaron y hasta bailaron algunas músicas aprovechando que el pueblo estaba de fiesta. “Eran varios hombres que pasaron tranquilos, saludando como cualquier otro visitante. No recuerdo las armas, sólo sus grandes mochilas” me comenta mientras con mi inocente ayuda mata un cerdo. Trabajo que le encargó doña Gregoria, quién siguiendo su visión de negocios se prepara para la próxima fiesta del pueblo, donde venderá chicharrón -grasa y cuero de cerdo frito con papa y maíz- y asado de cerdo.
“¿Usted le tiene miedo a la muerte?” me sorprende y atino un “no”. “Todos decimos eso pero cuando se aparece ahí realmente nos damos cuenta lo que sentimos frente a ella”, continúa. “¿Y te gustaría ser un soldado de Jesús?”, me pregunta don Ismael, cuchillo en mano rasurando el cuero del cerdo ya muerto. Es que él es evangelista y frecuenta un templo de la Iglesia Universal que hay en Valle Grande. Me compara la guerrilla guevarista con los soldados de Jesús: “como el Che, Jesús luchó contra el imperio, en su caso el romano. Predicando el bien contra el mal de Satanás. El Che buscaba una vida mejor para nosotros los campesinos, pero los ricachos no lo dejaron”, concluye, y ya es hora de carnear el cuchi -cerdo-.
La gente del pueblo se comienza a alborotar, todos preparando alguna comida para vender. Es que se aproxima la fiesta de la Virgen de Guadalupe, patrona del pueblo -sí, la misma Virgen de Guadalupe que el cura Hidalgo y Costilla levantó como bandera en la lucha por la independencia de México-. La tradición consiste en hacer una promesa a la virgen de bailar durante tres días seguidos. Por eso, todo 7, 8 y 9 de septiembre hay fiesta en La Higuera y en todos los pueblos de los alrededores. Para esa fecha, los originarios de La Higuera que migraron para buscar mejor suerte en otros pagos – generalmente a Valle Grande, Santa Cruz o Argentina-, vuelven para reencontrarse con su tierra. Rondas de chicha -bebida de maíz fermentado- y sucumbé -bebida caliente preparada con leche ordeñada por la mañana, clavo de olor, canela y singani- giran de mano en mano al compás de bandas que tocan música vallegrandina – especie de ranchera mexicana- con sombreros tejanos y guitarrones al lado del altar de la Virgen, lleno de velas de colores y flores que le ofrendan sus fieles. La gente baila y luego se sienta para degustar el cerdo o picante de pollo.
Para esta fecha, las noches tranquilas, oscuras y silenciosas que caracterizan al pueblo se ven alteradas por la llegada de camionetas 4×4 polarizadas, generadores eléctricos, altoparlantes y hasta fuegos artificiales. La mezcla de gente que se encuentra es interesante. Se puede distinguir fácilmente entre aquellos que aún viven en La Higuera: generalmente más retraídos, tímidos, con chanclas en sus pies, ropa de campo con restos de alguna carneada o de la arriada de ganado; con los higuerenses que hoy viven lejos de su tierra: ropa más citadina, jeans, zapatillas Nike, cortes de cabellos que utilizan jugadores de fútbol, y buzos. Como también a simple vista se divisa a las personalidades más pudientes, ya que ostentan ropa de marcas europeas o norteamericanas, pieles y peinados cuidados, maquillajes, zapatos de cuero fino y una presencia que detenta un aire de superioridad.
Todo ello a unos 200 metros de la escuela, hoy museo, donde aún retumban en las paredes como un eco infinito las últimas palabras del “hombre más completo del mundo”, según Sartre: “Póngase sereno, está usted por matar a un hombre”.
Octubre será de fiesta. Se cumplen 50 años de la muerte del revolucionario que hizo que La Higuera ya no fuera la misma. Diez mil personas esperan que lleguen -o consigan llegar- a este pueblo de 50 almas y se lleven un poquito de esta tierra en el corazón, tal como le sucedió a quien escribe estas líneas.

(Tomado de Rebelión)



Guerrilla del Che en Bolivia: A 50 años de la masacre de la retaguardia

Publicado en: La columna del Che

31 agosto 2017 

CUBADEBATE

Un mural firmado por Espíndola y Saavedra que se levanta en el terreno donde fueron enterrados los caidos el 31 de agosto de 1967 recuerda a Tania y a sus compañeros.
Un mural firmado por Espíndola y Saavedra que se levanta en el terreno donde fueron enterrados los caidos el 31 de agosto de 1967 recuerda a Tania y a sus compañeros.

El 31 de agosto de 1967 la columna de la retaguardia guerrillera, del pequeño ejército insurgente dirigido por Ernesto Che Guevara en Bolivia, fue aniquilada en el cruce entre los ríos Camirí y Grande, víctima de una delación.
Murieron tratando de hacer frente a la emboscada, en disposición de combate, el jefe de aquel grupo, el Comandante cubano Juan Vitalio Acuña (Joaquín), segundo al mando del Che. Otro compatriota de Vilo: el teniente Israel Reyes Zayas (Braulio). También coterráneo era Gustavo Machín Hoed de Beche (Alejandro). Todos habían sido destacados combatientes del Ejército Rebelde en la lucha por la liberación de Cuba de fines de los años 50.
La argentino-alemana Haydée Tamara Bunke Bider, quien pasara a la historia como la legendaria Tania la Guerrillera, la única mujer integrante de esas fuerzas, perdió la vida en la masacre; así como el peruano José Restituto Cabrera Flores (El Negro) y los bolivianos Apolinar Aquino Quispe (Polo), Walter Arencibia Ayala (Walter), Moisés Guevara Rodríguez (Guevara o Moisés) y Freddy Maymura Hurtado (Médico o Ernesto). Freddy, apresado vivo, fue asesinado días más tarde, sin ceder a las torturas ni traicionar a la causa.
El Che, quien llevaba jornadas preocupado por la falta de contactos entre su columna de vanguardia y la de retaguardia, consignó en su Diario el dos de septiembre de 1967: “La radio trajo una noticia fea sobre el aniquilamiento de un grupo de hombres dirigido por un cubano llamado Joaquín en la zona de Camiri; sin embargo, la noticia la dio La Voz de las Américas y las emisoras locales no han dicho nada.”
La vil delación del campesino Honorato Rojas, quien había sido guía y dado albergue la noche anterior al grupo de combatientes, posibilitó que una división con asiento en Santa Cruz esperara el cruce de la tropa por el vado, donde los ametrallaron desde las dos orillas.
La VIII División del Ejército boliviano realizó la masacre del grupo de la retaguardia comandado por Joaquín en la jurisdicción de la IV, y el escenario real fue el Vado de Puerto Mauricio, en el Río Grande, distante varios kilómetros de Vado del Yeso, sitio donde falsamente tuvieron que ubicar los hechos en el parte militar porque era un punto de su zona de operaciones.
La separación de la fuerza combatiente de retaguardia con el resto de la columna había ocurrido el 17 de abril en el lugar llamado Bella Vista, cercano al río Ikira. Che le dio la instrucción a Joaquín de esperarlo por esa zona durante tres días, pues él debía usar ese tiempo para facilitar la salida por el rumbo de Mayupampa de Regis Debray (Danton) y Ciro Roberto Bustos (Carlos).
Sin embargo, adversidades de la vida y la geografía conspiraron para que ambas columnas no volvieran a encontrarse nunca más. Las circunstancias hicieron que se perdiera el contacto entre la vanguardia y la retaguardia. Por lo que nunca más se reagrupó el pequeño ejército guerrillero.


LOS INTEGRANTES DE LA RETAGUARDIA

Joaquín, firme hasta el final

joaquin

Aquel jefe que dirigió hasta el final ejemplarmente a su pequeña tropa, había nacido 42 años atrás en la finca La Conchita, en Purial de Vicana, Sierra Maestra, en un hogar humildísimo de techo de guano y piso de tierra. Juan Vitalio Acuña, cariñosamente llamado Vilo, era alegre, un improvisador de décimas guajiras; se rebeló contra la injusticia que contemplaba en los campos y el 24 de abril de 1957 partió de la casa materna junto con otros compañeros a unirse a la guerrilla encabezada por Fidel Castro.
Vilo participó como soldado de filas en el combate del Uvero y después de la acción entró en contacto con el Che cuando este, en su condición de médico, asumió la tarea de trasladar a los heridos. Pronto aquilató las cualidades del campesino de Purial de Vicana y lo situó como jefe de la vanguardia de su escuadra. Al crearse la columna 4 del Ejército Rebelde comandada por el Che, Vilo, ya ascendido a teniente, pasó a la retaguardia como segundo de Ciro Redondo, y a la muerte de este en el combate de Mar Verde, lo sustituyó en el mando. Su eficaz acción en la guerrilla le mereció los grados de capitán por orden de Fidel y en noviembre de 1958 este lo ascendió a comandante y se dispuso a organizar su propia columna, al frente de la cual combatió hasta la victoria.
Entró con el Comandante en Jefe a La Habana el 8 de enero de 1959. Y comenzó entonces para Vilo una etapa de responsabilidades militares. Por su brillante trayectoria al servicio de la Revolución, al constituirse el Comité Central del Partido, fue nombrado uno de sus miembros.
Cuentan que para incorporarse al proyecto libertador del Che con base en Bolivia, Vilo tuvo que bajar, en breve tiempo, de 240 a 180 libras. Recibió el nombre de Joaquín en la guerrilla boliviana y se desempeñó como segundo jefe del destacamento convertido poco después en Ejército Nacional de Liberación de Bolivia.
Al frente de la retaguardia quedó en el mes de abril, por órdenes del Che, con algunos combatientes, los enfermos y custodiando a los de la “resaca”, potenciales desertores. Debía esperar su regreso, que ocurriría en pocos días, pero nunca volverían a reencontrarse. En ese tiempo, junto a sus hombres y a una mujer, Tania, resistieron el acoso permanente del ejército, soportaron el hambre, sufrieron la limitación de movimientos debido a los enfermos del grupo y lastrados por los integrantes de la “resaca” que fueron desertando. El propio Joaquín avanzaba penosamente por carecer de calzado, pero nada pudo vencerlos, solo la traición.


Tania, mujer valiente y revolucionaria de verdad

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Así la calificó el también integrante de la guerrilla, el boliviano Inti Peredo, al rendirle homenaje a Tamara Bunke, Tania, quien nunca permitió un trato especial en el destacamento por ser mujer.
De padre alemán y madre soviética nació en noviembre de 1937, en Argentina, adonde sus progenitores habían emigrado para huir de la persecución nazi. Concluida la guerra, la familia regresó a la entonces República Democrática Alemana, donde Tamara se incorporó a la Juventud Libre Alemana y posteriormente se afilió al Partido Socialista Unificado de Alemania.
Conoció al Che en 1960, cuando este viajó a esa nación al frente de una delegación comercial y se convirtió en su intérprete. Ya ella simpatizaba con la Revolución cubana. En una fecha tan temprana como el 2 de enero de 1959 escribió: “Estamos locos de contento por las noticias de Cuba. Esperamos a cada momento novedades. Dice la radio que los rebeldes entraron en Santiago”.
Vino a la tierra de Martí en 1961 y aquí fue traductora, alfabetizó, ingresó en las milicias, los CDR, la FMC, con cuya dirección nacional trabajó en tareas de divulgación, matriculó en la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana…
En 1964, como ella misma confesó, recibió la mayor emoción de su vida cuando el Che le explicó la difícil misión que le aguardaba, luego de recibir rigurosos entrenamientos: radicarse en Bolivia, establecer vínculos con las fuerzas armadas y la cúpula burguesa de poder, viajar por el interior del país, estudiar las formas de explotación de obreros y campesinos, y esperar un contacto. Cuando este se produjo, más de un año después, fue felicitada por el trabajo realizado y se le comunicó que le había sido concedida la militancia en el Partido Comunista de Cuba.
Ese fue el resultado de la labor de la supuesta etnóloga Laura Gutiérrez Bauer, cuya verdadera identidad permaneció oculta hasta que desertores de la guerrilla la pusieron en evidencia, con lo que se perdieron, como señaló el Che, dos años de trabajo bueno y paciente. Tania pasó entonces a la inmortalidad como guerrillera.


Alejandro: “Véanme en la Revolución”

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Antes de partir a la misión internacionalista que le esperaba en Bolivia, Gustavo Machín Hoed De Beche les escribió una extensa carta a sus dos hijos en la que les decía: “Véanme en la Revolución. Quieran a su madre y a Fidel y me estarán queriendo a mí”.
Tavo, como lo conocían familiarmente, nació en La Habana, el 1° de febrero de 1937 en el seno de una familia burguesa. Cuando su madre quedó sola, se trasladó con su descendencia a casa del abuelo, Alejandro Hoed De Beche, quien por haber sido comandante del Ejército Libertador influyó decisivamente en el niño.
Siendo un adolescente a Tavo lo suspendieron como socio del aristocrático Miramar Yatch Club al desobedecer la prohibición de uno de sus directivos por llevar a sus amigos del equipo de pelota, integrado por blancos y negros pobres que estaban sudorosos y querían tomar un refresco.
Después de estudiar en el colegio católico La Salle ingresó en la Universidad de La Habana, en la Escuela de Derecho, entonces comenzó una trayectoria de leyenda dentro de la lucha estudiantil que lo obligó a salir clandestinamente del país rumbo a Estados Unidos, posteriormente regresó a Cuba a bordo de una expedición y con las armas que trajo se abrió el frente del Directorio Revolucionario en el Escambray.
No obstante retornó a la batalla clandestina en La Habana y derrochó audacia en acciones como el atentado al ministro del Interior del régimen, Santiago Rey, y el ataque a la 15ta. Estación de policía, hasta que, junto a su amigo y compañero de luchas e ideales Raúl Díaz Argüelles fueron reclamados en el Escambray y ascendidos a comandantes.
Luego del triunfo revolucionario ocupó cargos como viceministro de Hacienda, administrador de Cubanitro y viceministro de Industrias. Más adelante logró realizar su deseo de formar parte activa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y llegó a ser jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército de Matanzas.
En carta al Che le pidió incorporarse a la batalla por la liberación de otros pueblos y fue aceptado en el contingente que partió a Bolivia, donde se convirtió en Alejandro, con la responsabilidad de jefe de operaciones. Por problemas de salud tuvo que quedarse en abril con el grupo de la retaguardia. Su comportamiento estuvo a la altura de las enseñanzas recibidas de su abuelo mambí y de su compromiso con un futuro mejor para los pueblos.


Braulio: junto al Che en el Congo y en Bolivia

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Tal vez por su piel negrísima podía confundirse con un congolés, pero Israel Reyes Zayas había nacido en Cuba, el 9 de octubre de 1933 en las alturas de La Marsella, en la Sierra Maestra, y se encontraba tan lejos de su patria con el sobrenombre de Aziri, acompañando al Che en su misión internacionalista.
Los años de penurias, vividos en su infancia, adolescencia y juventud, de constante peregrinar, sumados a una humillación sufrida a manos de un cabo de la Guardia Rural, lo motivaron a alzarse. Se incorporó primero a la columna 6 comandada por Raúl Castro y pronto se volvió un destacado integrante del II Frente Oriental Frank País. Se estrenó como combatiente en el ataque al central Soledad, al que se sumaron otras acciones como la de Ocujal de Mayarí y la toma de San Luis. Y al terminar la guerra entró al Cuerpo de la Policía Rebelde.
En 1959 integró la escolta del comandante Manuel Piñeiro, quien lo ascendió a sargento. Meses después fue escolta del comandante Raúl Castro, y al regreso de un viaje de este a Perú, Venezuela y Chile, fue segundo jefe de las obras en Cayo Largo del Sur y ascendido a teniente, más tarde lo nombraron segundo jefe de las obras del Parque Nacional Sierra Maestra en el Pico Cuba.
Después de cursar estudios militares y ocupar diversas responsabilidades alcanzó el grado de primer teniente, el cual poseía al solicitar su incorporación de la lucha por la liberación de otros pueblos.
En la guerrilla boliviana, donde pasó a formar parte del grupo de la retaguardia con el nombre de Braulio, se caracterizó por su agilidad, fortaleza física y su facilidad de orientarse y de guiar a sus compañeros.

Moisés, Polo, Walter y Ernesto, héroes de su tierra


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Moisés Guevara, oriundo de Cataricahua, campamento de la mina de Huanuni, en el departamento de Oruro, trabajó inicialmente como minero, posteriormente se ganó una beca de la Corporación Minera de Bolivia y en Chile se hizo técnico en Seguridad Industrial, lo que le permitió ganar un mayor salario, pero transcurrido un tiempo decidió regresar con sus antiguos compañeros. Fundó el Partido Comunista en Cataricahua, del cual se separó para crear una nueva organización, y fue dirigente del sindicato en Huanuni. Sufrió prisión y expulsión del trabajo, y como era partidario de la lucha armada no dudó en sumarse al destacamento del Che con varios hombres y fue destinado al centro. Varias veces se dirigió en quechua a los soldados y a los pobladores para convencerlos de la justeza de la causa que había abrazado. Permaneció enfermo con el grupo de la retaguardia hasta su caída en la emboscada de Puerto Mauricio.

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Apolinar Aquino Quispe, Polo, fue escogido en los inicios de la guerrilla para atender la finca de Ñancahuazú, aunque al mes siguiente solicitó su incorporación al destacamento como combatiente. Procedía del poblado de Viacha, capital de la provincia de Ingavi, en el departamento de La Paz. Era obrero de una fábrica de pastas alimenticias y también dirigente sindical. Al llegar a la finca el 7 de noviembre de 1966, el Che escribió en su diario que había encontrado a tres trabajadores del Partido, entre los cuales se encontraba Polo, como lo habían nombrado en la guerrilla, donde fue destinado a la retaguardia. Se mantuvo con sus compañeros resistiendo las más duras pruebas hasta que balas del ejército segaron su vida.

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Walter Arencibia Ayala resultó ser uno de los más entusiastas organizadores del movimiento de solidaridad con la Revolución cubana que se desarrolló en la mina Siglo XX. Había nacido en el poblado de Macha, perteneciente al departamento de Potosí, militaba en la Juventud Comunista y sufrió la represión desatada por el Gobierno sobre los aguerridos trabajadores de las minas. Integró la guerrilla como parte de la retaguardia. Aquel 31 de agosto su sangre se mezcló junto con la de los combatientes de la nación que tanto defendió.

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Freddy Maymura, nacido en la ciudad de Trinidad, del departamento boliviano de El Beni, e hijo de un comerciante de origen japonés, en 1962 viajó a Cuba con el propósito de estudiar medicina y se sumó a los trabajos voluntarios, movilizaciones para la defensa del país y formó parte de un grupo de la Juventud Comunista junto con otros bolivianos que estudiaban aquí.
El 27 de noviembre de 1966 el Che recogió en su diario la llegada del nuevo combatiente, que a partir de entonces se llamó Ernesto o Médico, e integró la retaguardia.
El 31 de agosto logró salir con vida de la emboscada, pero lo apresaron junto con el miembro de la “resaca” José Castillo Chávez, Paco: “Comenzaron a interrogarnos —relató años después— y pedían que identificáramos a los compañeros caídos, pero Freddy se negó a hablar. Los militares pensaban que era cubano, porque no respondía a ninguna de las preguntas. Comenzaron a torturarlo para que hablara, pero no quiso hablar y le dispararon por un brazo. Por la noche, cerca de la arena del río, lo asesinaron”.


(Con información de ACN y Trabajadores)


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