viernes, 13 de octubre de 2017


Venezuela y otras dos postales geopolíticas de la guerra fría del siglo XXI
LOS FOCOS SON AMÉRICA LATINA, MEDIO ORIENTE Y EURASIA

Varios actores geopolíticos han cambiado sus posiciones para dar una vuelta de tuerca a los diferentes escenarios de conflicto global que enfrentan a dos bloques claramente diferenciados: los Estados Unidos junto con sus aliados neoliberales en Europa y el bloque emergente que reúne a Rusia, China, Irán y Venezuela, entre otros socios emergentes.

Venezuela-Rusia: infraestructura petrolera y desdolarización

Luego de su gira relámpago por algunos países, el presidente Nicolás Maduro se refirió al "nuevo mundo al que Venezuela pertenece, un mundo multipolar que nos respeta". Y remató: "Todo un mundo nuevo se está abriendo a Venezuela gracias a las sanciones de Trump".
De hecho, luego de que el jefe de la Casa Blanca firmara una reciente orden ejecutiva contra Venezuela, el país ha buscado formas y conductos que pudieran servir para esquivar las sanciones financieras, evitar una excesiva carga sobre la economía y finanzas nacionales, y al mismo tiempo reforzar las relaciones con el bloque emergente que está poniendo en entredicho la hegemonía estadounidense.
El arribo del presidente Maduro al Foro Internacional de Energía en Rusia significó presencia, voz y voto en las reuniones que se dieron con empresarios, ministros y representantes de actores petroleros de alto calibre. El plan de la diplomacia venezolana por lograr un consenso en el seno de la OPEP y con otros países no OPEP para lograr recortes de producción y estabilizar el precio del crudo internacional ha puesto a Venezuela en la primera línea de referencia global, además de poseer las mayores reservas petrolíferas del mundo.
Como respuesta a la diplomacia petrolera liderada por Venezuela y Rusia, los precios del petróleo tuvieron un fuerte repunte este martes 10 de octubre debido al compromiso de la OPEP a continuar con el recorte en la producción. Reseña Portafolio de Colombia que "el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) subió con fuerza un 2,70% y cerró en 50,92 dólares el barril, con lo que recuperó la barrera de los 50 dólares y terminó en su nivel más alto desde el pasado 29 de septiembre".
A raíz de todas estas circunstancias, la reunión bilateral entre el presidente venezolano y su par ruso, Vladimir Putin, en Moscú reforzó la cooperación entre ambos países en materia petrolera. Conversaron sobre nuevos mecanismos de transporte y venta de crudo de Venezuela, que incluye su comercialización en rublos, acorde a la medida que tomara el Gobierno sobre la aplicación de una nueva canasta de pagos que incluye también al rupí de la India, el euro y el yuan chino.
Además de la profundización de las inversiones rusas en Venezuela, se negociaron facilidades financieras para el país y el esquema de una canasta de monedas para las reservas internacionales que incluye el tipo de cambio ruso, buscando quitarle peso a la dependencia histórica del dólar y el sistema financiero occidental.
Este blindaje de las relaciones ruso-venezolanas significa el reforzamiento de la alineación de Venezuela en el bando de los países que tienen por política exterior la multipolaridad, y por ende el enfrentamiento con los Estados Unidos. Este es un punto álgido de la nueva "guerra fría" que disputa la hegemonía militar y financiera estadounidense.

Rusia-Arabia Saudí: Siria y mercado petrolero

El conflicto en Siria ha redibujado el mapa de intereses en Medio Oriente, sobre todo con la asunción de Rusia y las consecutivas victorias que ayudó al gobierno sirio a retomar su territorio jurídico. Los grupos mercenarios (Estado Islámico, Al-Qaeda, entre otros) fueron soportados por varios actores en la región, entre ellos Israel, Turquía y otros países del Golfo como Arabia Saudí.
Siendo el reinado de la casa de los Saud uno de los principales aliados de los Estados Unidos en Medio Oriente, Rusia logró equilibrar la balanza a su favor y de sus aliados (Irán, Irak, Líbano, la misma Siria) con su intervención solicitada en el conflicto sirio. Debido a la estrategia aplicada por el gobierno de Vladimir Putin, Arabia Saudí ha reconsiderado durante este año su relación con el gobierno de Donald Trump para abrir canales de negociación con Rusia.
Los intereses son varios. Tanto lo relacionado a las guerras en la región (Siria, Yemen, Libia) que Rusia puja para que todas las partes involucradas cesen el apoyo a los terroristas, como al mercado petrolero. La reunión del rey Salman a Moscú en días recientes fue la confirmación de que el trabajo en conjunto comienza de manera profusa.
La cooperación bilateral abarca las esferas energética, técnico-militar, de energía nuclear, en agricultura, turística, medicinal e infraestructural. Prensa Latina reseña: "Unos 25 proyectos de inversiones se debatieron en el encuentro, con presencia de más de 100 compañías sauditas, y se creó el depósito para energía entre el Fondo Ruso de Inversiones Directas y la compañía petrolera Saudi Aramco. Otros mil millones de dólares tendrá el fondo de inversiones en la esfera tecnológica".
Además, dice la agencia cubana, "Saudi Aramco, la mayor compañía por reservas y extracción de crudo, también podría comprar gas licuado ruso, mientras que prevé desarrollar con Gazprom Neft tecnologías de extracción e, incluso, acordar la explotación conjunta de nuevos yacimientos".
Arabia actualmente tiene una lucha interna por la sucesión del actual rey y una crisis de alto calibre por los costos políticos, militares y económicos de la guerra cotra Yemen, lo que complica su papel como protector de los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región y especialmente contra Irán. La fotografía al mismo tiempo que describe un momento de quiebre en lo geopolítico, también replantea los equilibrios de poder en Medio Oriente en relación a los dos grandes bloques en disputa.
Con el tiempo se verá cuál agenda se impondrá en el marco de la "guerra fría" de este siglo XXI. Lo que sí es cierto es que esta cooperación ruso-saudí es considerada un "terremoto (geopolítico) en Medio Oriente".

Irán-Turquía: relación comercial y Kurdistán iraquí

Asunto primordial, el independentismo kurdo en Irak es una agenda que compete a varios países en Medio Oriente, así como la guerra en Siria que está concluyendo a favor del gobierno de Bashar Al Assad y sus aliados.
El 4 de octubre, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, viajó a Teherán para reunirse con su homólogo iraní Hassan Rouhani y posteriormente con el Ayatolá Alí Jameini, máximo líder espiritual y político de Irán.
El foco de los encuentros, por supuesto, fue el referéndum que consultó a kurdos en Irak sobre su posible separación para erigirse como Estado autónomo. Agenda que pone en riesgo la unidad territorial, política, jurídica y económica de una importante región estratégica en Medio Oriente, y que busca tener consecuencias secesionistas asimismo en Siria (al norte), Turquía (al sur-este) e Irán (nor-occidente). En ese sentido, ambos países buscan acciones conjuntas que frenen la agenda kurda, respaldada por otros actores en confrontación con los gobiernos iraní y turco.
Luego de la reunión, Erdogan afirmó que "un referéndum (kurdo) que se ha organizado junto con el Mossad (agencia de inteligencia israelí) no tiene legitimidad". Israel, de hecho, es el único actor en Medio Oriente que apoya el independentismo kurdo en Irak. Por ello, entre Irán, Turquía y el gobierno constitucional de Irak decidieron recientemente imponer sanciones contra el Kurdistán iraquí.
Erdogan y Rouhani además lideraron la cuarta reunión del Consejo de Cooperación de Alto Nivel Turquía-Irán, un organismo creado en Ankara (capital turca) en 2014. En ese marco, los presidentes decidieron estrechar sus relaciones económicas e incrementar en 30 mil millones de dólares el intercambio entre ambos países para el próximo año. El incremento de la exportación de gas desde Turquía hasta Irán también fue propuesta.
Consecuencia de esta reunión de alto nivel, también se prevé el intercambio comercial entre Irán y Turquía en sus respectivas monedas nacionales para evitar el uso de las divisas del euro y el dólar. Un gesto para nada favorable a la influencia del dólar como referencia regional en la sensible región de Medio Oriente, más viniendo de Turquía que hasta hace un año y algo más era un aliado sustancial para los planes de Estados Unidos.
Turquía, miembro de la OTAN, se ha alejado de su entonces aliado Estados Unidos por el involucramiento de éste en un fallido golpe de Estado, según denunciara en su momento Erdogan. Esa vuelta de tuerca en la región ha sido aprovechada por Rusia e Irán para atraer a Erdogan a la estrategia de desescalamiento del conflicto sirio, con el cese de apoyo logístico y militar que otorgaba Turquía a los grupos mercenarios en Siria. Un cambio de coordenadas altamente sensible y definitorio para la ubicación geopolítica de Medio Oriente, que busca aliados al otro extremo de Washington.
Estas tres postales denotan un cambio estratégico de alineación en la postura de ciertos actores de mayor peso en la estructura geopolítica mundial, y ellas mismas sintetizan el momento histórico global expresa la debilitada hegemonía estadounidense, que merma cada vez más debido a los empeños, entre otros, de Rusia, China e Irán por imponerse como fuerza dominante en el tablero geopolítico global. 
TOMADO DEhttp: http://misionverdad.com

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